miércoles, 30 de noviembre de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO 1 DE DICIEMBRE 2022

 Mt 7,21.24-27: El que hace la voluntad del Padre entrará en el Reino de los cielos.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

- «No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo.

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.

El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente.»



Jesús, el que viene, viene precisamente a eso, a cumplir la voluntad del Padre. No viene a contentar a un bando o el otro, sino sólo a cumplirla y ello significa que Él está plenamente disponible al Padre.


Por eso no se derrumba su casa a pesar de encontrar oposición. Porque en el momento de la muerte, siguió siendo fiel y siguió encontrando la fuerza en el Padre. A Él le reza continuamente y en Él confía plenamente. 


¿Y nosotros confiamos plenamente, intentamos hacer la voluntad del Padre?

martes, 29 de noviembre de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 30 DE NOVIEMBRE DE 2022

Mt 4,18-22: Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.


En aquel tiempo, pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: -«Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.» Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.



Llama la atención la inmediatez de la respuesta. Y contrasta con la lentitud de nuestra respuesta...

Muchos autores espirituales hablan de la mirada de Jesús. Tenía que ser irresistible...Tanto es así que dejaron todo, incluso a su familia.

Aquello de Jeremías: "me seduciste, Señor y me dejé seducir".

Sería bueno en este día de San Andrés, refrescáramos las llamadas que el Señor nos hace y en el silencio del corazón, sintiéramos su voz y su mirada.

Con el permiso, les añado a continuación, la catequesis de Benedicto XVI sobre San Andrés.

Lo primero que impresiona en Andrés es el nombre: no es hebreo, como uno se esperaría, sino griego, signo indicativo de una cierta apertura cultural de su familia. Nos encontramos en Galilea, donde el idioma y la cultura griega están bastante presentes. En las listas de los doce, Andrés se encuentra en segundo lugar, en Mateo (10,1-4) y en Lucas (6,13-16), o en el cuarto lugar, en Marcos (3,13-18) y en los Hechos de los Apóstoles (1,13-14). En todo caso, sin duda tenía un gran prestigio dentro de las primeras comunidades cristianas.


El lazo de sangre entre Pedro y Andrés, así como la llamada común que les dirigió Jesús, son mencionados expresamente en los Evangelios. Puede leerse: «Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores. Entonces les dijo: "Seguidme, y yo os haré pescadores de hombres"» (Mateo 4,18-19; Marcos 1,16-17). Por el cuarto Evangelio sabemos otro detalle importante: en un primer momento, Andrés era discípulo de Juan Bautista; y esto nos muestra que era un hombre que buscaba, que compartía la esperanza de Israel, que quería conocer más de cerca la palabra del Señor, la presencia del Señor. Era verdaderamente un hombre de fe y de esperanza; y un día escuchó que Juan Bautista proclamaba a Jesús como «el cordero de Dios» (Juan 1, 36); entonces, se movió, y junto a otro discípulo, cuyo nombre no es mencionado, siguió a Jesús, quien que era llamado por Juan «cordero de Dios». El evangelista refiere: «vieron donde vivía y se quedaron con él» (Juan 1, 37-39). Andrés, por tanto, disfrutó de momentos de intimidad con Jesús. La narración continúa con una observación significativa: «Uno de los dos que oyeron las palabras de Juan y siguieron a Jesús era Andrés, el hermano de Simón Pedro. Al primero que encontró fue a su propio hermano Simón, y le dijo: "Hemos encontrado al Mesías", que traducido significa Cristo», y le condujo hacia Jesús (Juan 1,40-43), demostrando inmediatamente un espíritu apostólico fuera de lo común. Andrés, por tanto, fue el primer apóstol que recibió la llamada y siguió a Jesús. Por este motivo la liturgia de la Iglesia bizantina le honra con el apelativo de «Protóklitos», que significa el «primer llamado». Por la relación fraterna entre Pedro y Andrés, la Iglesia de Roma y la Iglesia de Constantinopla se sienten de manera especial como Iglesias hermanas entre sí. Para subrayar esta relación, mi predecesor, el Papa Pablo VI, en 1964, restituyó la insigne reliquia de san Andrés, hasta entonces custodiada en la Basílica vaticana, al obispo metropolita ortodoxo de la ciudad de Patrás, en Grecia, donde según la tradición, el apóstol fue crucificado.


Las tradiciones evangélicas mencionan particularmente el nombre de Andrés en otras tres ocasiones, permitiéndonos conocer algo más de este hombre. La primera es la de la multiplicación de los panes en Galilea. En aquella ocasión, Andrés indicó a Jesús la presencia de un muchacho que tenía cinco panes de cebada y dos peces: muy poco --constató-- para toda la gente que se había congregado en aquel lugar (Cf. Juan 6, 8-9). Vale la pena subrayar el realismo de Andrés: había visto al muchacho, es decir, ya le había planteado la pregunta: «Pero, ¿qué es esto para toda esta gente?» (ibídem) y se dio cuenta de la falta de recursos. Jesús, sin embargo, supo hacer que fueran suficientes para la multitud de personas que habían ido a escucharle. 


La segunda ocasión fue en Jerusalén. Saliendo de la ciudad, un discípulo le mostró el espectáculo de los poderosos muros que sostenían el Templo. La respuesta del Maestro fue sorprendente: dijo que de esos muros no quedaría piedra sobre piedra. Entonces Andrés, junto a Pedro, Santiago y Juan, le preguntó: «Dinos cuándo sucederá esto y cuál será la señal de que ya están por cumplirse todas estas cosas» (Marcos 13,1-4). Como respuesta a esta pregunta, Jesús pronunció un importante discurso sobre la destrucción de Jerusalén y sobre el final del mundo, invitando a sus discípulos a leer con atención los signos del templo y a mantener siempre una actitud vigilante. De este episodio podemos deducir que no tenemos que tener miedo de plantear preguntas a Jesús, pero al mismo tiempo, tenemos que estar dispuestos a acoger las enseñanzas incluso sorprendentes y difíciles que Él nos ofrece.  


En los Evangelios se registra, por último, una tercera iniciativa de Andrés. El escenario sigue siendo Jerusalén, poco antes de la Pasión. Con motivo de la fiesta de la Pascua, narra Juan, habían venido a la ciudad santa algunos griegos, quizá prosélitos o temerosos de Dios, para adorar al Dios de Israel en la fiesta de Pascua. Andrés y Felipe, los dos apóstoles con nombres griegos, hacen de intérpretes y mediadores de este pequeño grupo de griegos ante Jesús. La respuesta del Señor a su pregunta parece enigmática, como sucede con frecuencia en el Evangelio de Juan, pero precisamente de este modo se revela llena de significado. Jesús dice a sus discípulos y, por su mediación, al mundo griego: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de trino no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere da mucho fruto» (Juan 12, 23-24). ¿Qué significan estas palabras en este contexto? Jesús quiere decir: sí, mi encuentro con los griegos tendrá lugar, pero el mío no será un coloquio sencillo y breve con algunas personas, llevadas sobre todo por la curiosidad. Con mi muerte, comparable a la caída en la tierra de un grano de trigo, llegará la hora de mi glorificación. De mi muerte en la cruz surgirá la gran fecundidad: el «grano de trigo muerto» --símbolo de mi crucifixión-- se convertirá, en la resurrección, en pan de vida para el mundo: será luz para los pueblos y las culturas. Sí, el encuentro con el alma griega, con el mundo griego, tendrá lugar en esa profundidad a la que hace referencia el grano de trigo que atrae hacia sí las fuerzas de la tierra y del cielo y se convierte en pan. En otras palabras, Jesús profetiza la Iglesia de los griegos, la Iglesia de los paganos, la Iglesia del mundo como fruto de su Pascua.


Tradiciones muy antiguas consideran que Andrés, quien transmitió a los griegos estas palabras, no sólo es el intérprete de algunos griegos en el encuentro con Cristo que acabamos de recordar, sino que es considerado como el apóstol de los griegos en los años que siguieron a Pentecostés; nos dicen que en el resto de su vida fue el anunciador y el intérprete de Jesús para el mundo griego. Pedro, su hermano, llegó a Roma desde Jerusalén, pasando por Antioquía, para ejercer su misión universal; Andrés, por el contrario, fue el apóstol del mundo griego: de este modo, tanto en la vida como en la muerte, se presentan como auténticos hermanos, una fraternidad que se expresa simbólicamente en la relación especial de las sedes de Roma y de Constantinopla, Iglesias verdaderamente hermanas.


Una tradición sucesiva, como decía, narra la muerte de Andrés en Patras, donde también él sufrió el suplicio de la crucifixión. Ahora bien, en aquel momento supremo, como su hermano Pedro, pidió ser colocado en una cruz diferente a la de Jesús. En su caso, se trató de una cruz en forma de equis, es decir, con los dos maderos cruzados diagonalmente, que por este motivo es llamada «cruz de san Andrés». Esto es lo que habría dicho en aquella ocasión, según una antigua narración (inicios del siglo VI), titulada «Pasión de Andrés»: «Salve, oh Cruz, inaugurada por medio del cuerpo de Cristo, que te has convertido en adorno de sus miembros, como si fueran perlas preciosas. Antes de que el Señor subiera sobre ti, provocabas un temor terreno. Sin embargo, ahora, dotada de un amor celeste, te has convertido en un don. Los creyentes saben cuánta alegría posees, cuántos regalos deparas. Confiado, por tanto, y lleno de alegría, vengo para que tú también me recibas exultante como discípulo de quien fue colgado de ti... Cruz bienaventurada, que recibiste la majestad y la belleza de los miembros del Señor..., tómame y llévame lejos de los hombres y entrégame a mi Maestro para que a través de ti me reciba quien por medio de ti me ha redimido. ¡Salve, oh Cruz, sí, verdaderamente, salve!». Como podemos ver, nos encontramos ante una espiritualidad cristiana sumamente profunda, que ve en la Cruz, más que un instrumento de tortura, el medio incomparable de una asimilación plena con el Redentor, con el Grano de trigo caído en la tierra. Tenemos que aprender una lección muy importante: nuestras cruces alcanzan valor si son consideradas y acogidas como parte de la cruz de Cristo, si son tocadas por el reflejo de su luz. Sólo por esa Cruz también nuestros sufrimientos quedan ennoblecidos y alcanzan su verdadero sentido.


Que el apóstol Andrés nos enseñe a seguir a Jesús con prontitud (Cf. Mateo 4, 20; Marcos 1, 18), a hablar con entusiasmo de Él a todos aquellos con los que nos encontramos, y sobre todo a cultivar con Él una relación de auténtica familiaridad, conscientes de que sólo en Él podemos encontrar el sentido último de nuestra vida y de nuestra muerte.

lunes, 28 de noviembre de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 29 DE NOVIEMBRE DE 2022

 Lc 10,21-24: Jesús, lleno de la alegría del Espíritu Santo.


En aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús:

- «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar.»

Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:

- «¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.»


En el día de ayer, en la misa, hablábamos que la Iglesia nos va poniendo cada día una pequeña píldora para prepararnos en la acogida a Jesús. Estas lecturas no son continuas.


En el día de ayer, admirábamos la fe del centurión, que se reconoció “no digno” e insistíamos en que el primer paso de este camino de adviento es la conciencia de indignidad. 


Hoy, Jesús remarca esta idea, dado que agradece al Padre que sólo revela a los sencillos. Por ello, sigamos intentando, esforzándonos para hacernos pequeños, sencillos, indignos, pero amados por Dios…y démosle inmensas gracias porque Jesús viene sobre todo a los pequeños en su corazón.

domingo, 27 de noviembre de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 28 DE NOVIEMBRE DE 2022

 Mt 8,5-11: Vendrán muchos de oriente y occidente al reino de los cielos.


En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:

- «Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho.»

Jesús le contestó:

- «Voy yo a curarlo.»

Pero el centurión le replicó:

- «Señor, no soy quien para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace.»

Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:

- «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.»



Comienza el tiempo de adviento y la Iglesia nos presenta en la primera feria, esta lectura. La curación del criado del centurión y la posterior alabanza en la fe de éste por parte de Jesús.


Y anuncia que vendrán muchos a verlo, oírlo, seguirlo, confiar en Él. El mismo Jesús nos anuncia lo grande que es. Está bien para empezar. Para tomarnos en serio este Adviento. Para tomarnos en serio su conocimiento, su seguimiento, su amistad. 


Vendrán de oriente y occidente, ¿qué hemos de dejar, renunciar para poder seguirle, escucharle?

CANTOS DEL TIEMPO ORDINARIO (Julio a Diciembre)

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ENTRADA


1

Vienen con alegría, Señor, cantando vienen con alegría, Señor, los que caminan por la vida, Señor, sembrando tu paz y amor.

Vienen trayendo la esperanza a un mundo cargado de ansiedad. A un mundo que busca y no alcanza caminos de amor y de amistad.


2

Reunidos en el nombre del Señor, que nos ha congregado ante su altar, celebremos el misterio de la fe, bajo el signo del amor y la unidad (bis)

1.-Tú, Señor, das sentido a nuestra vida, tu presencia nos ayuda a caminar. Tu Palabra es fuente de agua viva que nosotros sedientos a tu mesa venimos a buscar.


3

Alrededor de tu mesa, venimos recordar (bis) que tu Palabra es camino, tu Cuerpo fraternidad.

1.- Hemos venido a tu mesa, a renovar el misterio de tu amor, con nuestras manos manchadas, arrepentidos buscamos tu perdón.


INTERLECCIONAL


Tu Palabra me da vida, confío en Ti Señor. Tu Palabra es eterna, en ella esperaré.

Habla Señor, que tu hijo escucha. Habla Señor te quiero escuchar. Habla Señor, danos tu mensaje. Habla Señor, danos tu verdad (2).

Gracias te damos Señor por tu Palabra (3) 


OFERTORIO


4

1.-Por todos los hombres, Tú ya te nos das, comida y bebida para el caminar.

Aquí en nuestra Mesa, Tú te haces Altar, en Ti yo me ofrezco Señor para amar (bis)

2.-Ya no habrá más pobres, comida tendrán, Tú que te repartes y todos vendrán.

3.- Danos para siempre de ese tu pan y un Reino de vida se construirá.


5

En este mundo que Cristo nos da, hacemos la ofrenda del pan. El pan de nuestro trabajo sin fin, y el vino de nuestro cantar. Traigo ante Ti nuestra justa inquietud: amar la justicia y la paz.

Saber que vendrás, saber que estarás, partiendo a los pobres tu pan (bis)

La sed de todos los hombres sin luz,

la pena y el triste llorar, 

el odio de los que mueren sin fe,

cansados de tanto luchar.

En la patena de nuestra oblación,

acepta la vida, Señor.


6

Por los niños que empiezan la vida, por los hombres sin techo ni hogar. Por los pueblos que sufren la guerra, te ofrecemos el vino y el pan.

Pan y vino sobre el Altar, son ofrenda de amor. Pan y vino serán después tu Cuerpo y Sangre, Señor.

Por los hombres que viven unidos, por los hombres que buscan la paz. Por los pueblos que no te conocen, te ofrecemos el vino y el pan.


COMUNIÓN


7

Maestro, te seguiré a donde quiera que vayas, a donde quiera que vayas, te seguiré.

1.- Sígueme amigo, anda y vende lo que tienes y lo das al que es mendigo. Tú tendrás un tesoro en el cielo; Ven y sígueme.

2.-Sígueme amigo, que la mies es abundante y pocos los decididos. Tu palabra será vida eterna; Ven y sígueme.

3.- Sígueme amigo, abandona ya tus redes, porque yo te necesito. Tu serás pescador de los hombres; Ven y sígueme.


8

Una espiga dorada por el sol, el racimo que corta el viñador. Se convierten ahora en pan y vino de amor en el cuerpo y la sangre del Señor.

1.- Comulgamos la misma comunión, somos trigo del mismo sembrador, un molino la vida nos tritura con dolor, Dios nos hace eucaristía en el amor.

2.- Como granos que han hecho el mismo pan, como notas que tejen un cantar, como gotas de agua que se funden en el mar, los cristianos un cuerpo formarán.

3.- En la mesa de Dios se sentará como hijos su pan comulgarán una misma esperanza caminando cantarán, en la vida como hermanos se amarán.


9

Tan cerca de mí, tan cerca de mí, que hasta lo puedo tocar, Jesús está aquí.

1.- Le hablaré sin miedo al oído, le contaré las cosas que hay en mí, y que sólo a Él le interesarán: Él es más que un mito para mí.

2.- Mírale a tu lado caminando y paseándose en la multitud. Muchos ciegos van, porque no le ven, ciegos de ceguera espiritual.

3.- No busques a Cristo en lo alto, ni lo busques en la oscuridad. Muy cerca de ti, en tu corazón puedes adorar a tu Señor.


FINAL


10

Junto a ti María, como un niño quiero estar, tómame en tus brazos, guíame en mi caminar, quiero que me eduques, que me enseñes a rezar, hazme transparente, lléname de paz.

MADRE, MADRE (4)

Sálvame Virgen María, óyeme, te imploro con fe. Mi corazón en ti confía, Virgen María, sálvame (2)


11

Sois la semilla que ha de crecer, sois la estrella que ha de brillar, sois levadura, sois grano de sal, antorcha que ha de alumbrar.

Sois la mañana que vuelve a nacer, sois espiga que empieza a granar. Sois aguijón y caricia a la vez, testigos que voy a enviar.

Id amigos, por el mundo, anunciando el amor, mensajeros de la vida, de la paz y el perdón. Sed, amigos, los testigos, de mi resurrección, id llevando mi presencia, con vosotros estoy.

CANTOS DEL TIEMPO ORDINARIO (Enero a Junio)

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ENTRADA


1

El Señor nos llama y nos reúne, somos su pueblo, signo de unidad. Él está en medio de nosotros, sirve a la mesa nos reparte el pan..

1.- Por todos los caminos, nos sales al encuentro, por todos hemos visto, señales de tu amor. Tu pueblo se reúne, Señor, a bendecirte, a celebrar con gozo tu paso salvador.


2

Juntos cantando la alegría, de vernos unidos en la fe y el amor, juntos sintiendo en nuestras vidas, la alegre presencia del Señor.

 1.-Somos la Iglesia peregrina que Él fundó, somos un pueblo que camina sin cesar. Entre cansancios y esperanzas hacia Dios, nuestro amigo Jesús nos llevará.


3

Alegre la mañana que nos habla de Ti, alegre la mañana. (bis) 

1.- En nombre de Dios Padre, del Hijo y del Espíritu, salimos de la noche y estrenamos la aurora. Saludamos el gozo, de la luz que nos llega resucitada y resucitadora.


INTERLECCIONAL


ALELUYA, ALELUYA….



Gracias te damos, Señor, por tu Palabra (3)


OFERTORIO

4

Te ofrecemos Señor, este Pan y este Vino, que en tu Cuerpo y tu Sangre, quedarán convertidos (bis).

Con el vino y el pan, te ofrecemos el fruto de nuestro trabajo, la ilusión de vivir, el placer y el dolor, la alegría y el llanto.


5

Por los niños que empiezan la vida, por los hombres sin techo ni hogar. Por los pueblos que sufren la guerra, te ofrecemos el vino y el pan.

Pan y vino sobre el Altar, son ofrenda de amor. Pan y vino serán después tu Cuerpo y Sangre, Señor.

Por los hombres que viven unidos, por los hombres que buscan la paz. Por los pueblos que no te conocen, te ofrecemos el vino y el pan.


6

Quiero estar Señor, en tu presencia, quiero estar, Señor, junto a tu mesa. Y llevarte hoy, mis manos llenas, y entregarte hoy todo mi amor.

Tómalo y acéptalo, Señor, es mi cosecha. Tómalo, transfórmalo, Señor, en pura ofrenda.

-Con el pan, Señor, llevo mi vida. Con el cáliz van, van mis heridas. A tu altar, Señor, llevo mi espiga, a tu altar de amor, mi corazón.


COMUNIÓN


7

Como el Padre me amó, yo os he amado, permaneced en mi amor, permaneced en mi amor.

1.-Si guardáis mis palabras y como hermanos os amáis, compartiréis con alegría el don de la fraternidad. Si os ponéis en camino, sirviendo siempre a la verdad, fruto daréis en abundancia, mi amor se manifestará.

2.-No veréis amor más grande, como aquel que os mostré. Yo doy la vida por vosotros…Amad, como yo os amé, si hacéis lo que os mando y os queréis de corazón, compartiréis mi pleno gozo, de amar, como él me amó


8

1.-Tú has venido a la orilla, no has buscado ni a sabios ni a ricos. Tan sólo quieres que yo te siga.

Señor, me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi nombre. En la arena he dejado mi barca: junto a Ti buscaré otro mar.

2.-Tú sabes bien lo que tengo, en mi barca no hay oro ni plata, tan sólo redes y mi trabajo. Tú necesitas mis manos, mi cansancio que a otros descanse, amor que quiera seguir amando.

3.-Tú, pescador de otros mares, ansia eterna de almas que esperan. Amigo bueno que así me llamas


9

Cuánto he esperado este momento, cuánto he esperado que estuvieras así. Cuánto he esperado que me hablaras, cuánto he esperado que vinieras a mi. Yo sé bien lo que has vivido, yo sé bien porque has llorado; yo se bien lo que has sufrido pues de tu lado no me he ido. 

Pues nadie te ama como yo, pues nadie te ama como yo; mira a la cruz, esa es mi más grande prueba. Nadie te ama como yo. Pues nadie te ama como yo, pues nadie te ama como yo; mira a la cruz, fue por ti, fue porque te amo. Nadie te ama como yo.

Yo sé bien lo que me dices aunque a veces no me hablas; yo se bien lo que en ti sientes aunque nunca lo compartas. Yo a tu lado he caminado, junto a ti yo siempre he ido; aún a veces te he cargado. Yo he sido tu mejor amigo.


FINAL


9

1.-Nos envías por el mundo a anunciar la Buena Nueva. (bis). Mil antorchas encendidas y una nueva primavera (bis)

2.- Siendo siempre tus testigos, cumpliremos el destino. (bis). Sembraremos de esperanza y alegría los caminos (bis).


10

Una entre todas las mujeres fue la escogida, fuiste tú María la elegida, Madre del Señor, Madre del Salvador.

María llena de gracia y consuelo, ven a caminar con el pueblo, nuestra Madre eres Tú (bis)

Dios te salve María…

CANTOS DE NAVIDAD

                           ENTRADA

1

Alegría, alegría, alegría. Alegría, alegría y placer. Que esta noche nace el Niño en el portal de Belén.

1.-Esta noche nace el Niño,

yo no tengo que llevarle,

le llevo mi corazón

que es el ofrenda que más vale.

2.-En el Portal de Belén

hay estrellas, sol y luna,

la Virgen y San José

y el Niño que está en la cuna.


2


1.-Caminamos hacia el sol, esperando la verdad. La mentira, la opresión, cuando vengas cesarán.

Llegará con la luz la esperada libertad.(bis)

2.-Construimos hoy la paz en la lucha y el dolor, nuestro mundo surge ya a la espera del Señor.

3.-Te esperamos, Tú vendrás a librarnos del temor. La alegría, la amistad, son ya signos de tu amor.



OFERTORIO


3

1.- .-Noche de Dios, noche de Paz.

Claro sol, brilla ya.

Y los ángeles cantando están.

Gloria a Dios, gloria al Rey Celestial.

Duerme el Niño Jesús (2)

2.-Noche feliz de Navidad.

Viene Dios a salvar.

Nochebuena que alumbra el Amor,

el misterio escondido de Dios.

Duerme el Niño Jesús (2)


4

1.- Yo no soy nada y del polvo nací, pero Tú me amas y moriste por mí. Ante la cruz sólo puedo exclamar: tuyo soy, tuyo soy.

Toma mis manos, te pido, toma mis labios, te amo. Toma mi vida, oh Padre, tuyo soy, tuyo soy.

2.- Cuando de rodillas te miro, Jesús, veo tu grandeza y mi pequeñez. ¿Qué puedo darte yo?. Sólo mi ser: tuyo soy, tuyo soy.


COMUNIÓN-ADORACIÓN


5

 1- Venid fieles todos,

entonando himnos,

venid, una estrella,

brilló en Belén.

Hoy ha nacido:

el Rey de los Cielos.

Venid y adoremos,

Venid y adoremos,

Venid y adoremos,

al Salvador.

2.- Humildes pastores

dejan su rebaño

y van presurosos

hasta el Portal.

Ángeles cantan:

Gloria en las alturas.

3.- Su cuerpo de niño,

desvalido y pobre,

oculta la gloria,

del mismo Dios.

Niño divino:

esplendor del Padre.

4.- Envuelto en pañales,

reposando en pajas,

llenadle de besos

por su bondad.

¿Cómo no amarle,

si nos ama tanto?


6

1.- Nunca suenan las campanas

con tan dulce claridad

como cantando la gloria

de la hermosa Navidad.

Es porque cantan la noche feliz;

es porque cantan la noche sin par,

en que Dios Niño ha nacido

y en el mundo ha de reinar.

2.-Es la voz de las campanas

eco de angélico son,

es el anuncio festivo

de gloria y de redención.

3.-En todas partes se oye,

su dulce y claro sonar,

en las montañas y valles

y en las orillas del mar.


7

1.-Noche de Dios, noche de Paz.

Claro sol, brilla ya.

Y los ángeles cantando están.

Gloria a Dios, gloria al Rey Celestial.

Duerme el Niño Jesús (2)

2.-Noche feliz de Navidad.

Viene Dios a salvar.

Nochebuena que alumbra el Amor,

el misterio escondido de Dios.

Duerme el Niño Jesús (2)


FINAL

8

Ha nacido un Niño en Belén,

todos dicen que es nuestro Señor,

viene a la tierra a traer

la esperanza y el amor.

1.-Niño pequeñito, te venimos a cantar

y con nuestro canto, te queremos adorar.

2.-Niño, salva al mundo de la guerra y el dolor

entra en nuestras casas dando vida y amor.

3.-Eres el consuelo y refugio en el sufrir,

eres la alegría, día a día, para mí.

4.-Vienes a los hombres, dándoles perdón,

Dios a Ti te ha dado el poder de salvación.


9

Virgen María, de la Navidad. Danos el gozo, danos la paz. Danos un mundo de luz y amistad. Danos, oh Madre, una Navidad.

1.-En un mundo sembrado de odio

el Amor ha querido habitar;

una Virgen nos da la alegría,

una Virgen nos trae Navidad.


CANTOS DE CUARESMA

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ENTRADA


1

Me invocará, y lo escucharé, lo defenderé, lo glorificaré, lo saciaré de largos días y le haré ver mi salvación.

1.- Tú que habitas al amparo del Altísimo di al Señor: “Dios mío, confío en Ti”.

2.- El Señor ha dado órdenes a sus ángeles para que te guarden en tus caminos.


2

Dios es fiel, guarda siempre su alianza, libera al pueblo de toda esclavitud, su palabra resuena en los profetas, reclamando el bien y la virtud.

1.- Pueblo en marcha  por el desierto ardiente, horizontes de paz y libertad, asamblea de Dios, eterna fiesta, tierra nueva, perenne heredad. 

2.- Si al mirar  hacia atrás somos tentados de volver al Egipto seductor, el Espíritu empuja con su fuerza a avanzar por la vía del amor.



3

Si me levantaré, volveré junto a mi Padre.

1.- A Ti, Señor, elevo mi alma. Tú eres mi Dios y mi Salvador.

2.- Mira mi angustia, mira mi pena, dame la gracia de tu perdón.

3.- Mi corazón busca tu rostro; oye mi voz, Señor ten piedad.

4.- A Ti, Señor, te invoco y te llamo: Tú eres mi Roca, oye mi voz.

5.- No pongas fin a tu ternura, haz que me guarde siempre tu amor.

6.- Sana mi alma y mi corazón, porque pequé, Señor, contra Ti.



4

A Ti levanto mis ojos, a Ti que habitas en el cielo, a Ti levanto mis ojos, porque espero tu misericordia.

-Como están los ojos de los esclavos fijos en las manos de sus señores; así están nuestros ojos en el Señor, esperando su misericordia.



OFERTORIO


5

1.- Que nuestros ojos no se pierdan la dulzura y el encanto de una ofrenda, la alegría compartida de la entrega sin espera a los demás.

2.- Que nuestras vidas sean un canto, de alabanza y de gloria a su nombre, por la entrega sin medida de su amor y de su vida en la cruz.

Ved a Cristo, su sangre derramada por amor; Ved a Cristo, su muerte es nuestra salvación.



6

Este pan y vino, Señor, se transformarán, en tu cuerpo y sangre, Señor, en nuestro manjar.

-Gracias al sol y al labrador, en el altar florecen hoy, las espigas, los racimos, que presentamos a Dios.



7

Quiero estar Señor, en tu presencia, quiero estar, Señor, junto a tu mesa. Y llevarte hoy, mis manos llenas, y entregarte hoy todo mi amor.

Tómalo y acéptalo, Señor, es mi cosecha. Tómalo, transfórmalo, Señor, en pura ofrenda.

-Con el pan, Señor, llevo mi vida. Con el cáliz van, van mis heridas. A tu altar, Señor, llevo mi espiga, a tu altar de amor, mi corazón.



COMUNIÓN


8

1.- Peregrino, ¿a dónde vas?, si no sabes a donde ir. Peregrino por un camino que va a morir. Si el desierto es un arenal., el desierto de tu vivir, ¿quién te guía y te acompaña en tu soledad?.

Sólo Él, mi Dios, que me dio la libertad. Sólo Él, mi Dios, me guiará (bis).

2.- Peregrino que a veces vas sin un rumbo en tu caminar, peregrino que vas cansado de tanto andar. Buscas fuentes para tu sed, y un rincón para descansar, vuelve amigo, que aquí en Egipto lo encontrarás.

3.- Peregrino sin un por qué, peregrino sin una luz, peregrino por el camino que va a la cruz. Dios camina en tu soledad, ilumina tu corazón, compañero de tus senderos buscando amor.



9

1.- Vengo ante Ti, mi Señor, reconociendo mi culpa, con la fe puesta en tu amor, que Tú me das como a un hijo. Te abro mi corazón, y te ofrezco mi miseria, despojado de mis cosas, quiero llenarme de Ti.

Que tu Espíritu Señor, abrase todo mi ser. Hazme dócil a tu voz, transforma mi vida entera. (bis).

2.- Puesto en tus manos, Señor, siento que soy pobre y débil, más tú me quieres así, yo te bendigo y te alabo. Padre, en mi debilidad, Tú me das la fortaleza. Amas al hombre sencillo, le das tu paz y perdón.



10

Perdona a tu pueblo Señor, perdona a tu pueblo, perdónale, Señor.

1.- Por tu poder y amor inefable, por tu misericordia entrañable, perdónale, Señor.

2.- Somos el pueblo que has elegido y con tu sangre lo has redimido, perdónanos, Señor.

3.- Reconocemos nuestro pecado que tantas veces has perdonado, perdónanos, Señor.

4.- Dios de le eterna y fiel Alianza, en Ti ponemos nuestra esperanza, perdónanos, Señor.

5.- Desde la cruz nos diste a tu Madre, vuélvenos al abrazo del Padre, perdónanos, Señor.



11

Donde hay caridad y amor, allí está el Señor. Allí está el Señor (bis).

1.- Una sala y una mesa, una copa, vino y pan, los hermanos compartiendo en amor y en unidad. Nos reúne la presencia y el recuerdo del Señor, celebramos su memoria y la entrega de su amor.

2.- Invitados a la mesa del banquete del Señor, recordamos su mandato de vivir en el amor. Comulgamos en el cuerpo y en la sangre que Él nos da, también en el hermano si lo amamos de verdad.

3.- Este pan que da la vida y este cáliz de salud, nos reúne a los hermanos en el nombre de Jesús. Anunciamos su memoria, celebramos su pasión, el misterio de su muerte y su resurrección.



12

Hacia ti, morada santa, hacia ti, tierra del salvador, peregrinos, caminantes, vamos hacia ti. 

1.- Venimos a tu mesa sellaremos tu pacto, comeremos tu carne, tu sangre nos limpiará.

2.- Reinaremos contigo, en tu morada santa, beberemos tu sangre, tu fe nos salvara. 

3.- Somos tu pueblo santo que hoy camina unido. Tú vas entre nosotros, tu amor nos guiara.

4.- Tú eres el camino, tú eres la esperanza, hermano de los pobres, amén, aleluya.



FINAL


13

Madre de los creyentes, que siempre fuiste fiel, danos tu confianza, danos tu fe (bis)

Pasaste por el mundo en medio de tinieblas, sufriendo a cada paso la noche de la fe. Sintiendo cada día la espada del silencio, a oscuras padeciste el riesgo de creer.



14

Madre de todos los hombres, enséñanos a decir: “Amén” (bis)

1.- Cuando la noche se acerca, y se oscurece la fe.

2.- Cuando el dolor nos oprime, y la ilusión ya no brilla.

3.- Cuando aparece la luz y nos sentimos felices.

4.- Cuando nos llegue la muerte y tú nos lleves al cielo.