lunes, 31 de mayo de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 1 DE JUNIO

  Mc 12,13-17: Lo que es del César pagádselo al César, y lo que es de Dios a Dios.


En aquel tiempo, mandaron a Jesús unos fariseos y partidarios de Herodes, para cazarlo con una pregunta.

Se acercaron y le dijeron:

-Maestro, sabemos que eres sincero y que no te importa de nadie; porque no te fijas en apariencias, sino que enseñas el camino de Dios sinceramente. ¿Es lícito pagar impuesto al César o no? ¿Pagamos o no pagamos?

Jesús, viendo su hipocresía, les replicó:

-¿Por qué intentáis cogerme? Traedme un denario, que lo vea.

Se lo trajeron.

Y él les preguntó:

-¿De quién es esta cara y esta inscripción?

Le contestaron:

-Del César.

Les replicó:

-Lo que es del César pagádselo al César, y lo que es de Dios a Dios.

Se quedaron admirados.


A Jesús lo ponen en la encrucijada…y Él siempre elige a Dios. Si nos pusieran en la encrucijada, si nos pusieran a elegir, ¿a quién elegiríamos? ¿a nosotros? ¿a Dios? ¿al otro?

domingo, 30 de mayo de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 31 DE MAYO. LA VISITACIÓN DE MARÍA A SU PRIMA ISABEL

  Lc 1,39-56: ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?


En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:

-«¡ Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»

María dijo:

-«Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi: su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia

-como lo habla prometido a nuestros padres -

en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.»

María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.


Celebramos hoy el día de la Visitación de María a su prima Isabel.

Es un día para contemplar la grandeza de María que dejó todo para ayudar, servir a su prima Isabel. Fue pronta a la llamada de Dios. No fue una llamada directa, sino que fue una llamada en la vida, en los acontecimientos. El ángel le comunicó que su prima también esperaba un niño, y ella entendió que la voluntad de Dios era que fuera a ayudarla. Pero no quisiera extenderme en esta idea, que ya por sí es muy importante contemplar esta sensibilidad de María para captar las señales de Dios y revisarnos en nuestra vida, las veces que no las captamos, estamos despistados, o estamos sordos; o incluso no queremos ver, o no nos sentimos concernidos.


Quisiera basarme en la idea a modo de título que nos presenta la Iglesia (es lo que he ido haciendo todo el año): ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?


María era prima de Isabel, mucho menor que ella, por lo que resulta rara la pregunta, salvo por el añadido final “madre de mi Señor”. Isabel se siente halagada, importante ante Dios porque no sólo Dios tuvo misericordia al quedar embarazada, sino sobre todo porque le visitaba la mujer más importante que ha pisado la Tierra (María es importante por ser la “madre”, por llevar en su seno a Jesús). Isabel es consciente de ello y por ello, se queda abrumada, turbada. María tiene una reacción también parecida. Aquí vemos uno de los temas permanentes en Dios: la capacidad de sorprendernos. 


Es un día para pedirle al Señor no perder la capacidad de sorprendernos por la providencia divina, por sus “maneras, estilo”, por sus detalles, sus signos y su visita en nuestra vida.


Es un día para tomar conciencia que María siempre nos visita (lo sepamos o no, la veamos o no, la sintamos o no).


Es un día para agradecer que María siempre esté con nosotros a pesar de no ser merecedores


Es un día para pedirle al Señor por medio de María que tengamos la sensibilidad para ver las llamadas de Dios en la vida y acontecimientos que vivimos. 


Es un día para pedirle al Señor por medio de María que tengamos la actitud de servicio ante la realidad que nos toca vivir. 

miércoles, 26 de mayo de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 27 DE MAYO. JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE

 Mc 14,12a.22-25: Esto es mi cuerpo. Esta es mi sangre.


El primer día de los Azimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dicen sus discípulos: "¿Dónde quieres que vayamos a hacer los preparativos para que comas el cordero de Pascua?"


Y mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio y dijo: "Tomad, este es mi cuerpo."


Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio, y bebieron todos de ella.


Y les dijo: "Esta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos.


Yo os aseguro que ya no beberé del producto de la vid hasta el día en que lo beba nuevo en el Reino de Dios."


Hoy celebramos la festividad de Jesucristo, sumo y eterno sacerdote. En este día normalmente se acuerdan de los sacerdotes. Yo diría que no es el día del sacerdote “común”, sino del SACERDOTE, Jesús. Todos participamos de él, y los “sacerdotes” participan de su misión. Jesús nos salvó por su entrega.


"Él no sólo ha conferido el honor del sacerdocio real a todo su pueblo santo, sino también, con amor de hermano, ha elegido a hombres de este pueblo, para que, por la imposición de las manos, participen de su sagrada misión. Ellos renuevan en su nombre el sacrificio de la redención, y preparan a sus hijos el banquete pascual, donde el pueblo santo se reúne en su amor, se alimenta con su palabra y se fortalece con sus sacramentos. Sus sacerdotes, al entregar su vida por él y por la salvación de los hermanos, van configurándose a Cristo, y así dan testimonio constante de fidelidad y amor" (Prefacio).


Ser sacerdote es ser entregado. Jesús dijo: “Tomad, esto es mi cuerpo”…y se entrega. Esto es ser sacerdote, entregarse por entero a Dios. Lo importante en el sacerdote no es su función litúrgica: que predique bien, que celebre bien, sino sobre todo QUE SE ENTREGUE BIEN Y POR ENTERO. 


Por ello, es un día para pedir por nosotros, los sacerdotes, para que hagamos de nuestra vida un sacerdocio agradable a Él, por la salvación del mundo, entregándonos todo y a todos.

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD. CICLO B

 

 



  HOJA PARROQUIAL

29 y 30 de Mayo de 2021
Domingo de la Santísima Trinidad. Ciclo B.
Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima en Tijarafe

Textos tomados de la página web de los dominicos en España. Dibujos obra de Fano.

“Los once discípulos se fueron a Galilea”


 


   El ciclo litúrgico culmina el tiempo pascual en  la solemnidad de la Santísima Trinidad; de modo simultáneo, la celebración de Dios trino centra el inicio del tiempo ordinario. Un acierto pedagógico que favorece la comprensión de Dios como origen y meta de nuestro peregrinar creyente, como esencia y presencia en nuestro ser;  amor que se dona en la diversidad.


   La referencia trinitaria la desvela el mismo Jesús y se asume en las primeras comunidades cristianas. Si bien esta fiesta litúrgica se incorporó  tardíamente al calendario romano en el año 1331,  en la iglesia hispánica de los siglos V al VII  ya se enseñaba con aguda profundidad la fe trinitaria y  resulta  conmovedor que el VI el concilio de Toledo afirmase: “Dios es uno solo, pero no solitario”


   La liturgia de este día invita a celebrar al abrigo de los textos bíblicos, el gozo de Dios en sí, su amor desbordado y su armonía en la diferencia. La fiesta de Dios trino  nos abre a la experiencia de gestar  misericordia después de haber sido mirados por ella; al sentimiento desarmado  por la  bondad,  la luz y la ternura; a descubrir la verdad que convierte la propia existencia en  auténtica revelación.


   La realidad que Dios es nos desconcierta, no tanto por incomprensible cuanto por inabarcable. Dios nos busca y nos incorpora a su mismo movimiento de éxtasis, nos adentra  en nuestra raíz de la que brota lo que hacemos. Fluir  en esa corriente conlleva el abandono de las ansias de control, la liberación del yugo que supone la autoreferencia, el aprendizaje de la alegría que surge de la acogida, escucha y compasión que nos transforman.







LECTURAS


Primera lectura del Libro del Deuteronomio 4, 32-34. 39-40


Moisés habló al pueblo, diciendo:

«Pregunta, pregunta a los tiempos antiguos, que te han precedido, desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra: ¿hubo jamás, desde un extremo al otro del cielo, palabra tan grande como ésta?; ¿se oyó cosa semejante?; ¿hay algún pueblo que haya oído, como tú has oído, la voz del Dios vivo, hablando desde el fuego, y haya sobrevivido?; ¿algún Dios intentó jamás venir a buscarse una nación entre las otras por medio de pruebas, signos, prodigios y guerra, con mano fuerte y brazo poderoso, por grandes terrores, como todo lo que el Señor, vuestro Dios, hizo con vosotros en Egipto, ante vuestros ojos?

Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón, que el Señor es el único Dios, allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay otro. Guarda los preceptos y mandamientos que yo te prescribo hoy, para que seas feliz, tú y tus hijos después de ti, y prolongues tus días en el suelo que el Señor, tu Dios, te da para siempre».


Salmo 32, 4-5. 6 y 9. 18-19. 20 y 22 R: Dichoso el pueblo que el Señor se escogió con heredad


La palabra del Señor es sincera,

y todas sus acciones son leales;

él ama la justicia y el derecho,

y su misericordia llena la tierra. R.


La palabra del Señor hizo el cielo;

el aliento de su boca, sus ejércitos,

porque él lo dijo, y existió,

él lo mandó, y surgió. R


Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,

en los que esperan en su misericordia,

para librar sus vidas de la muerte

y reanimarlos en tiempo de hambre. R.


Nosotros aguardamos al Señor:

él es nuestro auxilio y escudo;

que tu misericordia, Señor,

venga sobre nosotros,

como lo esperamos de ti. R.


Segunda lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 8, 14-17


Hermanos:

Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritan «¡Abba, Padre!». Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y, si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados.


Evangelio según San Mateo 28, 16-20


En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les habla indicado.

Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban.

Acercándose a ellos, Jesús les dijo:

«Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.

Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.

Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo».




Parte 3. Cómo obtenemos la vida en Cristo


SEGUNDA SECCIÓN. Los diez mandamientos


CAPÍTULO PRIMERO. «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas»


EL PRIMER MANDAMIENTO: Amarás a Dios sobre todas las cosas.


352 ¿Qué significa: «Yo soy el Señor, tu Dios» (Éx 20,2)?


Puesto que el Todopoderoso se nos ha mostrado como nuestro Dios y Señor, no debemos poner nada por encima de él, “ni considerar nada más importante ni conceder a ninguna otra cosa o persona prioridad sobre él. Conocer a Dios, servirle, adorarlo es la prioridad absoluta en la vida. Dios espera que le prestemos toda nuestra fe; debemos orientar toda nuestra esperanza a él y dirigir todas las fuerzas de la caridad hacia él. El mandamiento del amor a Dios es el mandamiento más importante de todos y la clave para todos los demás. Por eso está al comienzo de los diez mandamientos.


353 ¿Por qué adoramos a Dios?


Adoramos a Dios por su existencia y porque la reverencia y la adoración son la respuesta apropiada a su aparición y a su presencia. «Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto» (Mt 4,10). Pero la adoración a Dios sirve también al hombre, pues le libera del servicio a los poderes de este mundo. Donde ya no se adora a Dios, donde él ya no es reconocido como el Señor de la vida y de la muerte, otros usurpan su lugar y ponen en peligro la dignidad humana. 


354 ¿Se puede obligar a los hombres a creer en Dios?


No. Nadie debe obligar a nadie a creer, ni siquiera a los propios hijos; así como tampoco debe ningún hombre ser obligado a la incredulidad. El hombre sólo puede decidirse a creer en total libertad. Sin embargo, los cristianos están llamados a ayudar a otras personas, mediante la palabra y el ejemplo, a encontrar el camino hacia la fe. El papa beato Juan Pablo II dice: «El anuncio y el testimonio de Cristo, cuando se llevan a cabo respetando las conciencias, no violan la libertad. La fe exige la libre adhesión del hombre, pero debe ser propuesta» (encíclica Redemptoris Missio 8, 1990)

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martes, 25 de mayo de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 26 DE MAYO

  Mc 10,32-45: Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado.


En aquel tiempo, los discípulos iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús se les adelantaba; los discípulos se extrañaban y los que seguían iban asustados.

El tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder:

-Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del Hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los letrados, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará.

Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:

-Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.

Les preguntó:

-¿Qué queréis que haga por vosotros?

Contestaron:

-Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.

Jesús replicó:

-No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?

Contestaron:

-Lo somos.

Jesús les dijo:

-El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.

Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.

Jesús, reuniéndolos, les dijo:

-Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del Hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.


Este año me tocó predicar en la Semana Santa sobre esta frase del evangelio (la del título). Hay una gran carga de sensibilidad, de intenciones detrás de esta expresión de Jesús. Quería hacerles ver a los discípulos la gravedad de la decisión tomada, y que a partir de ahora su vida va a cambiar...por seguir la voluntad de Dios. 


Pidamos al Señor ser capaces de subir con él a Jerusalén.

lunes, 24 de mayo de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 25 DE MAYO

Mc 10,28-31: Recibiréis en este tiempo cien veces más, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna.


En aquel tiempo, Pedro se puso a decirle a Jesús:

-Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.

Jesús dijo:

-Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más -casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones-, y en la edad futura, vida eterna.

Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros.



Volvemos al Tiempo Ordinario, a la lectura continua del evangelio. En este caso estamos en el evangelio de San Marcos capítulo 10, justo después del pasaje del “joven rico”. Los discípulos se desaniman ante la expresión de Jesús: ¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!…y luego es imposible (salvarse) para los hombres, no para Dios.


Y Pedro, en nombre de los apóstoles, asevera: “ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido”. Entonces es cuando Jesús les anuncia una consecuencia del amor de Dios: la generosidad, la gratuidad.


Y es que el evangelio exige de mí el darlo todo (incluso con persecuciones), pero la recompensa siempre es mucho mayor de lo que yo pueda dar. Dios es generoso, es buen pagador, es merecedor de confianza y de entrega.


Por ello, no tengamos miedo en dejarlo todo, nuestra recompensa será mayor.   

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 24 DE MAYO. FESTIVIDAD DE MARÍA MADRE DE LA IGLESIA

 Jn 19,25-34: Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre.


Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.

Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.

Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo: «Tengo sed». Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: «Está cumplido». E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran.

Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.


La Iglesia celebra hoy la fiesta de Santa María Madre de la Iglesia. Por ello, nos ofrece este evangelio, donde Jesús nos regala a su Madre. 

Es una advocación que introdujo S. Pablo VI en el año 1964. A parte de todos los títulos que le tributamos a María, ahora como Madre de la Iglesia.

Ella no sólo engendró a Jesús en su seno, sino que también engendra a la Iglesia. Estuvo acompañando a los apóstoles el día de Pentecostés, dice el texto: “junto con María”. Es una persona muy importante en la espiritualidad cristiana, en la Iglesia. Por ello es Madre de la Iglesia, no sólo por ser madre de todos los que formamos la Iglesia. Y ella sigue engendrando a la Iglesia, la cuida, protege, une. 


Miremos a María también como Madre de la Iglesia e invoquémosle en este tiempo tan sombrío, donde la Iglesia está en un momento de prueba, que ella siga sosteniéndola y engendrándola. 

jueves, 20 de mayo de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO 21 DE MAYO

 Jn 21,15-19: Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas.


Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, dice a Simón Pedro: 

- «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?»

Él le contestó: 

- «Sí, Señor, tú, sabes que te quiero.»

Jesús le dice: 

- «Apacienta mis corderos.»

Por segunda vez le pregunta: 

- «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»

Él le contesta: 

- «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»

Él le dice: 

- «Pastorea mis ovejas.»

Por tercera vez le pregunta: 

- «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»

Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: 

- «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.»

Jesús le dice: 

- «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.»

Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: 

- «Sígueme.»


La Iglesia nos presenta hoy un texto muy bonito y significativo. Un texto de una sensibilidad grande y una ternura exquisita. Es el epílogo del evangelio de San Juan, cuando Jesús se encuentra con Pedro después de la Resurrección.


Jesús sigue confiando en Pedro. Es más, confía siempre en él y en nosotros. Por seguir siempre en el título que nos proponen, “apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas”, Jesús hace el examen final a Pedro…y lo aprueba.


El examen consiste únicamente en el amor. Algunos comentan que Jesús diferencia entre amar y querer. Jesús parte de su gran amor y llega a ponerse al nivel de Pedro, de un amor menor: “querer”. 


Y le sigue enviando a la misión. Es más, Jesús nunca retira la llamada, nunca retira la confianza. 


Es un día bueno, para contemplar y meditar sobre la confianza de Jesús en nosotros. Es una confianza inquebrantable. Es una confianza empoderada, es decir, es una confianza porque hay una gracia del Espíritu para poder cumplir con la misión, en la medida que nos abramos a Él. Por ello, “extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras”, aunque referido a la muerte, así es la confianza en Dios, otro te llevará adonde no quieras, no porque vayas por disgusto, sino porque no lo has elegido, otro lo eligió.



REVISIÓN DE LA SEMANA SANTA


https://docs.google.com/forms/d/1RamAyaUwxBexROeB6HCjmpYskVXqvciEeQqkt5y9EO4/edit

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO DE PENTECOSTÉS. CICLO B

 


  HOJA PARROQUIAL

22 y 23 de Mayo de 2021
Domingo de Pentecostés. Ciclo B.
Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima en Tijarafe

Textos tomados de la página web de los dominicos en España. Dibujos obra de Fano.

“Reciban el Espíritu Santo”


 


   El libro de los Hechos de los Apóstoles (2, 1-11) presenta la atrayente comunidad de Jerusalén, espejo siempre y estímulo en la mejor dirección para construir una Iglesia pletórica de vida, porque su alma es la fuente misma de la vida. El Espíritu la unifica; la diversidad de integrantes se transforma en germen de riqueza; las lenguas dispares resultan inteligibles para los que se dejan guiar por una misma fe, un idéntico amor y una semejante esperanza.


  El señorío del Espíritu, exteriorizado en servicio, es fuertemente destacado por san Pablo (1 Cor 12, 3-7.12-13). Ni un paso en la escalada hacia la cúspide de la santidad puede avanzarse sin su ayuda. Los dones o carismas son diversos, pero todos están llamados a confluir al provecho común de los que tienen la persona de Jesús como referente capital. En él formamos un solo cuerpo y nos da a beber un solo Espíritu en el bautismo.


  De la comunidad apostólica en torno a Cristo resucitado trata el fragmento del evangelio (Jn 20, 19-23). El temor y el miedo se trueca en alegría al recibir el saludo de paz de labios del Maestro y comprobar en Él, ya glorificado, una ausencia total de censura por los abandonos, bien reales y recientes. Por el contrario, experimentan que mantenía una confianza ilimitada, que se manifiesta al convertirlos, de perdonados, en reconciliadores de parte de Dios por el mundo entero.







LECTURAS


Primera lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 1-11


Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse.

Residían entonces en Jerusalén judíos devotos venidos de todos los pueblos que hay bajo el cielo. Al oírse este ruido, acudió la multitud y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Estaban todos estupefactos y admirados, diciendo:

«¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua nativa?

Entre nosotros hay partos, medos y elamitas y habitantes de Mesopotamia, Judea, Capadocia, del Ponto y Asia, de Frigia y Panfilia, de Egipto y de la zona de Libia que limita con Cirene; hay ciudadanos romanos forasteros, tantos judíos como prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las grandezas de Dios en nuestra propia lengua».


Salmo 103, 1ab y 24ac. 29bc 30. 31 y 34 R. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.


Bendice, alma mía, al Señor:

¡Dios mío, qué grande eres!

Cuántas son tus obras, Señor;

la tierra está llena de tus criaturas. R.


Les retiras el aliento, y expiran

y vuelven a ser polvo;

envías tu espíritu, y los creas,

y repueblas la faz de la tierra. R.


Gloria a Dios para siempre,

goce el Señor con sus obras;

que le sea agradable mi poema,

y yo me alegraré con el Señor. R.


Segunda lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 3b-7. 12-13


Hermanos:

Nadie puede decir: «Jesús es Señor», sino por el Espíritu Santo.

Y hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común.

Pues, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.

Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.


Evangelio según san Juan 20, 19-23


Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:

«Paz a vosotros».

Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:

«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».

Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:

«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».




Parte 3. Cómo obtenemos la vida en Cristo


SEGUNDA SECCIÓN. Los diez mandamientos


348 «Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?» (Mt 19,17)


Jesús responde: «Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos» (Mt 19,17); y añade después: «Y luego ven y sígueme» (Mt 19,21). [2052-2054, 2075-2076]


Ser cristiano es algo más que una vida correcta que se atiene a mandamientos. Ser cristiano es una relación viva con Jesús. Un cristiano se vincula íntima y personalmente con su Señor y se pone con él en camino hacia la vida eterna.


349 Cuáles son los diez mandamientos?


Amarás a Dios sobre todas las cosas.

No tomarás el nombre de Dios en vano.

Santificarás las fiestas.

Honrarás a tu padre y a tu madre.

No matarás.

No cometerás actos impuros.

No robarás.

No dirás falso testimonio ni mentirás.

No consentirás pensamientos ni deseos impuros.

No codiciarás los bienes ajenos.


350 ¿Son los diez mandamientos una agrupación casual?


No. Los diez mandamientos constituyen una unidad. Cada mandamiento remite a los demás. No se puede quitar arbitrariamente ningún mandamiento. Quien transgrede alguno de ellos quebranta toda la Ley. Lo peculiar de los diez mandamientos consiste en que en ellos se abarca toda la vida del hombre. Pues los hombres nos relacionamos a la vez con Dios (mandamientos 1 al 3) y con nuestro prójimo (mandamientos 4 al 10); somos seres sociales y religiosos.


351 ¿No están superados los diez mandamientos?


No, no están en absoluto condicionados por el tiempo. En ellos se expresan los deberes fundamentales del hombre hacia Dios y hacia su prójimo, son inmutables y valen siempre y en todas partes. Los diez mandamientos son tanto mandatos de la razón como parte de la REVELACIÓN vinculante de Dios. Son tan fundamentalmente vinculantes que nadie puede quedar dispensado de su cumplimiento.

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