miércoles, 30 de septiembre de 2020

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

 HOJA PARROQUIAL


3 y 4 de Octubre de 2020
Domingo XXVII del Tiempo Ordinario. Ciclo A.
Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima en Tijarafe

Textos tomados de la página web de los dominicos en España. Dibujos obra de Fano.

“Tendrán respeto a mi hijo...”



    La imagen de la «viña» aparece una y otra vez en la Sagrada Escritura en función de manifestar la realidad del Reino de Dios, abierto al conjunto de los seres humanos para que se integren y comprometan con él. En la lectura que hoy se hace del profeta Isaías queda bien claro que la «viña» es pertenencia divina. Además, Dios se encarga de preparar perfectamente el terreno de cultivo, de disponer todo para plantar los mejores sarmientos, prometedores de óptimas cepas, adecuadas para conseguir los frutos más logrados. Al trabajo en este campo todos recibimos una llamada de colaboración, que debe realizarse con docilidad a las indicaciones del «Viñador». En sintonía con la revelación del Antiguo Testamento está la parábola de Jesús que presenta san Mateo en el Evangelio. El objetivo que se persigue es la vendimia, para la cual se han de conjuntar fuerzas y habilidades, en docilidad siempre a quien continúa proclamando: «Yo soy la vid y vosotros los sarmientos».






LECTURAS


Primera lectura del libro de Isaías 5, 1-7


Voy a cantar a mi amigo el canto de mi amado por su viña. Mi amigo tenía una viña en un fértil collado. La entrecavó, quitó las piedras y plantó buenas cepas; construyó en medio una torre y cavó un lagar. Esperaba que diese uvas, pero dio agrazones. Ahora, habitantes de Jerusalén, hombres de Judá, por favor, sed jueces entre mí y mi viña. ¿Qué más podía hacer yo por mi viña que no hubiera hecho? ¿Por qué, cuando yo esperaba que diera uvas, dio agrazones? Pues os hago saber lo que haré con mi viña: quitar su valla y que sirva de leña, derruir su tapia y que sea pisoteada. La convertiré en un erial: no la podarán ni la escardarán, allí crecerán zarzas y cardos, prohibiré a las nubes que lluevan sobre ella. La viña del Señor del universo es la casa de Israel y los hombres de Judá su plantel preferido. Esperaba de ellos derecho, y ahí tenéis: sangre derramada; esperaba justicia, y ahí tenéis: lamentos.


Salmo 79, 9 y 12. 13-14. 15-16. 19-20 R. La viña del Señor es la casa de Israel


Sacaste una vid de Egipto, expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste. Extendió sus sarmientos hasta el mar, y sus brotes hasta el Gran Río. R/.


¿Por qué has derribado su cerca para que la saqueen los viandantes, la pisoteen los jabalíes y se la coman las alimañas? R/.


Dios del universo, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña. Cuida la cepa que tu diestra plantó. y al hijo del hombre que tú has fortalecido. R/.


No nos alejaremos de ti: danos vida, para que invoquemos tu nombre. Señor, Dios del universo, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve. R/.


Segunda lectura la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 4, 6-9


Hermanos: Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y en la súplica, con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que supera todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta. Lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis, visteis en mí, ponedlo por obra. Y el Dios de la paz estará con vosotros.


Evangelio según san Mateo 21, 33-43


En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchad otra parábola: “Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos. Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último, les mandó a su hijo diciéndose: ‘Tendrán respeto a mi hijo’. Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron: ‘Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia’. Y agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?». Le contestan: «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo». Y Jesús les dice: «No habéis leído nunca en la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente” Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos».

YOUCAT

CAPÍTULO SEGUNDO. Los sacramentos de curación


El Sacramento de la Penitencia y de la Reconciliación


235 ¿Puede uno confesarse también cuando no se han cometido pecados graves?


La confesión es también en esa ocasión el gran regalo de la curación y de la unión más íntima con el Señor, aunque estrictamente uno no estuviera obligado a confesarse. En muchos encuentros eclesiales, como en las Jornadas Mundiales de la Juventud, se ve a jóvenes que se reconcilian con Dios. Cristianos que se toman en serio el seguimiento de Jesús buscan la alegría que viene de un nuevo comienzo radical con Dios. Incluso los santos acudían regularmente a la confesión cuando era posible. Lo necesitaban para crecer en la humildad y en el amor y para dejarse tocar por la luz sanadora de Dios hasta el último rincón del alma.


236 ¿Por qué sólo los sacerdotes pueden perdonar pecados?


Ningún hombre puede perdonar pecados a no ser que tenga un mandato de Dios para ello y la fuerza que él le otorga, para que el perdón que él concede al penitente se verifique realmente. Los encargados de ello son en primer lugar el OBISPO y después sus colaboradores, los SACERDOTES. 


237 ¿Hay pecados tan graves que no los pueda absolver un sacerdote normal?


Hay pecados en los cuales el hombre se aparta totalmente de Dios y, dada la gravedad especial del acto, atrae sobre sí la pena de EXCOMUNIÓN. En caso de pecados sancionados con excomunión, sólo puede conceder la absolución el OBISPO o un sacerdote que tenga este oficio específico, e incluso en algunos casos sólo el PAPA. En caso de peligro de muerte todo SACERDOTE puede absolver de cualquier pecado y de la excomunión. Un católico que, por ejemplo, presta una colaboración imprescindible para un aborto que efectivamente se realiza, se excluye automáticamente de los sacramentos; la Iglesia sólo constata este estado. La EXCOMUNIÓN tiene la intención de que el pecador cambie de vida y vuelva al buen camino.


martes, 29 de septiembre de 2020

HOMILÍAS DEL DÍA DE SAN MIGUEL 2020

 MISA DE LA MAÑANA


Curar el mundo


Aunque nuestro mundo está patas para arriba (nuestro mundo), los mensajes de las lecturas de hoy son para tomar confianza.  No es una ingenuidad, es el realismo esperanzado que nos da la fe. 

En la primera lectura: "en el cielo se trabó una gran batalla... y ganaron la batalla con la sangre del Cordero".

En el evangelio le prometió Jesús a Natanael: Has de ver cosas mayores.


Lo dijo de una manera magistral el Papa en el momento extraordinario de oración del 27 de Marzo de 2020 (yo todavía estoy conmocionado): 

“Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente. En esta barca, estamos todos. Como esos discípulos, que hablan con una única voz y con angustia dicen: “perecemos”, también nosotros descubrimos que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino sólo juntos.”


Por ello, como nos toca a todos. ¿de qué modo podemos ayudar a sanar nuestro mundo, hoy? Como discípulos del Señor Jesús, que es médico de las almas y de los cuerpos, estamos llamados a continuar «su obra de curación y de salvación» en sentido físico, social y espiritual.


Alo largo de los siglos, y a la luz del Evangelio la Iglesia ha desarrollado algunos principios sociales que son fundamentales, principios que pueden ayudarnos a ir adelante, para preparar el futuro que necesitamos. Estos principios ayudan a los dirigentes, los responsables de la sociedad a llevar adelante el crecimiento y también, como en este caso de pandemia, la sanación del tejido personal y social. Todos estos principios expresan, de formas diferentes, las virtudes de la fe, de la esperanza y del amor. Sólo así podremos ver cosas mejores, sólo así ganaremos la batalla. Tenemos a Dios, Jesús, San Miguel y todos los santos de nuestra parte. 


Brevemente entraré en ellos: (son las catequesis del Papa del 5 de Agosto hasta el 23 de Septiembre...cuyo lema es “curar el mundo”). Y cada uno de ellos han sido recordados en la pandemia. 


PRINCIPIO DE LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA


La pandemia nos lo ha recordado. La persona primero que la economía. Y la vida por encima. También para los mayores. Pero parece que no terminamos de aprender. Ha sido aprobada una ley de eutanasia, en la economía me parece que los planes que se están elaborando no tienen en cuenta a la persona como el centro de la economía. Se lo oí a un economista, el mejor plan económico es invertir en las personas.


PRINCIPIO DEL BIEN COMÚN


La respuesta cristiana a la pandemia y a las consecuentes crisis socio-económicas se basa en el amor, ante todo el amor de Dios que siempre nos precede. No hay otra forma para los cristianos.

La crisis que estamos viviendo a causa de la pandemia golpea a todos; podemos salir mejores si buscamos todos juntos el bien común; al contrario, saldremos peores.

El coronavirus nos muestra que el verdadero bien para cada uno es un bien común y, viceversa, el bien común es un verdadero bien para la persona (cfr. CIC, 1905-1906). Si una persona busca solamente el propio bien es un egoísta. Sin embargo la persona es más persona, precisamente cuando el propio bien lo abre a todos, lo comparte. 



PRNCIPIO DE LA OPCIÓN PREFERENCIAL POR LOS POBRES


La pandemia ha dejado al descubierto la difícil situación de los pobres y la gran desigualdad que reina en el mundo. Y el virus, si bien no hace excepciones entre las personas, ha encontrado, en su camino devastador, grandes desigualdades y discriminación. ¡Y las ha incrementado!

Por tanto, la respuesta a la pandemia es doble. Por un lado, es indispensable encontrar la cura para un virus pequeño pero terrible, que pone de rodillas a todo el mundo. Por el otro, tenemos que curar un gran virus, el de la injusticia social, de la desigualdad de oportunidades, de la marginación y de la falta de protección de los más débiles. En esta doble respuesta de sanación hay una elección que, según el Evangelio, no puede faltar: es la opción preferencial por los pobres (cfr. Exhort. ap. Evangelii gaudium [EG], 195). Y esta no es una opción política; ni tampoco una opción ideológica, una opción de partidos. La opción preferencial por los pobres está en el centro del Evangelio. 


PRINCIPIO DEL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES DE LA TIERRA


La pandemia ha puesto de relieve y agravado problemas sociales, sobre todo la desigualdad. Esto revela una enfermedad social; es un virus que viene de una economía enferma. Tenemos que decirlo sencillamente: la economía está enferma. Se ha enfermado. Es el fruto de un crecimiento económico injusto —esta es la enfermedad: el fruto de un crecimiento económico injusto— que prescinde de los valores humanos fundamentales. 

 En el mundo de hoy, unos pocos muy ricos poseen más que todo el resto de la humanidad. Repito esto porque nos hará pensar: pocos muy ricos, un grupito, poseen más que todo el resto de la humanidad. Esto es estadística pura. ¡Es una injusticia que clama al cielo!

«Al comienzo Dios confió la tierra y sus recursos a la administración común de la humanidad para que tuviera cuidado de ellos» (Catecismo de la Iglesia Católica, 2402). 


PRINCIPIO DE SOLIDARIDAD


«La palabra “solidaridad” está un poco desgastada y a veces se la interpreta mal, pero es mucho más que algunos actos esporádicos de generosidad. ¡Es más! Supone crear una nueva mentalidad que piense en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos» (Exhort. ap. 

Evangelii gaudium, 188). Esto significa solidaridad. No es solo cuestión de ayudar a los otros —esto está bien hacerlo, pero es más—: se trata de justicia (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, 1938-1940). La interdependencia, para ser solidario y fructífero, necesita raíces fuertes en la humanidad y en la naturaleza creada por Dios, necesita respeto por los rostros y la tierra.


PRINCIPIO DE SUBSIDIARIEDAD


Para salir mejores de una crisis como la actual, que es una crisis sanitaria y al mismo tiempo una crisis social, política y económica, cada uno de nosotros está llamado a asumir su parte de responsabilidad, es decir compartir la responsabilidad. Tenemos que responder no solo como individuos, sino también a partir de nuestro grupo de pertenencia, del rol que tenemos en la sociedad, de nuestros principios y, si somos creyentes, de la fe en Dios. Pero a menudo muchas personas no pueden participar en la reconstrucción del bien común porque son marginadas, son excluidas o ignoradas; ciertos grupos sociales no logran contribuir porque están ahogados económica o políticamente. En algunas sociedades, muchas personas no son libres de expresar la propia fe y los propios valores, las propias ideas: si las expresan van a la cárcel. 

Por un lado, y sobre todo en tiempos de cambio, cuando los individuos, las familias, las pequeñas asociaciones o las comunidades locales no son capaces de alcanzar los objetivos primarios, entonces es justo que intervengan los niveles más altos del cuerpo social, como el Estado, para proveer los recursos necesarios e ir adelante.

Pero por otro lado, los vértices de la sociedad deben respetar y promover los niveles intermedios o menores. De hecho, la contribución de los individuos, de las familias, de las asociaciones, de las empresas, de todos los cuerpos intermedios y también de las Iglesias es decisiva. Estos, con los propios recursos culturales, religiosos, económicos o de participación cívica, revitalizan y refuerzan el cuerpo social (cfr. 

CDSC, 185). Es decir, hay una colaboración de arriba hacia abajo, del Estado central al pueblo y de abajo hacia arriba: de las asociaciones populares hacia arriba. Y esto es precisamente el ejercicio del principio de subsidiariedad.


PRINCIPIO DEL CUIDADO DE LA CASA COMÚN.


Para salir de una pandemia, es necesario cuidarse y cuidarnos mutuamente. El cuidado es una regla de oro de nuestra humanidad y trae consigo salud y esperanza (cf. Enc. Laudato si’ [LS], 70). Cuidar de quien está enfermo, de quien lo necesita, de quien ha sido dejado de lado: es una riqueza humana y también cristiana,

Este cuidado abraza también a nuestra casa común: la tierra y cada una de sus criaturas. Todas las formas de vida están interconectadas (cf. ibíd., 137-138), y nuestra salud depende de la de los ecosistemas que Dios ha creado y que nos ha encargado cuidar.


Tenemos un plan importante, curar el mundo, que la Iglesia ha marcado desde hace muchos años. Tenemos una tarea pendiente. Tenemos unos criterios, tenemos unos cimientos. Pongámonos manos a la obra. 


Enlace a las catequesis del Papa



MISA DE LA TARDE


En la misa de esta mañana he delineado, siguiendo las catequesis del Papa con su lema de "curar el mundo", los distintos principios fundamentales de la doctrina social de la Iglesia, que les recomiendo buscar y leer, porque nos afecta a todos. La misa de la mañana es más pública, están las autoridades, está la televisión y la radio. He querido expresarme desde ahí.


Esta tarde, la misa es más acogedora, estamos "los de casa" y perdonen esta expresión, refiriéndome más sencillamente a los que tenemos una conciencia más fina como miembros de la comunidad cristiana.


Y mirando solamente a la comunidad cristiana, también vemos que esta comunidad está tocada.


De la mano de San Miguel, pero sobre todo del Señor, podremos derrotar estos miedos, estos demonios que nos atenazan, nos dividen, nos aflojan y nos dispersan. Según el evangelio de hoy: veremos cosas mayores, y digo yo, y mejores.


En la primera lectura vemos la batalla del cielo. Una batalla terrible. Una batalla vencida, con la sangre del cordero.

Hoy se nos invita a librar nosotros también esta batalla.

Una batalla también terrible, pero si queremos y con la sangre del Cordero, una batalla vencida.


Tristeza. Hace falta personas dispuestas a alegrar a los demás. Incluso teniendo en cuenta aquella oración de Santa Teresa de Calcuta: "cuando esté triste, dame a alguien a quien alegrar". No alegramos con palabras vacías, o huecas, aprendidas de memoria, sino con la convicción en el Señor. 


Miedo: Que bien haríamos si hubiera personas que ayuden a los demás a poner su confianza en el Señor.  Crear espacio para reconocer que estamos en manos de Dios. 


Angustia: Muchas veces, sólo necesitamos ser escuchados y escupir hacia fuera todo aquello que nos atenaza. El Papa habla de la pastoral de la oreja. Cada uno de ustedes, ofrezcan confianza a los demás para que puedan sanar sus heridas. Ustedes saben que tengo una sensibilidad y gusto especial por la confesión, no sólo sacramental. En este tiempo, no me estoy sentando los viernes por la mañana porque está cerrada la Iglesia, pero veré como podré hacer. Pero si me estoy sentando más de media hora antes de la misa. Incluso, muchos, por medio del almanaque, de los que quedan algunos, tienen mi teléfono. Siempre disponible. SP. No tengan miedo de molestar. 


Vuelta al egoísmo: ¡Cómo cambiaría el mundo si los cristianos tomáramos conciencia que la vida cobra sentido sirviendo a los demás!


Pobreza: Hace falta una marea de solidaridad. Si todos, aunque tengamos menos, podemos ayudar a que todos tengan más, habremos cambiado el mundo. La forma principal que tenemos para ello es la colecta. Y permítanme que les diga, la colecta de Cáritas de una manera especial, pero también cualquier colecta. Ser solidario con esta parroquia, para cubrir los gastos que tiene, es por el bien común.


Con estas pequeñas ideas, podremos resucitar nuestra sociedad, nuestro pueblo, nuestra parroquia. Eso sí, hagámoslo "con la sangre del Cordero".

- Esa sangre es la sangre de la nueva alianza.

- Lo hacemos desde Dios y por Dios porque Él es quien nos justifica y nos salva

- Desde la gratitud y gratuidad.

- Con la humildad que sólo tiene el que fue sanado y liberado.

- Esa sangre implica nuestra servicio total. Es toda nuestra vida.


"Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre". Por ello, no tengamos miedo, no nos dejemos atenazar por éste y "salgamos, salgamos a ofrecer a todos la vida de Jesucristo" (EG 49)

martes, 22 de septiembre de 2020

HOJA PARROQUIAL DEL DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

  HOJA PARROQUIAL


26 y 27 de Septiembre de 2020
Domingo XXVI del Tiempo Ordinario. Ciclo A.
Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima en Tijarafe

Textos tomados de la página web de los dominicos en España. Dibujos obra de Fano.

“Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”



    Hay que ver ¡cómo nos conoce el Señor! Nos pilla infraganti cuantas veces decimos que ¡sí, sí, claro que sí! y, después, ¡nada de nada! Nos hace ver nuestra debilidad y nos anima a seguir la carrera de la vida. (Evangelio) También nos reprende cuando intentamos justificarnos y echarle las culpas a Él. Nos muestra el camino que lleva a la vida. (Ezequiel) Y nos dice que tenemos que correr la “carrera”, por el “Camino”, y cogidos de la mano del hermano. (San Pablo) Con todo esto, no podemos más que recordarle que su ternura y su misericordia son eternas. (Salmo)






LECTURAS


Primera lectura la profecía de Ezequiel 18, 25-28


Esto dice el Señor: «Insistís: “No es justo el proceder del Señor”. Escuchad, casa de Israel: ¿Es injusto mi proceder? ¿No es más bien vuestro proceder el que es injusto? Cuando el inocente se aparta de su inocencia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él salva su propia vida. Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá».


Salmo 24, 4bc-5. 6-7. 8-9 R/. Recuerda, Señor, tu ternura


Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador, y todo el día te estoy esperando. R/.


Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; no te acuerdes de los pecados ni de las maldades de mi juventud; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. R/.


El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. R/.


Segunda lectura la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 1-11


Hermanos: Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por rivalidad ni por ostentación, considerando por la humildad a los demás superiores a vosotros. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás. Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús. El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios; al contrario, se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres. Y así, reconocido como hombre por su presencia, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.


Evangelio según san Mateo 21, 28-32


En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Él le contestó: “No quiero». Pero después se arrepintió y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: “Voy, señor”. Pero no fue. ¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?». Contestaron: «El primero». Jesús les dijo: «En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis».

YOUCAT

CAPÍTULO SEGUNDO. Los sacramentos de curación


El Sacramento de la Penitencia y de la Reconciliación


232 ¿Qué debo hacer en una confesión?


Pertenecen a toda confesión el examen de conciencia, la contrición o arrepentimiento, el propósito de enmienda, la confesión y la penitencia. El examen de conciencia debe ser a fondo, pero nunca puede ser exhaustivo. Sin verdadero arrepentimiento, basado en una confesión de los labios, nadie puede ser absuelto de sus pecados. Igualmente es imprescindible el propósito de no cometer ese pecado nunca más en el futuro. El pecador debe necesariamente declarar el pecado ante el confesor, es decir, hacer una confesión del mismo. Finalmente pertenece a una confesión la reparación o penitencia que impone el confesor al pecador para reparar el daño cometido.


233 ¿Qué pecados hay que confesar?”


Los pecados graves, que se recuerden tras un examen de conciencia minucioso, y que aún no se hayan confesado, sólo pueden ser perdonados, en circunstancias normales, en la confesión sacramental individual. Es cierto que ante la confesión nos sentimos cohibidos. Pero superar esto es ya el primer paso para sanar interiormente. A menudo ayuda pensar en que también el PAPA debe tener valor para confesar a otro sacerdote —y con ello a Dios— sus faltas y debilidades. Sólo en casos de necesidad existencial (como por ejemplo en la guerra, en un bombardeo o en otra circunstancia en la que un grupo de personas se encuentre en peligro de muerte) puede un sacerdote conceder la absolución a un grupo de personas, sin que previamente se haya dado una confesión individual de los pecados (es la llamada absolución general). En cualquier caso, si se supera esta circunstancia, hay que confesar individualmente los pecados graves en la primera ocasión que se tenga. 


234 ¿Cuándo hay obligación de confesar los pecados graves? ¿Con qué frecuencia hay que confesarse?


Al llegar a la edad de la discreción hay obligación de confesar los pecados graves. La Iglesia manda que se haga al menos una vez al año. En cualquier caso hay que confesarse antes de recibir la sagrada COMUNIÓN si se ha cometido algún pecado grave. Con la expresión «edad de la discreción» se refiere la Iglesia a la edad en la que se ha llegado a usar la razón y se ha aprendido a distinguir entre el bien y el mal. 


jueves, 17 de septiembre de 2020

INGRESOS Y GASTOS MES DE AGOSTO

EXTRACTO DE LOS INGRESOS Y GASTOS EN LAS PARROQUIAS DE TAZACORTE EN EL MES DE AGOSTO


 PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN


                INGRESOS                                                        GASTOS



 
       1    1º Domingo Agosto Cáritas        72,50 €  
       2    50  1º Domingo Agosto Cáritas        72,50 € 
       3    Colectas dominicales      131,00 €  
       4    Colectas diárias        32,60 €  
       5    Donativo        55,00 €  
       6    Donativo        60,00 €  
       7    venta objetos religiosos        47,00 €  
       8    venta objetos religiosos      106,00 €  
       9    Capillas        36,00 €  
     10    Aranceles Bautismos        29,00 €  
     11    51  Factura Endesa Luz      140,46 € 
     12    52  Factura Securitas Direc        43,74 € 
     13    53  Gastos manten. B.digital         5,35 € 
     14    


PARROQUIA DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL

                       INGRESOS                                                  GASTOS