miércoles, 22 de febrero de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 23 DE FEBRERO DE 2023

 



Lc 9,22-25: El que pierda su vida por mi causa la salvará.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día».

Entonces decía a todos:

«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?».


Ayer comenzábamos la Cuaresma. Es un proceso, es un camino. No podemos tomárnoslo con calma. Asumamos con rapidez la intensidad que nos exige. 

En el evangelio, vemos que Jesús, a bocajarro nos anuncia la Pasión. La Iglesia nos anuncia a donde nos llevará esta Cuaresma, a acompañar a Jesús a su muerte, para resucitar con Él.

La Iglesia no se anda con chiquitas, nos propone todo. De hecho, en el evangelio y en la primera lectura se nos propone una elección. Quien quiera salvar su vida o quien pierda su vida por mí. 


Se nos invita a perder la vida. Y esto es algo muy fuerte. Podemos hacer una sugerencia de cosas que representen perder la vida.

Hace referencia al martirio, el Papa decía de dos maneras se pierde la vida: “explícitamente confesando la fe, o implícitamente defendiendo la verdad”.


Pero también podemos entender perder la vida cuando se ama. Cuando se ama, no se piensa en uno, sino en el/la amado/a. Guardar la vida significa medir la entrega, medir lo que doy, como me doy. Sin embargo, en términos de amor, no hay mediciones, no hay límites, no hay cotos. Jesús nos pone en la dinámica del amor, que es la dinámica del servicio, de la entrega y de la misericordia. 






De la Verbum Domini nº 44 . “el «literalismo» propugnado por la lectura fundamentalista, representa en realidad una traición, tanto del sentido literal como espiritual, abriendo el camino a instrumentalizaciones de diversa índole, como, por ejemplo, la difusión de interpretaciones antieclesiales de las mismas Escrituras.”

De la Verbum Domini nº 47 “Evítese fomentar un concepto de investigación científica que se considere neutral respecto a la Escritura. Por eso, junto al estudio de las lenguas en que ha sido escrita la Biblia y de los métodos interpretativos adecuados, es necesario que los estudiantes tengan una profunda vida espiritual, de manera que comprendan que sólo se puede entender la Escritura viviéndola.

En esta perspectiva, recomiendo que el estudio de la Palabra de Dios, escrita y transmitida, se haga siempre con un profundo espíritu eclesial”