domingo, 31 de julio de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 2 DE AGOSTO DE 2022

Mt 14,22-36: Mándame ir a ti sobre el agua.


Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.

Y después de despedir a la gente subió al monte a solas para orar. Llegada la noche estaba allí solo.

Mientras tanto la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. A la cuarta vela de la noche se les acercó Jesús andando sobre el mar. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, diciendo que era un fantasma.

Jesús les dijo enseguida:

«¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!».

Pedro le contestó:

«Señor, si eres tú, mándame ir a ti sobre el agua».

Él le dijo:

«Ven».

Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:

«Señor, sálvame».

Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:

«¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?».

En cuanto subieron a la barca amainó el viento.

Los de la barca se postraron ante él diciendo:

«Realmente eres Hijo de Dios».

Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y los hombres de aquel lugar apenas lo reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y le trajeron a todos los enfermos.

Le pedían tocar siquiera la orla de su manto. Y cuantos la tocaban quedaban curados.



Después de la multiplicación de los panes y peces que vimos hoy, se dirigen al otro lado del lago, mientras Jesús va al monte a solas a orar. Y en la madrugada se acerca Jesús. Pedro pone a prueba a Jesús: “si eres tú”, pero sin embargo, a pesar de este reto, Pedro tiene una afirmación propia de un hombre de fe: “mándame” ir hacia ti…


Sobre esto quisiera reflexionar un poquito. La fe es confianza, es respuesta al amor, pero también es obediencia. El hombre de fe reconoce la pobreza de sus capacidades, reconoce sus limitaciones, incluso sus pecados, y sobretodo, reconoce el poder en la confianza en Jesús. Por ello, no sale directo al agua, le pide que Jesús se lo mande, para que lo pueda hacer. 


Recordemos, la fe no es un voluntarismo, sino una respuesta positiva a la indicación del Maestro. Si él me manda ir, me dará la capacidad para poder hacer, porque por mis propias fuerzas no podré. Esta claro, que ahí no está solo el tema, porque el mismo Pedro, se hundió posteriormente, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo y dejó de confiar. 


¿Estamos todos dispuestos a pedirle al Señor, mándame…? Que podamos decirle como el profeta Isaías: “Aquí estoy, mándame”.