23 y 24 de Abril de 2022
“Paz a vosotros”
Llevamos ocho días celebrando el acontecimiento de la Resurrección. Fue un acontecimiento que repercutió de tal manera en quienes vivieron la experiencia de encuentro con Jesús resucitado, que transformó sus vidas: pasaron de vivir con miedo a exultar de alegría, de estar encerrados a sentirse enviados, de vivir en la incertidumbre a poder ver y tocar a su Señor, de no ver a creer, de creer a vivir dando testimonio.
Este itinerario inaugura un nuevo tiempo en el que el Espíritu impulsa y sostiene a la comunidad, tanto aquella primera de discípulos y seguidores que oyeron, vieron y tocaron a Jesús durante su vida, como todas las que posteriormente sentimos su presencia «vivo por los siglos de los siglos» (Ap 1,18).
Hoy, «el día del Señor» (Ap 1,10), celebramos la misericordia que el Señor ha tenido con nosotros al hacernos testigos de la resurrección de su Hijo, acogemos su «paz» (Jn 20,19.21.26), recibimos su «Espíritu Santo» (Jn 20,22) y somos «enviados» a dar testimonio de lo que «hemos visto y oído» (1 Jn 1,3)
Primera lectura de los Hechos de los Apóstoles 5, 12-16
Salmo 117. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
Segunda lectura del libro del Apocalipsis 1, 9-11a. 12-13. 17-19
Evangelio según San Juan 20, 19-31
Parte 4. Cómo debemos orar
PRIMERA SECCIÓN. La oración en la vida cristiana
CAPÍTULO PRIMERO. Orar: Cómo Dios nos regala su cercanía
486 ¿Por qué debemos pedir a Dios?
Dios, que nos conoce completamente, sabe lo que necesitamos. Sin embargo, quiere que «pidamos»: que en las necesidades de nuestra vida nos dirijamos a él, le gritemos, le supliquemos, nos quejemos, le llamemos, que incluso «luchemos en la oración» con él. Ciertamente Dios no necesita nuestras peticiones para ay darnos. La razón por la que debemos pedir es por nuestro propio interés. Quien no pide y no quiere pedir, se encierra en sí mismo. Sólo e[ hombre que pide, se abre y se dirige ¿ origen de todo bien. Quien pide retorna a la casa de Dios. De este modo la oración de petición coloca al hombre en 1 relación correcta con Dios, que respeta nuestra libertad.
¿Qué expresan los cristianos mediante las diferentes posturas de oración?”
Con el lenguaje del cuerpo, los cristianos ponen su vida ante Dios: Se postran ante Dios. Unen sus manos en la oración o las extienden (postura del orante). Hacen la genuflexión o se arrodillan ante el Santísimo Sacramento. Escuchan el Evangelio de pie. Meditan sentados.
La postura de estar de pie ante Dios expresa respeto (uno se pone en pie cuando entra alguien de más categoría), y al mismo tiempo atención y disponibilidad (uno está dispuesto a ponerse inmediatamente en camino). Si al mismo tiempo se extienden las manos para alabar a Dios (postura del orante), se adopta el gesto original de la alabanza.
Sentado ante Dios el cristiano escucha en su interior, deja resonar la Palabra en su corazón (Lc 2,51) y la medita.
De rodillas el hombre se hace pequeño ante la grandeza de Dios. Reconoce su dependencia de la gracia de Dios.
Postrándose el hombre adora a Dios.
Juntando las manos el hombre se recoge frente a la dispersión y se une a Dios. Las manos enlazadas son también el gesto originario de la petición.