17 de Abril de 2022
“Entró, vio y creyó”
Amanece el tiempo de Pascua. Tan grande es la experiencia de la Resurrección, tan fuerte sigue resonando en la Iglesia a pesar de los siglos, que no nos basta un día, ¡ni ocho siquiera!, para acogerla y celebrarla. La Pascua toca las raíces y la identidad de nuestra fe como seguidores de Jesús. Es nuestro sello, pero también la fuente a la que volvemos para nutrirnos y renovar nuestra esencia como creyentes. Porque la fe no es una pieza de museo, antigua y valiosa; tampoco una doctrina, una cultura o unas normas que repetimos porque tenemos interiorizadas. La Pascua nos empuja a nacer de nuevo, a dejarnos engendrar por el mismo Dios que, sacando a su Hijo Jesús de la oscuridad de la muerte, lo hizo vivir para siempre como Señor y Salvador.
Amanecer en Pascua es más que recordar otros tiempos, personas o costumbres desde la nostalgia o el lamento. Es volver a vivir la experiencia de la vida del Resucitado desde dentro, haciéndola propia, acogiéndola hasta el punto que nos cambie en lo profundo y escondido, que nos contagie la fuerza de su alegría, el coraje de su esperanza.
Amanece la Pascua. Y lo hace, como cada año, en primavera. ¿Seremos capaces de reconocer y señalar toda la vida que se despereza a nuestro alrededor? ¿Nos pondremos en marcha para asociarnos de forma contagiosa al rumor de vida que el Viviente despierta en el mundo? ¿Tendremos el valor de sentirnos, en primera persona, testigos del Resucitado?
Primera lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 10, 34a. 37-43
Salmo 117 R/. Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo
Segunda lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 1-4
Evangelio según san Juan 20, 1-9
Parte 4. Cómo debemos orar
PRIMERA SECCIÓN. La oración en la vida cristiana
CAPÍTULO PRIMERO. Orar: Cómo Dios nos regala su cercanía
482 ¿Qué importancia tenía la oración entre los primeros cristianos?
Los primeros cristianos oraban intensamente. La Iglesia primitiva se movía por el impulso del Espíritu Santo, que había descendido sobre los discípulos y a quien la Iglesia debía su atractivo: «Y perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones»
483 ¿Cuáles son las cinco formas principales de oración?
Las cinco formas principales de oración son la BENDICIÓN, la adoración, la oración de petición y de intercesión, la oración de acción de gracias y la oración de alabanza.
484 ¿Qué es una bendición?
Una bendición es una oración que pide la BENDICIÓN de Dios sobre nosotros. Toda bendición procede únicamente de Dios. Su bondad, su cercanía, su misericordia son bendición. La fórmula más breve de la bendición es «El Señor te bendiga». Todo cristiano debe pedir la bendición de Dios para sí mismo y para otras personas. Los padres pueden trazar sobre la frente de sus hijos la señal de la cruz. Las personas que se aman pueden bendecirse. Además el PRESBÍTERO, en virtud de su ministerio, bendice expresamente en el nombre de Jesús y por encargo de la Iglesia. Su oración de bendición es especialmente eficaz por medio del sacramento del Orden y por la fuerza de la oración de toda la Iglesia.
485 ¿Por qué debemos adorar a Dios?
Toda persona que comprenda que es criatura de Dios reconocerá humildemente al Todopoderoso y lo adorará. La adoración cristiana no ve únicamente la grandeza, el poder y la SANTIDAD de Dios. También se arrodilla ante el amor divino que se ha hecho hombre en Jesucristo. Quien adora verdaderamente a Dios se pone de rodillas ante él o se postra en el suelo. En esto se muestra la verdad de la relación entre Dios y el hombre: él es grande y nosotros somos pequeños. Al mismo tiempo el hombre nunca es mayor que cuando se arrodilla ante Dios en una entrega libre. El no creyente que busca a Dios y comienza a orar puede de este modo encontrar a Dios.