miércoles, 13 de mayo de 2020

HOJA PARROQUIAL VI DOMINGO DE PASCUA. CICLO A

HOJA PARROQUIAL.
16 y 17 de Mayo de 2020
Domingo VI de Pascua. Ciclo A.
Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima en Tijarafe

Textos tomados de la página web de los dominicos en España. Dibujos obra de Fano.

“Que esté siempre con vosotros el Espíritu de la verdad”
Vamos a celebrar hoy el Sexto Domingo de Pascua. Este tiempo de plenitud, tras la Resurrección del Señor Jesús, va alcanzando sus objetivos. El próximo domingo celebraremos la Ascensión del Señor y ya el siguiente será la gran fiesta de Pentecostés. Y hoy como adelanto de todo ello, Jesús nos recuerda que el Espíritu Santo está ya cerca. Y que Él vendrá en enseñárnoslo todo, aquello que nos falta por saber y aprender… para ser felices ya en esta vida. 



LECTURAS


Primera lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 8, 5-8. 14-17

En aquellos días, Felipe bajó a la ciudad de Samaría y les predicaba a Cristo. El gentío unánimemente escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría. Cuando los apóstoles, que estaban en Jerusalén, se enteraron de que Samaría había recibido la palabra de Dios, enviaron a Pedro y a Juan; ellos bajaron hasta allí y oraron por ellos, para que recibieran el Espíritu Santo; pues aún no había bajado sobre ninguno; estaban solo bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.

Sal 65, 1-3a. 4-5. 6-7a. 16 y 20 R/. Aclamad al Señor, tierra entera

Aclamad al Señor, tierra entera; tocad en honor de su nombre, cantad himnos a su gloria. Decid a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!». R/.

Que se postre ante ti la tierra entera, que toquen en tu honor, que toquen para tu nombre. Venid a ver las obras de Dios, sus temibles proezas en favor de los hombres. R/.

Transformó el mar en tierra firme, a pie atravesaron el río. Alegrémonos en él. Con su poder gobierna eternamente. R/.

Los que teméis a Dios, venid a escuchar, os contaré lo que ha hecho conmigo. Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica ni me retiró su favor. R/.

Segunda lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 3, 15-18

Queridos hermanos: Glorificad a Cristo el Señor en vuestros corazones, dispuestos siempre para dar explicación a todo el que os pida una razón de vuestra esperanza, pero con delicadeza y con respeto, teniendo buena conciencia, para que, cuando os calumnien, queden en ridículo los que atentan contra vuestra buena conducta en Cristo. Pues es mejor sufrir haciendo el bien, si así lo quiere Dios, que sufrir haciendo el mal. Porque también Cristo sufrió su pasión, de una vez para siempre, por los pecados, el justo por los injustos, para conduciros a Dios. Muerto en la carne pero vivificado en el Espíritu.

Evangelio según san Juan 14, 15-21

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre que os dé otro Paráclito, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque. no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque mora con vosotros y está en vosotros. No os dejaré huérfanos, volveré a vosotros. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él».

YOUCAT

CAPÍTULO SEGUNDO. Cómo celebramos los misterios de Cristo
179 ¿Quién celebra la Liturgia?
Es el mismo Cristo, el Señor, quien celebra en todas las liturgias terrenas la LITURGIA celestial, que abarca a ángeles y hombres, a vivos y difuntos, pasado, presente y futuro, cielo y tierra. Los PRESBÍTEROS y los fieles participan en la celebración litúrgica de Cristo de diferente manera. [1136-1139]
En las celebraciones litúrgicas debemos prepararnos interiormente para la grandeza de lo que allí sucede. Aquí y ahora está presente Cristo, y con él todo el cielo. Allí están todos llenos de “una alegría indecible y al mismo tiempo de amorosa preocupación por nosotros. El último libro de la Sagrada Escritura, el Apocalipsis, nos describe en imágenes misteriosas esta liturgia celestial, a la que unimos nuestra voz aquí en la tierra. 170
180 ¿Por qué traducimos Liturgia como culto divino?
El culto o servicio divino es ante todo el servicio que Dios nos hace a nosotros, y sólo en segundo lugar nuestro servicio a Dios. Dios se nos da bajo signos sagrados, para que nosotros hagamos lo mismo: entregarnos sin reserva a él. [1145-1192]
Jesús está ahí, en la Palabra y el SACRAMENTO: Dios está presente. Esto es lo primero y lo más importante en toda celebración litúrgica. En segundo lugar estamos nosotros. Jesús entrega su vida por nosotros, para que nosotros le ofrezcamos el sacrificio espiritual de nuestras vidas. En la EUCARISTÍA Cristo se nos da, para que nos demos a él. Por así decir, extendemos a Cristo un cheque en blanco sobre nuestra vida. De este modo participamos en el sacrificio salvador y transformador de Cristo. “Nuestra pequeña vida es elevada al reino de Dios. Dios puede vivir su vida en nuestra vida.
181 ¿Por qué en las celebraciones litúrgicas hay tantos signos y símbolos?
Dios sabe que los hombres no sólo somos seres espirituales, sino también corporales; necesitamos signos y símbolos para reconocer y designar las realidades espirituales o interiores. [1145-1152]
Da igual que sean rosas rojas, anillo nupcial, vestidos negros, grafitis o el lazo de la lucha contra el sida, siempre expresamos las realidades interiores mediante signos y también nos entendemos así de modo inmediato. El Dios hecho hombre nos da signos humanos, bajo los cuales él vive y actúa entre nosotros: pan y vino, el agua del Bautismo, la unción con el Espíritu Santo. Nuestra respuesta a los signos sagrados de Dios, instituidos por Cristo, consiste en muestras de reverencia: doblar la rodilla, ponerse en pie para escuchar el Evangelio, inclinarse, juntar las manos. Y como hacemos para una boda, adornamos el lugar de la presencia divina con lo más hermoso que tenemos: con flores, velas y música. No obstante, los signos necesitan en ocasiones palabras que los interpreten.