viernes, 23 de febrero de 2024

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO II DE CUARESMA. CICLO B

 







HOJA PARROQUIAL

24 y 25 de Febrero del 2024
Domingo II de Cuaresma. Ciclo B

Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima. Tijarafe





"Esté es mi hijo, el amado"


• El Evangelio de Marcos nos ha relatado el anuncio de la Pasión y Muerte de Jesús, y las enseñanzas sobre las renuncias que pide el seguimiento de Jesús, la necesidad de tomar cada uno su cruz para seguirle.
 • A continuación el evangelista nos ofrece el relato de la Transfiguración, como para decirnos que quien será crucificado es el Resucitado, al que crucificarán es el Hijo de Dios. Ante el desasosiego que pueden causarles estas palabras que anuncian, en un primer momento, un desenlace terrible: la muerte violenta y la necesidad de tomar cada uno su cruz Jesús quiere afianzar la fe de sus discípulos y les muestra su otra cara, Él es Dios: ”Este es mi Hijo amado; escuchadlo” (7).
 • Jesús se da a conocer, Dios lo muestra a los tres Apóstoles (2). Es Dios quien toma la iniciativa de revelar la identidad de Jesús, como lo hizo en el momento del bautismo. 
• Todo el relato acontece en la montaña (2), lugar de encuentro con Dios, ámbito de presencia de Dios. Es ahí donde Dios se les muestra a los Apóstoles.
 • La presencia de Moisés y de Elías simboliza la Ley y los Profetas (4), con lo que nos dice que con Jesús la historia de salvación ha llegado a su plenitud. 
• Pedro, con la indicación de hacer “tres tiendas” (5), quiere prolongar aquella situación gloriosa, es una tentación. Aquello fue algo muy breve y lo propio del momento era bajar de la montaña, afrontar las dificultades y las alegrías de la vida, tomar el camino de la cruz y durante el día y la noche seguir a Jesús. La tentación era: no querer afrontar el trabajo del anuncio del mensaje de Jesús. Pero la obra de Jesús necesitaba manos, personas. Su lugar era en el mundo, bajo de la montaña en el llano, en la vida de cada día es donde el proyecto de Jesús tenía que ser anunciado. También ahora. 
• De la nube, de Dios viene la voz que anuncia: “Este es mi Hijo amado; escuchadlo” (7). Hay una diferencia con la voz del bautismo. En aquel momento esta voz se dirigía sólo a Jesús, ahora esta voz se dirige a los discípulos, con el añadido de que hay que escucharle. 
• Con ello Dios muestra la relación íntima que existe entre Él y Jesús. Todos somos hijos de Dios pero Jesús es el Hijo amado de Dios. 
• A ese Hijo, a Jesús, el Padre quiere, nos manda, que le escuchemos. • Esta es una de nuestras misiones, esta es una de las mejores cosas que podemos hacer: Escucharle para conocerlo y amarle, así poderlo seguir y con todo ello poder darlo a conocer. Para hacer que muchos sean sus seguidores y así entre todos cooperemos en la construcción del Proyecto de Dios Padre. 
• Para finalizar, Jesús les invita a que guarden silencio, sólo a la luz de la Resurrección es posible comprender y asumir estos hechos.

LECTURAS


Primera lectura del libro del Génesis 22, 1-2. 9-13. 15-18 

En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán.

Le dijo:
«¡Abrahán!».

Él respondió:
«Aquí estoy».

Dios dijo:
«Toma a tu hijo único, al que amas, a Isaac, y vete a la tierra de Moria y ofrécemelo allí en holocausto en uno de los montes que yo te indicaré».

Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña.

Entonces Abrahán alargó la mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.

Pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo:
«¡Abrahán, Abrahán!».

Él contestó:
«Aquí estoy».

El ángel le ordenó:
«No alargues la mano contra el muchacho ni le hagas nada. Ahora he comprobado que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, a tu único hijo».

Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.

El ángel del Señor llamó a Abrahán por segunda vez desde el cielo y le dijo: «Juro por mí mismo, oráculo del Señor: por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo, tu hijo único, te colmaré de bendiciones y multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de sus enemigos. Todas las naciones de la tierra se bendecirán con tu descendencia, porque has escuchado mi voz».

Salmo 115, 10 y 15. 16-17. 18-19 R/. Caminaré en presencia del Señor en el país de los vivos

Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!».
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles. R/.

Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor. R/.

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén. R/.

ANTÍFONA DEL SALMO CANTADA


Segunda lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos 8, 31b-34

Hermanos:

Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?

El que no se reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, que murió, más todavía, resucitó y está a la derecha de Dios y que además intercede por nosotros?

Evangelio según San Marcos 9, 2-10

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, subió aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.

Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.

Entonces Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús:
«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».

No sabía qué decir, pues estaban asustados.

Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube:
«Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo».

De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.

Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.

Esto se les quedó grabado y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos.


REFLEXIÓN CUARESMAL

“Una voz desde la nube decía: “Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo”” (Mt 17,1-9). A aquella excursión Jesús solo llevó a tres amigos: Pedro, Santiago y Juan. Cuando llegaron a lo alto del monte, Jesús “se transfiguró”, es decir, manifestó su condición divina. Moisés y el profeta Elías se aparecieron y hablaron con Él: el antiguo testamento adquiere sentido y se cumple en Jesús. La nube que los envolvía representa al Espíritu. El Padre declara: “Este es mi Hijo amado, escuchadlo”. Las “teofanías” (manifestaciones de Dios) del antiguo testamento, como las del monte Sinaí, se quedan pálidas ante esta. Esta cercanía de Dios ¿qué efecto produjo en quienes la vivieron? ¿Acaso cayeron fulminados? Ni mucho menos. Que Dios se nos muestre cercano, por Jesús y en su Espíritu, es lo mejor que nos puede pasar. Así lo sintió Pedro, que dijo: “¡Qué bien se está aquí!” Realmente necesitaban un empujón como este después de lo que Jesús les había anunciado: que iban a Jerusalén y que allí él iba a morir crucificado, y que quien le siguiera debía aceptar el mismo destino. No hay cristianismo sin cruz, pero tampoco hay ya cruz sin Cristo. Todos tenemos nuestro particular camino de Jerusalén y, por eso, todos necesitamos la cercanía del Señor. Él lo sabe, por eso se ha quedado con nosotros en la oración y en los sacramentos. Cada vez que oramos o participamos en la eucaristía, o en la confesión, subimos con Jesús al monte santo. Ahí nos comunica su palabra y nos fortalece con su gracia. ¡Qué privilegio! La cuaresma es tiempo donde debemos hacer más intensa nuestra oración y participar de los sacramentos. ¿Cuál es mi plan para estas semanas?

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