miércoles, 27 de diciembre de 2023

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO FESTIVIDAD DE LA SAGRADA FAMILIA. CICLO B

 







HOJA PARROQUIAL
30 de Diciembre y 31 (Por la mañana)
Domingo de la Festividad de la Sagrada Familia. Ciclo B


Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima. Tijarafe

Textos tomados de la página Web de Acción Católica.


"El niño iba creciendo, lleno de Sabiduría"

• Hoy recordamos a la Sagrada Familia: a José, María y el Niño Jesús. Dentro de esa familia creció Jesús y vivó lo que más tarde expresaría con sus gestos y palabras a lo largo de su vida pública. “El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él” (40). 
• La familia es un espacio privilegiado para acoger al otro y vivir el amor gratuito. La familia, de ordinario, nos proporciona la experiencia base que será el fundamento de nuestra vida. 
• Según la costumbre judía, cuarenta días después del parto, la madre tenía que ir al templo a purificarse y pagar el rescate por el hijo primogénito (22- 23). 
• María y José cumplen con lo prescrito como las demás familias, van al templo y con ellos llevan al niño ofreciendo por Él un par de tórtolas, según lo que estaba prescrito (24). 
• El Dios hecho hombre sigue los cauces normales de la gente de su tiempo, no hace uso de ningún privilegio. “Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret” (39). 
• En el templo aparecen dos personajes: Simeón (25) y Ana (36), dos personas justas, buenas que esperaban la venida de Dios, la Salvación (26). 
• Los dos, Simeón y Ana, se alegran del encuentro que han tenido. 
• La presencia de Jesús aporta alegría. Estas dos personas sí que acogen a la Luz del mundo. Ellas reconocen que en aquel Niño la salvación de Dios se ha hecho presente en nuestro mundo. 
• Simeón nos dice también quién es Jesús, “porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos luz: para alumbrar a las naciones, y gloria de tu pueblo Israel” (30-32). 
• Jesús es, para Simeón, el Salvador, la Luz de todos los pueblos (32), para Ana, Jesús es el libertador (38). Simeón anuncia que Jesús será como una bandera discutida, unos lo acogerán y otros lo rechazarán, y a María le anuncia que el sufrimiento les acompañará (34-35). 
• La Salvación, el libertador, encontrará dificultades en su vida para poder realizar su proyecto. 
• La cruz desde el principio toma cuerpo en la vida de Jesús, el sufrimiento aparece. 
• Como conclusión se nos dice que la familia regresa a su espacio natural, al anonimato, a la vida ordinaria, a la vida oculta en la que Jesús permaneció unos treinta años viviendo como un vecino más de aquel pueblecito de Nazaret (39). Y allí iba creciendo en amor (40).


                                              LECTURAS

Primera Lectura del libro del Eclesiástico 3, 2-6.  12-14 

El Señor honra más al padre que a los hijos
y afirma el derecho de la madre sobre ellos.
Quien honra a su padre expía sus pecados,
y quien respeta a su madre es como quien acumula tesoros.
Quien honra a su padre se alegrará de sus hijos
y, cuando rece, será escuchado.
Quien respeta a su padre tendrá larga vida,
y quien honra a su madre obedece al Señor.
Hijo, cuida de tu padre en su vejez
y durante su vida no le causes tristeza.
Aunque pierda el juicio, sé indulgente con él,
y no lo desprecies aun estando tú en pleno vigor.
Porque la compasión hacia el padre no será olvidada
y te servirá para reparar tus pecados.


Salmo 127, 1-2. 3. 4-5 R/. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R/.

Esta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sion,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.

ANTÍFONA DEL SALMO CANTADA EN ESTE ENLACE

Segunda lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 12-21


Hermanos:
Como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia.
Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro.
El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.
Y por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta.
Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados en un solo cuerpo.
Sed también agradecidos. La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente.
Cantad a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.
Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.
Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso agrada al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan el ánimo.


Evangelio según San Lucas 2, 22-40

Cuando se cumplieron los días de su purificación, según la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».
Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
«Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel».
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre:
«Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti misma una espada te traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.

                           ¿SABIAS QUÉ?


Dalmática. (Era un vestido de lujo de los romanos) Es un ornamento semejante a la casulla pero con mangas y más ceñido al cuerpo. Es la vestidura propia del diácono y se pone encima del cíngulo y la estola.






Capa Pluvial. Es una vestidura larga y suelta, que cubre todo el cuerpo; no lleva mangas y se sujeta por un broche. Al igual que la casulla se coloca encima del alba y la estola. El ministro ordenado puede ponerse la capa pluvial en las procesiones, en la Liturgia de las Horas, en la exposición al Santísimo y en otras acciones litúrgicas según las normas de cada rito.




Humeral o Paño de Hombros. Lienzo de tela, de forma rectangular y que suele llevar flecos a los lados, que se pone sobre los hombros el ministro ordenado para coger u ocultar al Santísimo en su traslado al sagrario, en las procesiones o para impartir con Él la bendición. Es signo del gran respeto que tenemos por el Cuerpo de Cristo.