lunes, 23 de enero de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 24 DE ENERO DE 2023

  Mc 3,31-35: El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre.

En aquel tiempo, llegaron la madre de Jesús y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar.

La gente que tenía sentada alrededor le dice:

«Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan».

Él les pregunta:

«¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?».

Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice:

«Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».


Jesús sigue poniendo las bases de la vida y espiritualidad cristiana. Y ésta no es otra sino seguir a Jesús. El seguimiento de Jesús se concreta precisamente en el cumplimiento de la voluntad de Dios.

María (su madre), destaca en ello, siempre a la escucha de la voluntad de Dios.

Esta voluntad de Dios no se me presenta como un sobre con unas instrucciones cada día. Es verdad que la Palabra meditada cada día, nos va dando las pistas de esta voluntad de Dios. Hace falta también del momento de la oración, un rato sosegado donde podemos ir desentrañando en nuestra vida esta Palabra dicha para mí (meditaba todo en su corazón)

Y muchas veces, es particularmente difícil cumplir la Palabra. Hace falta, no sólo de la escucha sino también de la confianza en Dios de que esa voluntad es salvífica para mí


SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS


VIDEO


MATERIAL  


                     


REFLEXIONES BÍBLICAS Y ORACIONES PARA EL OCTAVARIO


DÍA 7: Lo que ahora es así no tiene por qué seguir siéndolo 


Lecturas 


Jb 5, 11-16


Lc 1, 46-55 


Reflexión 


Job estaba viviendo una buena vida e inesperadamente sufrió la pérdida de su ganado y sirvientes, y soportó la desolación por la muerte de sus hijos. Estaba sufriendo mental, corporal y espiritualmente. Todos experimentamos estos sufrimientos que afectan nuestras mentes, nuestros cuerpos y espíritus. Podemos alejarnos de Dios y de los demás. Podemos perder la esperanza. Sin embargo, como cristianos, estamos unidos en una misma fe de que Dios está con nosotros en medio de nuestro sufrimiento. 

El 11 de abril de 2021 en Minnesota, Daunte Wright, un hombre afroamericano desarmado de veinte años fue asesinado a tiros por un oficial de policía blanco en un control rutinario de tráfico. Este incidente ocurrió durante el juicio de Derek Chauvin por el asesinato de George Floyd. 

No es difícil sentirse desesperado cuando se nos recuerda una y otra vez que vivimos en una sociedad fracturada que no reconoce, respeta y protege en plenitud la dignidad humana y la libertad de todos los seres humanos. Según el P. Bryan Massingale, un destacado profesor de ética social especialista en justicia racial, «la vida social la hacen los seres humanos. La sociedad en la que vivimos es el resultado de elecciones y decisiones humanas. Esto significa que los seres humanos pueden cambiar las cosas. Aquello que los seres humanos rompen, dividen y separan, puede ser también sanado, unido y restaurado con la ayuda de Dios. Lo que ahora es no tiene por qué seguir siendo así, esa es la esperanza y el desafío». 

En la oración, los cristianos hacen que sus corazones entren en armo- nía con el corazón de Dios, para amar lo que él ama y amar como él ama. Por tanto, la oración armoniza los corazones de todos los cristianos más allá de sus divisiones, para amar lo que Dios ama, a quienes él ama y como él ama, y para hacer que este amor se manifieste en nuestras obras. 


Unidad cristiana 


El Magnificat es el canto de alegría de María por todo lo que ve que Dios hace: restaurando el equilibrio entre los seres humanos al alzar a los humildes; reparando la injusticia al alimentar a los hambrientos; y recordando a Israel, su siervo. El Señor nunca olvida sus promesas ni abandona a su pueblo. Es fácil pasar por alto o subestimar la fe de aquellos que pertenecen a otras comunidades cristianas, particularmente si esas comunidades son pequeñas. Pero el Señor salva a su pueblo levantando a los humildes y reconoce el valor de cada uno. Estamos llamados a ver como él ve y a valorar a cada uno de nuestros hermanos y hermanas cristianos como él los valora. 


Desafío 


¿Cómo podemos unirnos en Cristo con la esperanza y la confianza de que Dios «cerrará la boca de la maldad»? 


Oración 


Dios de esperanza, ayúdanos a recordar que estás con nosotros en el sufrimiento.
Ayúdanos a encarnar la esperanza entre nosotros cuando la desesperanza venga a habitar sin más remedio en nuestros corazones. 

Concédenos el don de estar arraigados en tu Espíritu de amor, mientras trabajamos juntos para erradicar toda forma de opresión e injusticia.