martes, 18 de octubre de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 19 DE OCTUBRE DE 2022

 Lc 12,39-48: Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, velaría y no le dejaría abrir un boquete en casa.

Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».

Pedro le dijo:

«Señor, ¿dices esta parábola por nosotros o por todos?».

Y el Señor dijo:

«¿Quién es el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas?

Bienaventurado aquel criado a quien su señor, al llegar, lo encuentre portándose así. En verdad os digo que lo pondrá al frente de todos sus bienes.

Pero si aquel criado dijere para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegarles a los criados y criadas, a comer y beber y emborracharse, vendrá el señor de ese criado el día que no espera y a la hora que no sabe y lo castigará con rigor, y le hará compartir la suerte de los que no son fieles.

El criado que, conociendo la voluntad de su señor, no se prepara ni obra de acuerdo con su voluntad, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, ha hecho algo digno de azotes, recibirá menos.

Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más aún se le pedirá».


Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más aún se le pedirá. Como tantas veces, las expresiones de Jesús en nuestras traducciones no expresan del todo el espíritu de lo que quiere decir. Nosotros lo entendemos como una exigencia grande. Puedo entenderlo como las ayudas que da el gobierno que luego hay que declararlas a hacienda. Y ésto desdice del Jesús misericordioso que vamos conociendo más. 


Por otro lado, nunca quiero decir que todo valga, que da lo mismo todo. Pero entre una exigencia que nos pueda asfixiar y todo jauja, hay un término medio en el que creo que se mueve Jesús.


Yo creo entender, que nos está advirtiendo que los dones son para ponerlos al servicio DE LA MISIÓN.  No son para uno. Son para el crecimiento de la comunidad, que siempre está en camino y en salida.


Lo contrario provoca dos enfermedades: la autorreferencialidad y según el Papa lo que da es la muerte de la comunidad. Lo segundo es el orgullo que nos puede provocar, y ésta también es la muerte de todo lo que Dios pudiera hacer en nosotros. 


Por ello, no te asfixies por producir, sino por entregarte. Dios (como diría Santa Teresa de Calcula), no te pide el éxito sino el trabajo.