28 y 29 de Mayo de 2022
“Mientras los bendecía, se separó de ellos”
El misterio de la Ascensión del Señor, al mismo tiempo que proclama y corrobora la fe en el Resucitado, apunta y atrae la mirada creyente hacia lo alto, hacia la meta final a la que todos aspiramos. Hoy es, pues, un día gozoso en el peregrinaje de la fe, alentados por el ejemplo de nuestro hermano mayor, Cristo Jesús, entronizado en la gloria de Dios. Él es quien anticipa y plasma nuestros anhelos más íntimos, pues es el mismo que bajó del cielo asumiendo las limitaciones de nuestra condición humana.
Los dos textos lucanos que nos brindan las lecturas constituyen un bello díptico cargado de simbolismo religioso y de evocaciones bíblicas. Nos adentran en la contemplación silenciosa del acontecimiento fundamental de la fe cristiana con miras a la misión eclesial bajo la acción del Espíritu. La súplica confiada del Apóstol en la 2ª lectura recoge a su vez el sentir de los primeros cristianos, anhelantes por comprender en toda su magnitud el horizonte esperanzador abierto por la ascensión gloriosa del Señor resucitado.
Primera lectura de los Hechos de los Apóstoles 1, 1-11
Salmo 46. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.
Segunda lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 1, 17-23
Evangelio según San Lucas 24, 46-53
Parte 4. Cómo debemos orar
PRIMERA SECCIÓN. La oración en la vida cristiana
CAPÍTULO TERCERO. El camino de la oración
499 ¿Cuándo se debe rezar?
Desde los primeros tiempos, los cristianos oran al menos por la mañana, en las comidas y por la tarde. Quien no reza con regularidad pronto ya no rezará nunca. Quien ama a una persona y a lo largo del día nunca le hace llegar una señal de su amor, no la ama de verdad. Lo mismo sucede con Dios. Quien le busca verdaderamente le mandará continuamente señales intermitentes de su deseo de cercanía y amistad. Al levantarse por la mañana dedicar el día a Dios, pedirle su bendición y suplicar su «compañía» en todos los encuentros y necesidades. Darle gracias, especialmente a la hora de las comidas. Al final del día ponerse en sus manos, pedirle perdón y la paz para uno mismo y para los demás. Así es un día maravilloso, lleno de señales de amor que son aceptadas por Dios.
500 ¿Hay diferentes modos de orar?
Sí, existen la oración vocal, la meditación y la oración de contemplación. Las tres formas de oración presuponen el recogimiento del corazón.
501 ¿Qué es la oración vocal?
Ante todo la oración es una elevación del corazón a Dios. Y, sin embargo, Jesús mismo ha enseñado la oración vocal. Con el Padrenuestro nos ha dejado la oración vocal más perfecta, es como su testamento sobre cómo debemos orar. En la oración no sólo debemos tener pensamientos piadosos. Debemos expresar lo que nos preocupa y ponerlo ante nuestro Dios como queja, ruego, alabanza o acción de gracias. A menudo son las grandes oraciones vocales —los salmos y los himnos de la Sagrada Escritura, el padrenuestro, el avemaría— las que nos indican los verdaderos contenidos de la oración y las que nos conducen a una oración interior libre.