domingo, 10 de abril de 2022

HOMILÍA DEL DOMINGO DE RAMOS 2022. 10 DE ABRIL DE 2022

 Comenzamos la Semana Santa. Santa no porque hagamos cosas especiales.

Algunos ingenuos, creen que es santa porque hay que hacer cosas más santas. Incluso muchos critican que ahora se acercan a la Iglesia y el resto del año…Es santa por el Señor. Y sólo por Él. Por su entrega. Por su pureza. Por su amor. 

Ahora bien, eso no significa que no debamos ponernos a la altura del don, para poder recibir. 


Pasó hace 2000 años, pasa hoy. Porque cada año, la Semana Santa nos prepara para lo que vivimos. Muchos me dicen que las Semanas Santas de los dos años anteriores fueron más vividas, porque se centraron en las celebraciones. 


Nos prepararon para este año especial. Es decir, Jesús, hace 2000 años nos preparó para el volcán.

Nos preparó para el sufrimiento.

Nos preparó para la confianza.

Nos preparó para la entrega. 


La Pasión de Jesús ha sido terrible. Ha muerto un inocente. Una persona querida por el pueblo, y también ajusticiada por él. Alguien que había sido luz, esperanza para tantas personas. Ellos esperaban. Y todo se truncó. Alguien que no se cansó de hacer el bien.


Sin embargo, también recordamos la Pasión de Jesús como la luz en la vida, su sufrimiento nos encandila, su amor nos consuela. Su Resurrección nos da vida y esperanza. 


Así mismo, este año pasado, ha pasado algo terrible, terrible en casi todos los aspectos. Pero igualmente lo decíamos en la época más dura de la pandemia, que estamos terminando. No todo fue negro y gris. Hay luces muy grandes. 


Hay jóvenes que gracias a perderlo todo, han sido capaces de ver el sufrimiento de los demás. Hay muchas instituciones, organismos que se han desvivido por nosotros. La solidaridad de muchísimas personas e instituciones en todo el mundo ha sido extraordinario. Díganme, ¿ésto no es una maravilla?


Este volcán ha destapado muchos volcanes que estamos viviendo cada uno de nosotros. Niños, adolescentes, jóvenes y adultos. Volcanes que llamamos cruces, llamamos sufrimientos. El no sentirme querido, separación de los padres, niños que son pelota con la que juegan los padres, mobbing, agresiones, abandono, enfermedad, pérdidas, no tener amigos, soledad, comparación con los otros, pobreza, discapacidad, brecha digital, etc. 


Y Jesús entrando en Jerusalén, nos enseña como debemos afrontarlo. Por supuesto que no con el poder, con la violencia y la fuerza. Muchos querrían que el volcán se apagara de inmediato y la pandemia también. Pero así no fue la entrada en Jerusalén. Permítanme en las palabras del Papa: “Viene como rey manso, humilde, pacífico y pacificador. Y así viene también a nuestros corazones, como nos decía Papa Francisco: “del mismo modo que entró en Jerusalén, desea también entrar en nuestras ciudades y en nuestras vidas. Así como lo ha hecho en el evangelio, cabalgando sobre un asno, viene a nosotros humildemente, pero viene en nombre del Señor: con el poder de su amor divino perdona nuestros pecados y nos reconcilia con el Padre y con nosotros mismos”. 


¿Cómo lo afrontó Jesús?

  • CON EL VOLCÁN MÁS POTENTE QUE TENEMOS QUE ES LA FE (mueve montañas). “Un surtidor que salta hasta la vida eterna”, de manera que es ilimitado. Nos referimos a la confianza ilimitada en el Padre. Nos enseña a confiar en los momentos críticos, a no venirnos abajo sino apoyarnos en Él. 
  • CON LA ENERGÍA QUE MUEVE AL VOLCÁN, que es el calor del núcleo. Nos referimos al amor. Sólo desde el amor todo se suaviza, se hace más dulce, más amable, más agradable. El amor lo puede todo, lo aguanta todo, lo espera todo, lo perdona todo.
  • CON LA DISCRECIÓN HABITUAL DE LOS VOLCANES,  que suelen hacer poco ruido y movimiento, pero viven ahí debajo. Muchas reacciones del clima, ambiente, etc son debido a ello, aunque no nos percatemos. Me refiero a la humildad, la sencillez, discreción de Dios. Ahí está aunque no se le note. Todo depende de Él, aunque algunas veces pensemos que todo depende de nosotros. 


¿Cómo lo afrontamos nosotros? Aprendamos del Maestro. Esta semana es como un curso intensivo donde se ponen todas las claves de nuestra fe y vida. No te la pierdas.