lunes, 11 de abril de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 11 DE ABRIL DE 2022. LUNES SANTO

 Jn 12,1-11: Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura.


Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. 

María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume. 

Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice: 

«¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?». 

Esto lo dijo no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa, se llevaba de lo que iban echando. 

Jesús dijo: 

«Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis».

Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron no solo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos. 

Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.


Jesús va a Betania, pueblo cercano de Jerusalén. Es la casa de sus amigos Lázaro, María y Marta. Vemos dos personajes en el evangelio de hoy: María y Judas. Hablaré de María, ya que de Judas nos toca mañana.


Jesús va a Betania, que es el símbolo de la amistad, del descanso, de la vida. Allí resucitó a Lázaro y allí insinúa también su muerte. Jesús demuestra continuamente su amor y cariño por esa familia. Jesús cultiva la amistad, una amistad profunda que sale del corazón.


Una amistad que es amor entregado, que es generosidad, derroche, como vemos que demuestra María, al contrario que Judas.


Una amistad que es comunicación del corazón, como vemos en el otro relato que sale la familia, donde María escoge la parte mejor.


Una amistad que es descanso, y no agitación como vemos en ese otro relato, donde incluso reprende a Marta por su servicio que le impide disfrutar del “esposo”. 


Una amistad que da vida a los que se benefician de ella. La amistad de Jesús por Lázaro lo resucita, lo devuelve a la vida. Y la amistad de María por Jesús adelanta la sepultura, como una especie de grito a la eternidad de que ello no puede durar sino lo mismo que su hermano. Es como si fuera que María repite el gesto (adelantado) de Jesús con su hermano.


Una amistad que unge los pies del mensajero, que alaba la dedicación que ha tenido, esos pies benditos al servicio del Reino de Dios que tanto bien hizo a tantas personas. Pero esos pies, cansados después de 3 años de caminos polvorientos. Unos pies sucios también, porque carga con los pecados de todas las personas. Unos pies que han tenido que escabullirse de la multitud que lo querían apedrear, empujar por el barranco, etc. Unos pies que se han acercado a los leprosos, muertos, enfermos. Y unos pies que han subido al monte a orar. Son los mismos pies que le llevarán al otro monte: el Calvario para su último camino. Pero también, unos pies que se acercan a los discípulos en tantas ocasiones después de la resurrección.


Un día para renovar mi amistad con Jesús y revisar también como son mis amistades.