sábado, 25 de diciembre de 2021

HOMILÍA DE LA SAGRADA FAMILIA

  El primer domingo después de Navidad, la Iglesia contempla a la Sagrada Familia de Nazaret, para que sea intercesora, espejo y modelo de nuestras familias: 

la familia de la carne

la familia del espíritu (nuestros hermanos cristianos, especialmente los de las parroquias, núcleo más cercano en el que podemos interaccionar)

y

la familia de la raza (humanidad)


La Iglesia es el instrumento para realizar el proyecto de Dios, de hacerlos a todos hijos y hermanos, y vivir en consecuencia. 


El Papa Francisco en su sabiduría, viendo como la humanidad se va cada vez más, desgajando, encerrando en sus intereses y las personas siendo cada vez más, autorreferenciales; ha sacado un documento para reflexionar entre todos, Fratelli Tutti, hermanos todos. Y los cristianos tenemos una responsabilidad grande de dar pasos en este sentido. De practicar la fraternidad para ser germen en medio de la sociedad. 


Para ser poder realizar la fraternidad, también hace falta pensar en modo sinodal. Y quiere que reflexionemos sobre nuestro modo de ser, de actuar y de pensar. Siempre en modo sínodo.


En la misa de apertura nos propuso tres verbos, que yo intentaré aplicar, de manera sencilla: encontrar, escuchar, discernir. 


El primer verbo es encontrar. En el evangelio de hoy, vemos como la Sagrada Familia pierden a su Hijo y emprenden una búsqueda. Cuando lo encuentran, hay un desencuentro. Porque ellos no sabían. Se llevaron un chasco con la respuesta de Jesús, porque no comprendían. Pero es un encuentro que “rescata” a Jesús de meterse en un camino que todavía no correspondía. No era su “hora”, y luego sería María el que lanzaría a Jesús en la vida pública. No todos los encuentros resultan gratificantes, pero sí sanantes, en la medida en que nos encontramos las personas. La Iglesia, lejos de formulismos, tiene que potenciar los encuentros donde cada uno se sienta libre, acogido…


El segundo verbo es escuchar. Para que el encuentro sea tal, hay que ser capaz de escuchar al otro. Aunque no diga lo que esperamos, lo que queremos. Para ello, hay que liberarse de prejuicios, de ideas preconcebidas. El otro día oía una entrevista que le hicieron al Papa, y adelantaba un encuentro con un mandatario que no es precisamente un dechado de virtudes. Y le preguntaron al Papa si tenía un esquema de lo que le diría. Simplemente respondió: voy sin esquema, le miro a los ojos y dejo que la conversación fluya. Maravilloso, poder hacerlo, saber hacerlo. Jesús responde a sus padres, algo que no les gusta, les deja mal, sin embargo, no responden, sino que lo llevan a Dios. Acogen esta respuesta de Jesús. Ya entenderán. La Iglesia tiene que propiciar la escucha, sin esquemas, sin ideas preconcebidas. Ojalá nuestras reuniones propicien ésto. A mí me cuesta. Soy mucho de lo políticamente correcto. 


El tercer verbo es discernir. Discernir es saber elegir lo que más conviene respecto a la misión que tiene cada uno. Jesús discernió y volvió con sus padres. Seguramente estaría maduro. Es la fiesta de Bar Mitzvah, por la cual ya se pueden independizar. Y Jesús eligió a sus padres hasta los 30 años. Muchas veces el discernimiento no es el camino más evidente, sino el de Dios. Jesús supo escuchar en su Madre la voz de su Padre, a pesar de estar en las cosas de su Padre. La Iglesia tiene que discenir. Aunque muchos caminos sean buenos, sólo uno es el que nos lleva a la voluntad de Dios. Es importante ponernos en camino de discernimiento, aunque de entrada no sepamos, pongámonos juntos a discernir, orar y elegir lo que más conviene. El consejo de pastoral de la parroquia es el instrumento principal para el conjunto de la parroquia. Pero cada uno de los grupos, también deben introducirse en este camino. Que conste, que yo también soy aprendiz.


Ejemplo final: Hemos terminado ayer con una erupción volcánica. Ha sido luminoso el ejemplo que nos han dado las autoridades, de signos políticos distintos, las distintas instituciones implicadas. Ha sido un foro de encuentro con las distintas realidades y posibilidades que cada uno tenía, de escucha de propuestas distintas y dispares y discernimiento conjunto de que camino coger en cada momento. Tenían varios puntos en su contra: no se conocían, suelen trabajar por separado, de signos políticos distintos y dispares, y ante la presión de un evento dramático. Si ellos pueden hacerlo, cuanto más nosotros con la gracia de Dios.