domingo, 28 de marzo de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 29 DE MARZO. LUNES SANTO

 

 Especial: Revisión de la Semana Santa

Jn 12,1-11: Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura.


Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa.

María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.

Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice: 

- «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?»

Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa llevaba lo que iban echando. Jesús dijo:

- «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis.»

Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos.

Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.


Todavía me resuena esta afirmación de Jesús leída en el evangelio de la Pasión del día de ayer: Os aseguro que, en, cualquier parte del mundo donde se proclame el Evange­lio, se recordará también lo que ha hecho ésta.» Es un texto paralelo de Marcos. Es otra casa, otro contexto, pero parecida situación. En el texto que nos corresponde, de Juan, no especifica tanto, pero me atrevo a situar la misma clave interpretativa.


En este evangelio se contrapone la generosidad de María con la tacañería de Judas. Tacañería para con el Señor, Maestro.

Yo creo que es bueno que recordemos lo que ha hecho esta mujer, para que seamos generosos con el que da sin medida. 


Con Dios no valen los cálculos, sólo valen las coordenadas del amor: no hay cálculos, no hay medidas, generosidad, gratuidad, donación.


El mismo Jesús reprende a los discípulos por que no fueron capaces de velar una hora con Él en el momento crucial. 


Nos preguntamos si nos movemos en las coordenadas de María o en las de Judas: midiendo el tiempo, haciendo el cálculo de lo que doy y lo que recibo, etc. 


Nos preparamos para la entrega de Jesús en la cruz. Ahí no valen los cálculos ni los relojes.