miércoles, 24 de febrero de 2021

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO II DE CUARESMA. CICLO B

 


  HOJA PARROQUIAL

27 y 28 de Febrero de 2021
Domingo II de Cuaresma. Ciclo B.
Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima en Tijarafe

Textos tomados de la página web de los dominicos en España. Dibujos obra de Fano.

“Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo”



   En este segundo domingo de cuaresma las lecturas nos presentan unos caminantes en tensión. Por un lado, Abrahán que junto a Isaac camina hacia el monte Moría, por otro lado, Jesús lleva a Pedro, Santiago y Juan al monte Tabor. Leídos en el contexto de la cuaresma es claro que ambos relatos nos indican lo difícil y desafiante que es el camino de la vida. Un camino que no recorremos solos, sino que Dios está a nuestro lado. Para Abrahán esta subida es renuncia que implica una gran confianza. En él la fe es confianza vivida esperanzadamente. No hay confianza sin esperanza, ni esperanza que no sea confiada. El filósofo danés Soren Kierkegaard describe, en su libro Temor y temblor, los pensamientos y sentimientos que afloran en Abrahán como hombre religioso que confía. Para los discípulos de Jesús la subida al monte tiene lugar entre los dos anuncios de la Pasión que realiza Jesús.  

  La montaña, entendida como metáfora religiosa, implica esfuerzo, empeño, purificación, en donde solo es necesario lo imprescindible. Alcanzar la cima implica superación. Al mismo tiempo la montaña es lugar privilegiado de búsqueda, encuentro y escucha con nosotros mismos y con Dios. 

En esta cuaresma tal vez sea preciso salir de nuestras rutinas, esforzarnos por subir y contemplar las dificultades de la vida como parte de un camino que nos permitirá tener una mirada más nítida de la existencia. Como nos recordaba Pablo en la segunda lectura: Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? (Rm 8,31b). Es tiempo de fe confiada.

  

  Los protagonistas no bajan de la misma manera, algo ha cambiado en ellos. Sus corazones tienen una nueva esperanza. “La esperanza nos habla de una realidad que está enraizada en lo profundo del ser humano, independientemente de las circunstancias concretas y los condicionamientos históricos en que vive. Nos habla de sed, de una aspiración, de un anhelo de plenitud, de vida lograda, de un querer tocar lo grande, lo que llena el corazón y eleva el espíritu hacia cosas grandes.” (Fratelli tutti 55)


  Esta nueva mirada cambia nuestra idea de Dios, cambia nuestra vida, se transfigura. Entonces vivimos el presente con confianza y miramos el futuro con esperanza. 







LECTURAS


Primera lectura del libro del Génesis 22, 1-2. 9-13. 15-18


En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán.

Le dijo:

«¡Abrahán!».

Él respondió:

«Aquí estoy».

Dios dijo:

«Toma a tu hijo único, al que amas, a Isaac, y vete a la tierra de Moria y ofrécemelo allí en holocausto en uno de los montes que yo te indicaré».

Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña.

Entonces Abrahán alargó la mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.

Pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo:

«¡Abrahán, Abrahán!».

Él contestó:

«Aquí estoy».

El ángel le ordenó:

«No alargues la mano contra el muchacho ni le hagas nada. Ahora he comprobado que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, a tu único hijo».

Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.

El ángel del Señor llamó a Abrahán por segunda vez desde el cielo y le dijo: «Juro por mí mismo, oráculo del Señor: por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo, tu hijo único, te colmaré de bendiciones y multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de sus enemigos. Todas las naciones de la tierra se bendecirán con tu descendencia, porque has escuchado mi voz».


Salmo 115, 10 y 15. 16-17. 18-19 R. Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.


Tenía fe, aun cuando dije:

«¡Qué desgraciado soy!».

Mucho le cuesta al Señor

la muerte de sus fieles. R/.


Señor, yo soy tu siervo,

siervo tuyo, hijo de tu esclava:

rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,

invocando tu nombre, Señor. R/.


Cumpliré al Señor mis votos

en presencia de todo el pueblo,

en el atrio de la casa del Señor,

en medio de ti, Jerusalén. R/.


Segunda lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 31b-34


Hermanos:

Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no se reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, que murió, más todavía, resucitó y está a la derecha de Dios y que además intercede por nosotros?


Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 2-10


En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, subió aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.

Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.

Entonces Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús:

«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».

No sabía qué decir, pues estaban asustados.

Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube:

«Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo».

De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.

Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.

Esto se les quedó grabado y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos.

YOUCAT


Parte 3. Cómo obtenemos la vida en Cristo


PRIMERA SECCIÓN. Para qué estamos en la tierra, qué debemos hacer y cómo nos ayuda el Espíritu Santo de Dios


CAPÍTULO PRIMERO. La dignidad del hombre


308 ¿Qué es la esperanza?


La esperanza es la virtud por la que anhelamos, con fortaleza y constancia, aquello para lo que estamos en la tierra: para alabar y servir a Dios; aquello en lo que consiste nuestra verdadera felicidad: encontrar en Dios nuestra plenitud; y en donde está nuestra morada definitiva: Dios. La esperanza es confianza en lo que Dios nos ha prometido en la Creación, en los profetas y especialmente en Jesucristo, aunque todavía no lo veamos. Para que podamos esperar con paciencia la verdad se nos da el Espíritu Santo de Dios. 1-3


309 ¿Qué es la caridad?


La caridad es la virtud por la que nosotros, que hemos sido amados primero por Dios, nos podemos entregar a Dios para unirnos a él y podemos aceptar a los demás, por amor a Dios, tan incondicional y cordialmente como nos aceptamos a nosotros mismos. Jesús coloca la caridad por encima de todas las leyes, sin abolirlas por ello. Con razón por tanto dice san Agustín: «Ama y haz lo que quieres». Lo que no es tan fácil como parece. Por ello la caridad es la mayor de las virtudes, la energía que anima a las demás y las llena de vida divina.


310 ¿Qué son los siete dones del Espíritu Santo?


Los siete dones del Espíritu Santo son: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. Con ellos «dota» el Espíritu Santo a los cristianos; es decir, más allá de sus disposiciones naturales, él les regala unas fuerzas determinadas y les da la oportunidad de convertirse en instrumentos especiales de Dios en este mundo. Así dice san Pablo: «Uno recibe del Espíritu el hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia, según el mismo Espíritu. Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, don de curar. A éste se le ha concedido hacer milagros; a aquél, profetizar. A otro, distinguir los buenos y malos espíritus. A uno, la diversidad de lenguas; a otro, el don de interpretarlas» (1 Cor 12,8-10).


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