miércoles, 30 de diciembre de 2020

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO II DE NAVIDAD. CICLO B

 HOJA PARROQUIAL

2 y 3 de Enero de 2021
Domingo II de Navidad. Ciclo B.
Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima en Tijarafe

Textos tomados de la página web de los dominicos en España. Dibujos obra de Fano.

“Para que comprendan cuál es la esperanza a la que les llama”



    “Dios… es un Dios de la historia…: no simplemente porque, permaneciendo en la lejanía, la haya puesto en marcha. Sino porque Dios mismo, con toda verdad, se manifiesta en ella, y porque la historia ¾en el Hijo de Dios¾ se convierte en el propio designio de Dios inmutable… En semejante concepción [se revela] la verdad de que el «espíritu» del cristianismo se instituido permanentemente en la «carne» de la historia del mundo.” J.B. Metz, Teología del Mundo, Sígueme, 1971






LECTURAS


Primera lectura del libro del Eclesiástico 24, 1-2. 8-12


La sabiduría hace su propia alabanza,

encuentra su honor en Dios

y se gloría en medio de su pueblo.

En la asamblea del Altísimo abre su boca

y se gloría ante el Poderoso.

«El Creador del universo me dio una orden,

el que me había creado estableció mi morada

y me dijo: “Pon tu tienda en Jacob,

y fija tu heredad en Israel”.

Desde el principio, antes de los siglos, me creó,

y nunca más dejaré de existir.

Ejercí mi ministerio en la Tienda santa delante de él,

y así me establecí en Sión.

En la ciudad amada encontré descanso,

y en Jerusalén reside mi poder.

Arraigué en un pueblo glorioso,

en la porción del Señor, en su heredad».


Salmo 147, 12-13. 14-15. 19-20 R/. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros


Glorifica al Señor Jerusalén;

alaba a tu Dios, Sión.

Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,

y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.


Ha puesto paz en tus fronteras,

te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,

y su palabra corre veloz. R/.


Anuncia su palabra a Jacob,

sus decretos y mandatos a Israel;

con ninguna nación obró así,

ni les dio a conocer sus mandatos. R/.


Segunda lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1, 3-6. 15-18


Bendito sea el Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,

que nos ha bendecido en Cristo

con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos.

Él nos eligió en Cristo, antes de la fundación del mundo

para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor.

Él nos ha destinado por medio de Jesucristo,

según el beneplácito de su voluntad,

a ser sus hijos,

para alabanza de la gloria de su gracia,

que tan generosamente nos ha concedido en el Amado.

Por eso, habiendo oído hablar de vuestra fe en Cristo y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mis oraciones, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos.


Evangelio según san Juan 1, 1-18


En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.

Él estaba en el principio junto a Dios.

Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.

No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.

El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.

En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.

Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.

Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.

Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne,

ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.

Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de él y grita diciendo:

«Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».

Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.

Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo.

A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.


YOUCAT

Parte 3. Cómo obtenemos la vida en Cristo


PRIMERA SECCIÓN. Para qué estamos en la tierra, qué debemos hacer y cómo nos ayuda el Espíritu Santo de Dios


279 ¿Por qué necesitamos la fe y los sacramentos para llevar una vida buena y justa?


Si sólo dependiéramos de nuestras fuerzas, no avanzaríamos mucho en nuestros intentos de ser buenos. Por la fe descubrimos que somos hijos de Dios y que hemos sido fortalecidos por él. Cuando Dios nos da su fuerza, hablamos de gracia». Especialmente en los signos sagrados que conocemos como SACRAMENTOS, Dios nos otorga la capacidad de hacer realmente el bien que queremos hacer. Como Dios ha visto nuestra necesidad, nos «ha sacado del dominio de las tinieblas» (Col 1,13) por medio de su Hijo Jesucristo. Nos ha concedido la posibilidad de empezar de nuevo en comunión con él y de avanzar por el camino del amor. 172-178


CAPÍTULO PRIMERO. La dignidad del hombre


280 ¿Cómo fundamentan los cristianos la dignidad del ser humano?


Todo ser humano tiene desde el primer momento en el seno materno una dignidad inviolable, porque Dios, desde toda la eternidad, lo ha querido, amado, creado, y lo ha destinado a la salvación y a la bienaventuranza eterna. “Si la dignidad humana tuviera su origen únicamente en los éxitos y realizaciones que llevan a cabo los hombres, entonces los débiles, enfermos e indefensos carecerían de dignidad. Los cristianos creemos que la dignidad humana viene en primer término de la dignidad de Dios. Él mira a cada hombre y lo ama como si fuera la única criatura sobre la tierra. Y dado que Dios ha fijado su mirada hasta en el más pequeño de los seres humanos, éste posee una dignidad infinita que no puede ser destruida por los hombres. 56-65”


281 ¿Por qué anhelamos la felicidad?


Dios ha puesto en nuestro corazón un deseo tan infinito de felicidad que nadie lo puede saciar, sólo Dios mismo. Todas las satisfacciones terrenas nos dan únicamente un anticipo de la felicidad eterna. Por encima de ellas debemos ser atraídos a Dios. 


282 ¿Conoce la Sagrada Escritura un camino para alcanzar la felicidad?

“Somos felices confiando en las palabras de Jesús en las bienaventuranzas. El Evangelio es una promesa de felicidad para todas las personas que quieran recorrer los caminos de Dios. Especialmente en las bienaventuranzas (Mt 5,3-12) Jesús nos ha dicho concretamente que contaremos con una BENDICIÓN infinita si seguimos su estilo de vida y buscamos la paz con un corazón limpio.


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