miércoles, 18 de noviembre de 2020

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO DE CRISTO REY. CICLO A

 HOJA PARROQUIAL

21 y 22 de Noviembre de 2020
Domingo XXXIV del Tiempo Ordinario. 
Solemnidad de Cristo Rey. Ciclo A.
Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima en Tijarafe

Textos tomados de la página web de los dominicos en España. Dibujos obra de Fano.

“Venid vosotros, benditos de mi Padre”



    En su obra “El sentimiento trágico de la vida”, Unamuno repite incesante que el problema vital que se plantea el hombre no es simplemente saber por saber sino, en realidad, el deseo de vivir, y vivir para siempre. En este ansía infinita de vivir – nos dice Unamuno – razón y fe viven en perenne conflicto y ese conflicto se resuelve en paradoja: la paradoja del hombre, el único ser consciente de su finitud, pero que, con todo, aspira a la inmortalidad.






LECTURAS


Primera lectura de la profecía de Ezequiel 34, 11-12. 15-17


Esto dice el Señor Dios:

«Yo mismo buscaré mi rebaño

y lo cuidaré.

Como cuida un pastor de su grey dispersa,

así cuidaré yo de mi rebaño

y lo libraré,

sacándolo de los lugares por donde se había dispersado

un día de oscuros nubarrones.

Yo mismo apacentaré mis ovejas

y las haré reposar

—oráculo del Señor Dios—.

Buscaré la oveja perdida,

recogeré a la descarriada;

vendaré a las heridas;

fortaleceré a la enferma;

pero a la que está fuerte y robusta la guardaré:

la apacentaré con justicia».

En cuanto a vosotros, mi rebaño,

esto dice el Señor Dios:

«Yo voy a juzgar entre oveja y oveja,

entre carnero y macho cabrío».


Salmo 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6 R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.


El Señor es mi pastor, nada me falta:

en verdes praderas me hace recostar. R/.


Me conduce hacia fuentes tranquilas

y repara mis fuerzas;

me guía por el sendero justo,

por el honor de su nombre. R/.


Preparas una mesa ante mí,

enfrente de mis enemigos;

me unges la cabeza con perfume,

y mi copa rebosa. R/.


Tu bondad y tu misericordia me acompañan

todos los días de mi vida,

y habitaré en la casa del Señor

por años sin término. R/.


Segunda lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 20-26. 28


Hermanos:

Cristo ha resucitado de entre los muertos y es primicia de los que han muerto.

Si por un hombre vino la muerte, por un hombre vino la resurrección. Pues lo mismo que en Adán mueren todos, así en Cristo todos serán vivificados.

Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después todos los que son de Cristo, en su venida; después el final, cuando Cristo entregue el reino a Dios Padre, cuando haya aniquilado todo principado, poder y fuerza.

Pues Cristo tiene que reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies. El último enemigo en ser destruido será la muerte.

Cuando le haya sometido todo, entonces también el mismo Hijo se someterá al que se lo había sometido todo.

Así Dios será todo en todos.


Evangelio según san Mateo 25, 31-46


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones.

Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.

Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha:

“Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”.

Entonces los justos le contestarán:

“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”.

Y el rey les dirá:

“En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”.

Entonces dirá a los de su izquierda:

“Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”. Entonces también estos contestarán:

“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?”.

Él les replicará:

“En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”.

Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna».


YOUCAT

CAPÍTULO TERCERO. Los sacramentos al servicio de la comunidad y de la misión


El Sacramento del Matrimonio


261 ¿Cómo se lleva a cabo el sacramento del Matrimonio?


El SACRAMENTO del Matrimonio se lleva a cabo mediante una promesa hecha ante Dios y ante la Iglesia, que es aceptada y sellada por Dios y se consuma por la unión corporal de los esposos. Dado que es Dios mismo quien anuda el vínculo del matrimonio sacramental, este vínculo une hasta la muerte de uno de los contrayentes. El sacramento del Matrimonio se lo confieren el hombre y la mujer recíprocamente. El PRESBÍTERO o el DIÁCONO invoca la BENDICIÓN de Dios sobre la pareja y es únicamente el testigo cualificado de que el matrimonio se celebra en las condiciones adecuadas y de que la promesa se da completa y en público. El matrimonio sólo tiene lugar cuando hay un consentimiento matrimonial, es decir, cuando el hombre y la mujer, libremente y sin temor o coacción quieren el matrimonio y cuando no están impedidos para contraerlo por otros compromisos naturales o eclesiales (matrimonio ya contraído, promesa del celibato).


262 ¿Qué se requiere necesariamente para poder casarse por la Iglesia?


Para que haya matrimonio sacramental se requieren necesariamente tres elementos: a) el consentimiento expresado en libertad, b) la aceptación de una unión exclusiva y para toda la vida y c) la apertura a los hijos. Pero lo más profundo en un matrimonio cristiano es la conciencia de la pareja de ser “una imagen viva del amor entre Cristo y su Iglesia. La exigencia de la unidad y la indisolubilidad se dirige en primer lugar contra la POLIGAMIA, en la que el cristianismo ve una clara vulneración del amor y de los derechos humanos; también se dirige contra lo que se podría denominar «poligamia sucesiva»: una sucesión de relaciones amorosas no vinculantes, que no alcanzan un único y gran «sí» que ya no se puede echar atrás. La exigencia de la fidelidad conyugal contiene la disposición a un compromiso para toda la vida, que excluye relaciones amorosas al margen del matrimonio. La exigencia de la apertura a la fecundidad quiere decir que un matrimonio cristiano está abierto a tos hijos que Dios les quiera conceder. Las parejas que no pueden tener hijos están llamadas a ser «fecundas» de otra manera. Un matrimonio en cuya celebración se excluya cualquiera de estos elementos no es válido.


263 ¿Por qué es indisoluble el matrimonio?


El matrimonio es indisoluble por tres razones. Por un lado porque corresponde a la esencia del amor el entregarse mutuamente sin reservas; luego porque es una imagen de la fidelidad incondicional de Dios a su creación; y es también indisoluble finalmente porque representa la entrega de Cristo a su Iglesia, que llegó hasta la muerte en Cruz. En un tiempo en el que en muchos sitios se rompen el 50 por ciento de los matrimonios, cada uno que perdura es un gran signo, en definitiva un signo de Dios. En esta tierra en la que tantas cosas son relativas, los hombres deben creer en Dios, el único absoluto. Por eso todo lo que no es relativo es tan importante: alguien que dice absolutamente la verdad o es absolutamente fiel. La fidelidad absoluta en el matrimonio no es tanto un testimonio del logro humano como de la fidelidad de Dios, que siempre está presente, aun cuando a todas luces le traicionamos y le olvidamos. Casarse por la Iglesia quiere decir confiar más en la ayuda de Dios que en la propia provisión de amor.


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