domingo, 29 de septiembre de 2019

HOMILÍA DEL SEGUNDO DÍA DEL TRIDUO A SAN MIGUEL



SAN MIGUEL, ENSÉÑANOS A ESTAR ALEGRES
En la tierra de Israel hay dos lagos, llamados mar de Galilea y mar Muerto, y un rio famoso, el Jordán. Ambos lagos deben su origen al río , pero el de Galilea tiene una cualidad notable, y es que cada gota de agua que recibe es la misma que deja salir para fertilizar otros campos. Sabe que debe su vida al río y que sin él pronto desaparecería , pero también sabe que su máxima gloria esta en dejar pasar el agua para que otros se beneficien.
Por el contrario, el mar Muerto, absorbe todo el agua que le llega y no deja salir ni una sola gota. Allí no hay vida , está tan muerto como indica su nombre.
En el segundo día, pedimos a San Miguel que nos enseñe a estar alegres.
El Papa Francisco une de una manera más radical quizá, que los otros papas, la alegría al anuncio del evangelio y a la vida cristiana. No es nada nuevo: Evangelio significa buena noticia.
1.- La alegría surge del Evangelio. EG 1. La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría.
Muchísimas páginas del Evangelio que nos invitan a la alegría.
Una de las consecuencias de ser “memorioso” es la alegría.
Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien. Los creyentes también corren ese riesgo, cierto y permanente. Muchos caen en él y se convierten en seres resentidos, quejosos, sin vida.
Sin embargo, la alegría no es nuestro carnet de identidad, desgraciadamente. 
La alegría es contagiosa cuando es verdadera.
2.- La alegría surge del encuentro con Jesucristo. Vive Cristo, esperanza nuestra, y Él es la más hermosa juventud de este mundo. Todo lo que Él toca se vuelve joven, se hace nuevo, se llena de vida. Entonces, las primeras palabras que quiero dirigir a cada uno de los jóvenes cristianos son: ¡Él vive y te quiere vivo! Él está en ti, Él está contigo y nunca se va. Por más que te alejes, allí está el Resucitado, llamándote y esperándote para volver a empezar. Cuando te sientas avejentado por la tristeza, los rencores, los miedos, las dudas o los fracasos, Él estará allí para devolverte la fuerza y la esperanza. Pedro en el evangelio de hoy hace una confesión: Tú eres el Mesías. El que tenía que venir, el deseado de nuestros.
3.- La alegría crece cuando se da y no al revés. “Cuando esté triste, dame a quien alegrar”. “La vida se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad”. EG 10. 

4.- La gran bienaventuranza: Dichosos los pobres, porque de ellos es el Reino de los cielos. EG 7. “Puedo decir que los gozos más bellos y espontáneos que he visto en mis años de vida son los de personas muy pobres que tienen poco a qué aferrarse”