miércoles, 31 de mayo de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 1 DE JUNIO DE 2023. FESTIVIDAD DE JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE

 Mt 26,36-42: Mi alma está triste hasta la muerte.

Jesús fue con sus discípulos a un huerto, llamado Getsemaní, y les dijo: 

«Sentaos aquí, mientras voy allá a orar». 

Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a sentir tristeza y angustia. 

Entonces les dijo: 

«Mi alma está triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo». 

Y adelantándose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo: 

«Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú». 

Y volvió a los discípulos y los encontró dormidos. 

Dijo a Pedro: 

«¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil». 

De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo: 

«Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad».


Hoy celebramos la festividad de Jesucristo, sumo y eterno sacerdote. En este día normalmente se acuerdan de los sacerdotes. Yo diría que no es el día del sacerdote “común”, sino del SACERDOTE, Jesús. Todos participamos de él, y los “sacerdotes” participan de su misión. Jesús nos salvó por su entrega.


"Él no sólo ha conferido el honor del sacerdocio real a todo su pueblo santo, sino también, con amor de hermano, ha elegido a hombres de este pueblo, para que, por la imposición de las manos, participen de su sagrada misión. Ellos renuevan en su nombre el sacrificio de la redención, y preparan a sus hijos el banquete pascual, donde el pueblo santo se reúne en su amor, se alimenta con su palabra y se fortalece con sus sacramentos. Sus sacerdotes, al entregar su vida por él y por la salvación de los hermanos, van configurándose a Cristo, y así dan testimonio constante de fidelidad y amor" (Prefacio).


Ser sacerdote es ser entregado. Jesús dijo: “Tomad, esto es mi cuerpo”…y se entrega. Esto es ser sacerdote, entregarse por entero a Dios. Lo importante en el sacerdote no es su función litúrgica: que predique bien, que celebre bien, sino sobre todo QUE SE ENTREGUE BIEN Y POR ENTERO. 


Por ello, es un día para pedir por nosotros, los sacerdotes, para que hagamos de nuestra vida un sacerdocio agradable a Él, por la salvación del mundo, entregándonos todo y a todos.