viernes, 23 de diciembre de 2022

HOMILÍA DE NAVIDAD 2022

 Una persona de la UMAC me dijo lo siguiente: te vi en una procesión y tú fuiste el único que me miraste. ESAS FUERON SUS PALABRAS.

LA MIRADA ES IMPORTANTE. NO ES VER, ES MIRAR, RECONOCER, ACOGER, ADMITIR, ACEPTAR, AMAR…


ASÍ SE SIENTEN MUCHAS PERSONAS. NO PINTAN PARA NADIE. INVISIBLES. TAMBIÉN YO PECO DE ESTO. NO CREAN…


El daño tan grande en sus vidas, y el bien tan grande de que lo hagamos.

Una cosa tan sencilla, pero tan enriquecedora, tan salvadora y sanadora


También vi en una película que los lobos se impriman, es decir, que serán fieles de por vida a la criatura que los acoja al comienzo de sus días. Y veo que es cierto y también con otros animales.


La Navidad es Dios que se hace hombre, se hace camino, se hace vecino, connatural nuestro, ésto lo oímos todos los años. Quiero recalcar este año: Dios se hace hombre para mirarnos, para sentirnos mirados y para mirarlo.


Déjate mirar por Dios. Muchos seguramente pensarán que Dios los mirará con decepción, con rabia, con furia, etc. Sin embargo, en la Biblia, Jesús miró a quien nadie miraba, y se sintió amada (María, de la que expulsó siete demonios). Y esa mirada de Jesús cautivaba, cautivó a los apóstoles, que lo dejaron todo. Era una mirada de ternura, de cariño, de amor. Dicen que la vista es el espejo del alma. La mirada de Dios, de Jesús, transparenta el inmenso amor. Al “joven rico”, lo miró con cariño. Déjate mirar por Dios.


Me acuerdo uno de los signos que a mi más me ha llegado en las vigilias misioneras de los mártires de Tazacorte: un espejo que se ponía justo al lago del santísimo expuesto, para que nos miráramos como nos mira Dios. Alguna conmoción interna hubo esa noche. 


Yo creo que no es algo que practicamos. Actuamos mucho con la cabeza, pensamos, pero no con el corazón, y no hacemos contemplación de la mirada de Dios.


Igualmente también es necesario que lo miremos. Un niño recién nacido. La Biblia es escueta en la descripción del principal misterio. No hace falta más. Ahí contenida toda la ternura del mundo. Como he dicho otros años y no importa repetir: para ganarnos el corazón.


DIOS SE HACE HOMBRE PARA QUE LO MIREMOS Y PARA SENTIRNOS MIRADOS POR ÉL.