miércoles, 29 de junio de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 30 DE JUNIO DE 2022

 Mt 9,1-8: La gente alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.


En aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su ciudad. En esto le presentaron un paralítico, acostado en una camilla. Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico: 

«¡Ánimo, hijo!, tus pecados te son perdonados». 

Algunos de los escribas se dijeron: 

«Este blasfema». 

Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo: 

«¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y echa a andar”? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados —entonces dice al paralítico—: “Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu casa”». 

Se puso en pie y se fue a su casa. 

Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.



Jesús vuelve a su ciudad (seguramente Cafarnaúm), una ciudad muy populosa. En otro lugar del evangelio, se decía que no pudo hacer en su casa ningún milagro. Ahí creo que se refería a Nazaret.

Vemos como Jesús cura el paralítico y un hecho tan palpable, sin embargo, es un hecho controvertido. Hay gente que alaba a Dios y otras personas que ven un blasfemo.

Sin embargo, sólo los que tienen fe, permiten a Dios actuar y sólo los que tienen fe, alaban a Dios.

¿Somos de los que tenemos fe?