domingo, 29 de mayo de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 30 DE MAYO DE 2022

 Jn 16,29-33: Tened valor: yo he vencido al mundo.



En aquel tiempo, los discípulos dijeron a Jesús: 

«Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que has salido de Dios». 

Les contestó Jesús: 

«¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo».



Siguiendo con los mensajes de despedida, Jesús va profetizando como será la vida del discípulo. Y ahora entienden, porque habla claro. Parece queJesús les está animando al heroísmo, o exaltando a los que son valientes. Es verdad que el evangelio es para los valientes.


Pero la parresía o valentía evangélica, la audacia, no es algo innato. A lo largo de la historia, ha habido muchos santos tímidos, cobardes, apocados; que sin embargo, han afrontado luchas grandes.


La valentía evangélica nace de la confianza en Dios: yo he vencido el mundo, de estar bien enganchados o afincados en Él. Por tanto, lo único que nos hace es animarnos a estar y permanecer en Él, de ahí nuestra fuerza: la fuerza se realiza en la debilidad.