jueves, 30 de diciembre de 2021

HOMILÍA DE FIN DE AÑO Y AÑO NUEVO. SANTA MARÍA MADRE DE DIOS. 2021-2022

Terminamos todos los años y comenzamos uno nuevo, celebrando a Santa María Madre de Dios, el título más antiguo dedicado a María. También la Iglesia celebra la Jornada Mundial de la Paz.

Resuena en nosotros de una manera especial las palabras del Señor a Moisés, la llamada bendición de Aarón: “El Señor te bendiga y te proteja,

ilumine su rostro sobre ti

y te conceda su favor.

El Señor te muestre su rostro

y te conceda la paz”.


Me gustaría, en este año tan terrible en el que se nos han unidos varias circunstancias terribles, como la pandemia, el incendio urbano del Paso y el volcán, reflexionar sobre la bendición de Dios.


Una bendición es la expresión de un deseo benigno dirigido hacia una persona o un grupo de ellas. 

En la Biblia, bendecir se emplea en dos sentidos: en primer lugar, Dios bendice al hombre dándole la vida, la fecundidad, el éxito. Después, a su vez, el hombre bendice a Dios por las gracias de sus dones, le da las gracias.

La bendición tiene también su contrario: Dios puede declarar la desgracia a los que le rechazan (Dt 30,15-20). Pero Cristo nos ha liberado de esta maldición tomándola sobre sí mismo (Gál 3,13). Por ello, Cristo es la máxima bendición del Padre. Por medio de él hemos sido bendecidos a pesar de ser nosotros como somos.


Por tanto, Dios es la fuente  y origen de toda bendición, que lo hizo todo bien. Si la bendición es un don de Dios, es algo que hay que pedir y saber recibir. Muchas veces, no estamos preparados para recibir la bendición de Dios.


En este año que termina, no podemos decir que no hemos sido bendecidos por el Señor. No podemos decir que hemos sido maldecidos por Él. En Cristo se han acabado todas las maldiciones. 

El Señor nos ha bendecido según la bendición de Aarón porque:

- Nos ha protegido. Por medio de las autoridades, no ha habido ningún daño personal. Y también explotó cerca de casas, pero no en ninguna. En EEUU murieron muchas personas a consecuencia de los tornados. En Indonesia murieron otras tantas con un volcán. HEMOS SIDO BENDECIDOS POR DIOS. Remarqúemosla, HEMOS SIDO BENDECIDOS POR DIOS.

-Ha iluminado su rostro sobre nosotros. El rostro de Dios es Jesús. Y un año más, ha nacido niño Dios. Hemos mirado y contemplado El Niño del belén de las iglesias, de las casas, instituciones, etc. ¿Y nos hemos dejado mirar por Él? HEMOS SIDO BENDECIDOS POR DIOS. El Niño Dios nos mira con cariño, con la mirada tierna de un niño.

- Nos concede su favor. El favor no significa que todo nos salga bien, porque en María, la criatura por excelencia a la cual se le ha concedido el favor de Dios, no le fue todo "perfecto". El favor significa que Dios estaba con ella. En Navidad celebramos el nacimiento del Emmanuel: el Dios-con-nosotros. HEMOS SIDO BENDECIDOS POR DIOS, porque está siempre con nosotros, y de ésto hemos hablado mucho.

- Nos muestra su rostro. El rostro de Dios es Jesús, dije antes. El rostro de Dios mostrado en Jesús es de misericordia, de amor, de perdón, etc. Es un rostro amable, que merece la pena mirar. "El más bello de todos los hombres" por la limpieza de su mirada (rostro). HEMOS SIDO BENDECIDOS POR DIOS, porque tenemos acceso a su rostro.

- Nos concede la paz. La paz no es la ausencia de guerras. La paz es el conjunto de los dones de Dios. Dios nos quiere regalar SIEMPRE, su amor, su gracia, su paz, su paciencia, su bondad, su fidelidad, su humildad, su dominio de sí (San Pablo a los Gálatas). Dios SIEMPRE nos lo está regalando. Es importante aprender a recibir. HEMOS SIDO BENDECIDOS POR DIOS, porque nos regala sus dones.


Nosotros como cristianos tendríamos tres tareas:

  1. Aprender a ver los signos de bendición en el mundo. Los cristianos, guiados por la fe, fortalecidos por la esperanza y espoleados por la caridad, no sólo capaces de discernir sabiamente los vestigios de la bondad divina en todas las cosas creadas, sino que también buscan implícitamente el reino de Cristo en las obras de la actividad humana. Es más, consideran todos los acontecimientos del mundo como signos de aquella providencia paternal con que Dios dirige y sustenta todas las cosas.
  2. Alabar a Dios en toda ocasión. Por tanto, siempre y en todo lugar se nos ofrece la ocasión de alabar a Dios por Cristo en el Espíritu Santo, de invocarlo y darle gracias. Y…ayudar a los otros a bendecir a Dios. 
  3. Ser bendición para los demás. Dijo el Papa Francisco, “el año será bueno en la medida en que cada uno de nosotros, con la ayuda de Dios, intente hacer el bien y sirva día a día”. Ahí está lo más importante.