lunes, 22 de noviembre de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 23 DE NOVIEMBRE DE 2021

  Lc 21,5-11: No quedará piedra sobre piedra.


En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo:

-Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.

Ellos le preguntaron:

-Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?

El contestó:

-Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usando mí nombre, diciendo: «Yo soy», o bien «el momento está cerca»; no vayáis tras ellos.

Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.

Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá enseguida.

Luego les dijo:

-Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre.

Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.



No quedará piedra sobre piedra. Hasta lo que nos parece lo más firme, estable y seguro puede caer. ¡El templo de Jerusalén! Una de las siete maravillas del mundo antiguo. El templo de Dios, ¿cómo puede suceder que Dios lo permita?


No podemos entender que Dios permita que pasen todas estas catástrofes. Quisiéramos tener otra visión que pueda comprenderlo. Y es verdad que aquí en La Palma, no ha habido daños personales. 


Sin embargo, Jesús avisa que no quedará piedra sobre piedra. Y esto lo podemos corroborar con lo que ha pasado en estos dos meses que llevamos. No ha quedado piedra sobre piedra de todo un barrio, hasta de la Iglesia. 


¿Y por qué Jesús nos advierte y anuncia? Repito, podría parecer macabro, desear, o simplemente saberlo y no evitarlo. 


En la profecía de Jesús, era una advertencia para que el corazón no lo pongamos en la maravilla del edificio, que es caduco. Ello nos empobrece. Él quiere salvarnos, y eso sólo podrá ser posible cuando pongamos nuestra confianza sólo en Dios. Y para ello, algunas veces, necesitamos ser “desposeídos”.  


Bendita desposesión la que nos hace descubrir a DIOS.