domingo, 26 de septiembre de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 27 DE SEPTIEMBRE DE 2021

  COMENTARIO AL EVANGELIO


Lc 9,46-50: El más pequeño de vosotros es el más importante.


En aquel tiempo, los discípulos se pusieron a discutir quién era el más importante.

Jesús, adivinando lo que pensaban, cogió de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo:

-El que acoge a este niño en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, acoge al que me ha enviado.

El más pequeño de vosotros es el más importante.

Juan tomó la palabra y dijo:

-Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y, como no es de los nuestros, se lo hemos querido impedir.

Jesús le respondió:

-No se lo impidáis: el que no está contra vosotros, está a favor vuestro.


Ante las sobrecogedoras imágenes que hemos visto en la tarde-noche de hoy, llevándose la Iglesia de Todoque, y acercándose al centro de salud, colegio y tantas casas, cuesta entender este evangelio y ponerlo en el contexto de nuestra vida. 


Solamente fijándome en la frase que ponen como título: “el más pequeño de vosotros es el más importante”.


Yo pensaba, ingenuo de mí, que las coladas volcánicas, pasarían y tocarían las casas, pero no podrían con ellas. No serán construcciones a prueba de terremotos, pero si aguantan muchos temporales. No son de hojalata, o de madera, como vemos muchas veces en Norteamérica, sino que eran de cemento y hormigón. Yo pensaba que eran más fuertes que la aparente debilidad de las lavas. Y terminaron cayendo cientos de casas, construcciones. 


Si las casas, que las creía fuertes, son destruidas por el volcán, cuanto más nosotros. Y es lo primero que han querido salvaguardar las autoridades: porque somos los más pequeños. Y ante la magnitud de las coladas volcánicas, más pequeños nos sentimos.


Y es bueno sentirse pequeño, porque así es el evangelio, hacernos pequeños, sentirnos necesitados, para, de una manera más intensa, suplicar a Dios por nuestras vidas. 


Ésta es la fuerza, que podrá con este volcán,

la fuerza de la fe,

la fuerza de la humanidad,

la fuerza de la solidaridad,

la fuerza de la ayuda mutua,

la fuerza de la compañía,

la fuerza del abrazo,

la fuerza de …


Esa fuerza, dice Jesús, es un surtidor que sale de dentro y  llega hasta la vida eterna (Jn 4, 14). 


Este volcán nos quitará todo lo que encuentre, pero no nos quitará a nosotros, no podrá contra el volcán que llevamos dentro. Sintámonos pequeños, porque así somos más importantes.