martes, 30 de marzo de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 31 DE MARZO. MIÉRCOLES SANTO

 

 Especial: Revisión de la Semana Santa

Mt 26,14-25: El Hijo del hombre se va, como está escrito; pero, ¡ay del que va a entregarlo!


En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso:

- «¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?»

Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.

El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:

- «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?»

Él contestó:

- «Id a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos."»

Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua.

Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo:

- «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»

Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro:

- «¿Soy yo acaso, Señor?»

Él respondió:

- «El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido.»

Entonces preguntó judas, el que lo iba a entregar:

- «¿Soy yo acaso, Maestro?»

Él respondió:

- «Tú lo has dicho.»


LOS DOS POLOS 

Los contemplamos en la escena de hoy. El polo positivo que es la entrega de Jesús. El polo negativo que es la traición de Judas.


Últimamente se ve mucho el símbolo binario. No es ésta la simbología del evangelio. Porque los dos polos no tienen la misma entidad, calidad, cantidad, etc.

Contrasta con la obstinación de Judas, el ardiente deseo de Jesús de celebrar la Pascua. 


La entrega de Jesús es un amor puro, un amor fiel, un amor libre. Y no puede estar empañado por la traición de Judas. Al revés, la traición de Judas, lo engrandece. Por ello, contemplemos la Luz que brilla en la tiniebla. Se acerca la hora de las tinieblas, pero en ella brilla la luz de la entrega de Jesús.