VIGILIA MISIONERA DE FEBRERO
SALMO (a dos coros)
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante Él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Este es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Lectura bíblica
Mc 1,40-45
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
-«Si quieres, puedes limpiarme.»
Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo:
-«Quiero: queda limpio.»
La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente:
-«No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.»
Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes.
Reflexión a cargo de Fernando López y su equipo
Magnificat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
PETICIONES
- Te bendecimos, Señor, a ti que, por tu sangre preciosa, nos has redimido de la esclavitud; haz que participemos en la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
- Ayuda con tu gracia a nuestro obispo Bernardo y a todos los obispos de la Iglesia, para que, con gozo y fervor, administren tus misterios.
- Que todos los que consagran su vida a la investigación de la verdad la hallen y, hallándola, se esfuercen en buscarla con mayor plenitud.
- Atiende, Señor, a los huérfanos, a las viudas, a los que viven abandonados, para que te sientan cercano y se entreguen más a ti.
- Acoge a nuestros hermanos difuntos en la ciudad santa de la Jerusalén celestial, donde tú, junto con el Padre y el Espíritu Santo, lo serás todo para todos.
- Por la Misión diocesana en todas las parroquias y para que los cristianos, llenos del amor de Dios salgamos a anunciar a Cristo con nuestra vida y donde vivimos.
- Por los cristianos perseguidos en tantos lugares, para que nuestra oración sea su fuerza.
- Por el proyecto de los Mártires de Tazacorte, por las personas que van a ir y por los lugares donde van a estar, por su situación, sus gentes.
ORACIÓN DE LOS MÁRTIRES
Oh Dios, que otorgaste una constancia invencible en la fe a los bienaventurados Ignacio de Azevedo y Compañeros mártires, te rogamos nos concedas que, robustecidos con tan sublimes ejemplos, imitemos el amor de su caridad y podamos participar su gloria en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
RESERVA DEL SANTÍSIMO
CANTO (Himno de la misión)
Cristo nos convoca a ser feliz, compartiendo vida, la fe y la amistad. Él nos alimenta con su Palabra y nos nutre con su Pan. Él es quien nos primerea, impregnando con su olor, en salida misionera…Vamos repartiendo amor, repartiendo amor…
SOMOS UNA IGLESIA EN SALIDA. VAMOS COMPARTIENDO LA VIDA. SOMOS SIGNOS DE RESURRECCIÓN. SOMOS UNA IGLESIA EN SALIDA. VAMOS COMPARTIENDO LA VIDA. SOMOS SIGNOS DEL AMOR DE DIOS.
A las periferias tenemos que ir a acompañar a hermanos que estén por allí, matando el egoísmo en nuestro interior y así fructificar. Él es nuestra fiesta, impulso y ardor, armaremos lío…vamos repartiendo amor, repartiendo amor…