miércoles, 10 de febrero de 2021

HOJA PARROQUIAL DEL DOMINGO VI DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B

 HOJA PARROQUIAL

13 y 14 de Febrero de 2021
Domingo VI del Tiempo Ordinario. Ciclo B.
Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima en Tijarafe

Textos tomados de la página web de los dominicos en España. Dibujos obra de Fano.

“Quiero: queda limpio”



    Buena parte del mundo celebra hoy dos acontecimientos disímiles: el domingo de carnaval y el día del amor y la amistad. Amor con distancia y amistad con mascarilla… toda una imagen paradojal de nuestro tiempo. El amor y la amistad son valores universales, todo corazón aspira a un amor sincero y toda existencia suspira por una auténtica amistad. El tener un día que nos lo recuerde refuerza este deseo y amarra esta esperanza. Hemos sido creados por Dios para la comunicación y el vivir en sociedad. Ahora ya lo sabemos: vivir en soledad impuesta, o en confinamiento obligatorio, es una verdadera desgracia.

  Cuando Jesús inició su ministerio público, cuando abandonó Nazaret y su supuesta carpintería, cuando se encontró con el drama de la complejidad de la existencia humana y de las tramas de sus relaciones, se indignó por algunas de las diversas situaciones que encontró. Una de ellas fue la que se nos narra en el Evangelio de este domingo: la de aquellos que son excluidos socialmente a causa de sus enfermedades y dolencias, el drama de los que son rechazados por tener el cuerpo llagado y quebrantado y provocar por ello, con su sola presencia, repulsión.


  Una de las imágenes más impactantes del Papa Francisco fue con motivo de su encuentro con un hombre con el rostro totalmente desfigurado. La expresión del Papa no fue de asco o de rechazo, al contrario, lo abrazó con ternura, sencillez y delicadeza, como para que no se quebrara más en su fragilidad. Esa es, en mi opinión, la imagen más nítida y perfecta a la que estamos llamados todos los cristianos: abrazar y acoger con misericordia a los llagados, deformes y enfermos de este mundo, a mirar a la cara, a los ojos, con compasión y fraternidad a los que viven en los márgenes de nuestras existencias cotidianas.







LECTURAS


Primera lectura del libro del Levítico 13, 1-2. 44-46


El Señor dijo a Moisés y a Aarón:

«Cuando alguno tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel, y se le produzca una llaga como de lepra, será llevado ante el sacerdote Aarón, o ante uno de sus hijos sacerdotes.

Se trata de un leproso: es impuro. El sacerdote lo declarará impuro de lepra en la cabeza.

El enfermo de lepra andará con la ropa rasgada y la cabellera desgreñada, con la barba tapada y gritando: “¡Impuro, impuro!”. Mientras le dure la afección, seguirá siendo impuro. Es impuro y vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento».


Salmo 31, 1-2. 5. 11 R. Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación.


Dichoso el que está absuelto de su culpa,

a quien le han sepultado su pecado;

dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito

y en cuyo espíritu no hay engaño. R/.


Había pecado, lo reconocí,

no te encubrí mi delito;

propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,

y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R/.


Alegraos, justos, y gozad con el Señor;

aclamadlo, los de corazón sincero. R/.


Segunda lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 31 - 11, 1


Hermanos:

Ya comáis, ya bebáis o hagáis lo que hagáis, hacedlo todo para gloria de Dios.

No deis motivo de escándalo ni a judíos, ni a griegos, ni a la Iglesia de Dios; como yo, que procuro contentar en todo a todos, no buscando mi propia ventaja, sino la de la mayoría, para que se salven.

Sed imitadores míos como yo lo soy de Cristo.


Evangelio según san Marcos 1, 40-45


En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:

«Si quieres, puedes limpiarme».

Compadecido, extendió la mano y lo tocó diciendo:

«Quiero: queda limpio».

La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente:

«No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».

Pero cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a él de todas partes.

YOUCAT


Parte 3. Cómo obtenemos la vida en Cristo


PRIMERA SECCIÓN. Para qué estamos en la tierra, qué debemos hacer y cómo nos ayuda el Espíritu Santo de Dios


CAPÍTULO PRIMERO. La dignidad del hombre


300 ¿Por qué debemos cultivarnos a nosotros mismos?


Debemos cultivarnos a nosotros mismos para poder practicar el bien con alegría y facilidad. A ello nos ayuda en primer término la fe en Dios, pero también el hecho de vivir las virtudes; es decir, que con la ayuda de Dios formemos en nosotros actitudes firmes, no nos entreguemos a ninguna pasión desordenada y orientemos las potencias de la razón y de la voluntad cada vez más inequívocamente hacia el bien. Las principales virtudes son: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Se las llama también «virtudes cardinales» (del Lat. cardo = perno, gozne de la puerta, o bien cardinalis = importante).


301 ¿Cómo se llega a ser prudente?


Se llega a ser prudente aprendiendo a distinguir lo esencial de lo accidental, a ponerse las metas adecuadas y a elegir los mejores medios para alcanzarlas. La virtud de la prudencia regula todas las demás. Porque la prudencia es la capacidad de reconocer lo justo. Quien quiera vivir bien, debe saber qué es el «bien» y reconocer su valor. Como el comerciante en el Evangelio: «al encontrar una perla de gran valor se va a vender todo lo que tiene y la compra» (Mt 13,46). Sólo el hombre que es prudente puede aplicar la justicia, la fortaleza y la templanza para hacer el bien.


302 ¿Cómo se actúa justamente?


Se actúa justamente estando siempre pendiente de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido. El principio de la justicia dice: «A cada uno lo suyo». Un niño discapacitado debe ser apoyado de un modo diferente a uno superdotado, de forma que ambos reciban lo que necesitan. La justicia se esfuerza por la compensación y anhela que los hombres reciban lo que les es debido. También ante Dios debemos dejar que reine la justicia y darle lo que es suyo: nuestro amor y adoración.


303 ¿Qué significa ser fuerte?


Quien es fuerte, aboga continuamente por el bien que ha conocido, incluso cuando en un caso extremo deba sacrificar hasta la propia vida. 

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