18 y 19 de Febrero de 2023
“Amar a vuestros enemigos”
Vivir la santidad debe ser uno de los principales fundamentos de nuestra vida cristiana, porque es un estilo de vida que crea humanidad y fraternidad.
El amor que Dios nos ofrece es además el camino en el que debemos orientar nuestros pasos, ya que el amor no es una experiencia solitaria, sino que se vive y expresa en relación con los demás, formando comunidad.
El ámbito común de nuestra fe debe irradiar esos lazos que nos constituyen como Iglesia, comunidad cristiana que comparten con un solo corazón y un mismo espíritu. Lógicamente la unidad se vive en la diversidad de sus miembros, pues cada uno va realizando su misión y desarrollando su carisma. Pero siempre teniendo la perspectiva de formar un grupo, una comunidad, una Iglesia.
Pero a la vez nuestra tarea está encaminada no solo a vivir la fraternidad en la Iglesia, sino también en nuestro mundo, que tanta falta le hace. Tenemos la misión de ser portadores de la Buena Noticia de Jesús hacia los más alejados, los que quizás no son de mi círculo cercano, pero que merecen la oportunidad de conocer un mensaje de amor, de acogida, y de salvación. Es lo que hizo Jesús, y lo fue enseñando a las gentes con las que vivió. Y no solo queda en un hecho del pasado, porque sigue siendo vigente esta forma de ser y de hacer en la actualidad.
Primera lectura del libro del Levítico 19, 1-2. 17-18
El Señor habló así a Moisés:
«Di a la comunidad de los hijos de Israel:
“Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo. No odiarás de corazón a tu hermano, pero reprenderás a tu prójimo, para que no cargues tú con su pecado. No te vengarás de los hijos de tu pueblo ni les guardarás rencor, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor”».
Salmo 102, 1-2. 3-4. 8 y 10. 12-13 R/. El Señor es compasivo y misericordioso
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R/.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R/.
Como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por los que lo temen. R/.
Segunda lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 3, 16-23
Hermanos:
¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?
Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: y ese templo sois vosotros.
Que nadie se engañe. Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio.
Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como está escrito: «Él caza a los sabios en su astucia». Y también:
«El Señor penetra los pensamientos de los sabios y conoce que son vanos».
Así, pues, que nadie se gloríe en los hombres, pues todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo y Cristo de Dios.
Evangelio según san Mateo 5, 38-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas.
Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”.
Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».
INTRODUCCIÓN
13. El DEC sólo será comprensible y útil si se lee con los ojos del discípulo, que lo reconoce como el testimonio de un camino de conversión hacia una Iglesia sinodal que, a partir de la escucha, aprende a renovar su misión evangelizadora a la luz de los signos de los tiempos, para seguir ofreciendo a la humanidad un modo de ser y de vivir en el que todos puedan sentirse incluidos y protagonistas. En este camino, la Palabra de Dios es una lámpara para nuestros pasos, que ofrece la luz con la que releer, interpretar y expresar la experiencia vivida.
1. La experiencia del proceso sinodal
15. Las síntesis enviadas por las Iglesias de todo el mundo dan voz a las alegrías, esperanzas, sufrimientos y heridas de los discípulos de Cristo. En sus palabras resuena lo que está en el corazón de toda la humanidad. Expresan el deseo de una Iglesia que camina con Cristo bajo la guía del Espíritu para cumplir su misión de evangelización. «La experiencia “sinodal” en curso ha despertado en los fieles laicos, la idea y el deseo de implicarse en la vida de la Iglesia, en su compromiso en el mundo contemporáneo y en su acción pastoral» (CE Canadá).
1.1 «Los frutos, las semillas y las malas hierbas de la sinodalidad»
16. La primera etapa del proceso sinodal ha producido abundantes frutos, nuevas semillas que prometen un nuevo crecimiento y, sobre todo, ha dado lugar a una experiencia de alegría en una época complicada. «Lo que surge del examen de los frutos, las semillas y las malas hierbas de la sinodalidad son voces de gran amor por la Iglesia, voces que sueñan con una Iglesia capaz de dar un testimonio creíble, una Iglesia que sepa ser Familia de Dios inclusiva, abierta y acogedora» (CE Zimbabwe). Haití da voz a muchos, «a pesar de que hay continuos casos de secuestro y violencia, las síntesis diocesanas expresan la alegría de quienes han podido participar activamente en esta primera fase del Sínodo» (CE Haití). Lo vivido en esta primera fase es una alegría que muchos han pedido ampliar y compartir con otros. La diócesis de Ebibeyín (Guinea Ecuatorial) se hace eco de ello: «esta experiencia sinodal ha sido una de las experiencias más gratificantes que muchos han podido vivir en su vida cristiana. Desde el primer momento en que se empezaron estos trabajos del Sínodo hasta el punto en el que estamos ahora hay un gran entusiasmo en el Pueblo de Dios». Entre los frutos de la experiencia sinodal, varias síntesis destacan el fortalecimiento del sentimiento de pertenencia a la Iglesia y la toma de conciencia, a nivel práctico, de que la Iglesia no son sólo los sacerdotes y los obispos. «Al compartir la pregunta fundamental, “¿cómo se desarrolla este caminar juntos en tu Iglesia particular hoy?”, se ha observado que la gente pudo darse cuenta de la verdadera naturaleza de la Iglesia y, a esta luz, han sido capaces de ver la situación de su Iglesia particular» (CE Bangladesh).


