miércoles, 5 de agosto de 2020

HOJA PARROQUIAL DOMINGO XIX TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

HOJA PARROQUIAL

8 y 9 de Agosto de 2020
Domingo XIX del Tiempo Ordinario. Ciclo A.
Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima en Tijarafe

Textos tomados de la página web de los dominicos en España. Dibujos obra de Fano.


"¡Ánimo, soy yo, no tengan miedo!”


    Podría parecer que hoy Jesús es especialmente exigente por pedirle creer a Pedro, nada más y nada menos, que se puede caminar sobre las aguas. “¡Qué poca fe!”, parece recriminarle. Sin embargo, esta manera de interpretar el Evangelio es más propia de un aficionado al esoterismo y a lo paranormal que de un creyente en Cristo.

  Pedro se hunde, precisamente, cuando su fe deja de estar anclada en Jesús y se desvía hacia el hecho extraordinario de estar caminando sobre el agua.


  No siempre nos resulta fácil reconocer la presencia de Dios en nuestra vida, como nos recuerda el episodio de Elías. A veces le buscamos en grandes o extraordinarios acontecimientos y por eso no le encontramos. Pero algo tan sencillo y discreto como la oración personal puede transformarnos hasta el punto de hacernos olvidar el miedo a lo que hay bajo nuestros pies, dejándolo todo en manos de Dios.







LECTURAS


Primera lectura del primer libro de los Reyes 19, 9a. 11-13a


  En aquellos días, cuando Elías llegó hasta el Horeb, el monte de Dios, se introdujo en la cueva y pasó la noche. Le llegó la palabra del Señor, que le dijo:

  

  «Sal y permanece de pie en el monte ante el Señor».

  

  Entonces pasó el Señor y hubo un huracán tan violento que hendía las montañas y quebraba las rocas ante el Señor, aunque en el huracán no estaba el Señor. Después del huracán, un terremoto, pero en el terremoto no estaba el Señor. Después del terremoto fuego, pero en el fuego tampoco estaba el Señor.

  

  Después del fuego, el susurro de una brisa suave. Al oírlo Elías, cubrió su rostro con el manto, salió y se mantuvo en pie a la entrada de la cueva.


Salmo 84, 9ab-10. 11-12. 13-14 R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.


Voy a escuchar lo que dice el Señor:

«Dios anuncia la paz

a su pueblo y a sus amigos».

La salvación está ya cerca de los que lo temen,

y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.


La misericordia y la fidelidad se encuentran,

la justicia y la paz se besan;

la fidelidad brota de la tierra,

y la justicia mira desde el cielo. R/.


El Señor nos dará la lluvia,

y nuestra tierra dará su fruto.

La justicia marchará ante él,

y sus pasos señalarán el camino. R/.


Segunda lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 9, 1-5


Hermanos:

Digo la verdad en Cristo, no miento —mi conciencia me atestigua que es así, en el Espíritu Santo—: siento una gran tristeza y un dolor incesante en mi corazón; pues desearía ser yo mismo un proscrito, alejado de Cristo, por el bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne: ellos son israelitas y a ellos pertenecen el don de la filiación adoptiva, la gloria, las alianzas, el don de la ley, el culto y las promesas; suyos son los patriarcas y de ellos procede el Cristo, según la carne; el cual está por encima de todo, Dios bendito por los siglos. Amén.


Evangelio según san Mateo 14, 22-33


Después de que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.

Y después de despedir a la gente subió al monte a solas para orar. Llegada la noche estaba allí solo.

Mientras tanto la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. A la cuarta vela de la noche se les acercó Jesús andando sobre el mar. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, diciendo que era un fantasma.

Jesús les dijo enseguida:

«Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!».

Pedro le contestó:

«Señor, si eres tú, mándame ir a ti sobre el agua».

Él le dijo:

«Ven».

Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:

«Señor, sálvame».

Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:

«Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?».

En cuanto subieron a la barca amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él diciendo:

«Realmente eres Hijo de Dios».




YOUCAT

212 ¿Qué nombres hay para el banquete de Jesús con nosotros y qué significan? (2 parte)


Santa Comunión: Dado que en la Santa Misa nos unimos con Cristo y por él unos con otros, se habla de la Santa COMUNIÓN (communio = comunidad, comunión).


213 ¿Qué elementos forman parte necesariamente de la Santa Misa?


Toda Santa Misa (celebración eucarística) tiene dos partes principales: la liturgia de la Palabra y la liturgia eucarística en sentido estricto. En la liturgia de la Palabra escuchamos lecturas del ANTIGUO y del NUEVO TESTAMENTO, así como del Evangelio. Además hay lugar para la homilía y para la oración universal. En la liturgia eucarística que sigue se presentan pan y vino, son consagrados y se ofrecen a los fieles para la COMUNIÓN.


214 ¿Cómo está estructurada la Santa Misa?


La santa misa comienza con la reunión de los fieles y la entrada del SACERDOTE y los servidores del altar (acólitos, lectores, cantores, etc.).


Tras el saludo viene la confesión general de los pecados, que desemboca en el KYRIE. Los domingos (excepto en los tiempos de Cuaresma y Adviento) y las fiestas se canta o se proclama el GLORIA.


La oración colecta introduce una o dos lecturas del NUEVO O del ANTIGUO TESTAMENTO, junto con el salmo responsorial. Antes del Evangelio es el momento de entonar el ALELUYA. Después de la proclamación del Evangelio el PRESBÍTERO o el DIÁCONO pronuncian la HOMILÍA, al menos los domingos y solemnidades.

Sólo tos domingos y solemnidades la comunidad proclama la fe común en el CREDO, al que siguen las preces.


La segunda parte de la Santa Misa comienza con la presentación de las ofrendas, que se cierra con la oración sobre las ofrendas. El punto culminante de la celebración eucarística es la Plegaria Eucarística, introducida por el prefacio y el SANTO. Luego, en la consagración, se transforman los dones de pan y vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. La Plegaria Eucarística desemboca finalmente en la DOXOLOGÍA, que da paso a la oración del Padrenuestro


Después viene la oración de la paz, el AGNUS DEI, la fracción del pan y el reparto de los dones “sagrados a los fieles, por lo general, sólo bajo la forma del Cuerpo de Cristo.


La Santa Misa finaliza con un tiempo de meditación, la acción de gracias, la oración final y la BENDICIÓN que imparte el sacerdote.