viernes, 12 de mayo de 2023

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO VI DE PASCUA. CICLO A

   







  HOJA PARROQUIAL


13 y 14 de Mayo de 2023
Domingo VI de Pascua. Ciclo A.


Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima en Tijarafe

Textos tomados de la página web de los dominicos en España. Dibujos obra de Fano.


“ Porque yo sigo viviendo”



 


    Avanza la Cincuentena Pascual, y para seguir viviendo los ecos del Domingo de Pascua, sin menoscabo de la alegría propia de ese domingo, el Señor Jesús, sabiendo de su partida definitiva al Padre, les promete este domingo VI de Pascua, que no les dejará huérfanos. Para que tal orfandad no lo sea, les anuncia el envío del Defensor, “el Espíritu de la verdad” que impulsará a todo aquél que ame al Señor y, “que guardando sus mandamientos” podrá “dar razón de su esperanza en Cristo, aun padeciendo el mal (1ª P.).


    Éste Espíritu de la Verdad, que en primicia se nos da en nuestro bautismo y en plenitud en nuestra confirmación, es el que recibieron los samaritanos por la escucha y aprobación de la predicación de Felipe.


    Quien quiera pertenecer al discipulado del Señor, tendrá que, viviendo los mandamientos del Cristo, no como una carga pesada, sino como una receta de felicidad, dará de esta forma, con hechos y palabras, razón de la esperanza que anhela en su corazón: la presencia de Dios Padre, de Dios Hijo y de Dios Espíritu Santo y que un día pueda gozar con plenitud de la Trinidad en el cielo.


    Esta forma de vivir no es sino, como proclama el salmo 65, alegrarse en el poder de Dios que gobierna eternamente.


    Despedida, tristeza, vacío, verdad, mandamientos, bautismo-confirmación y Espíritu Santo son algunos de los sustantivos que envuelven este domingo VI de Pascua, en el que también se celebra la Pascua del Enfermo con el lema este año “No me rechaces ahora en la vejez, no me abandones” (Sal 71,9) Déjate cautivar por su rostro desgastado.










LECTURAS


Primera lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 8, 5-8. 14-17


En aquellos días, Felipe bajó a la ciudad de Samaría y les predicaba a Cristo. El gentío unánimemente escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría. Cuando los apóstoles, que estaban en Jerusalén, se enteraron de que Samaría había recibido la palabra de Dios, enviaron a Pedro y a Juan; ellos bajaron hasta allí y oraron por ellos, para que recibieran el Espíritu Santo; pues aún no había bajado sobre ninguno; estaban solo bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.


Salmo 65, 1-3a. 4-5. 6-7a. 16 y 20 R/. Aclamad al Señor, tierra entera


Aclamad al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria.
Decid a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!». R/.


Que se postre ante ti la tierra entera,
que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre.
Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres. R/.


Transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos en él.
Con su poder gobierna eternamente. R/.


Los que teméis a Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica
ni me retiró su favor. R/.


Segunda lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 3, 15-18


Queridos hermanos:
Glorificad a Cristo el Señor en vuestros corazones, dispuestos siempre para dar explicación a todo el que os pida una razón de vuestra esperanza, pero con delicadeza y con respeto, teniendo buena conciencia, para que, cuando os calumnien, queden en ridículo los que atentan contra vuestra buena conducta en Cristo.
Pues es mejor sufrir haciendo el bien, si así lo quiere Dios, que sufrir haciendo el mal.
Porque también Cristo sufrió su pasión, de una vez para siempre, por los pecados, el justo por los injustos, para conduciros a Dios. Muerto en la carne pero vivificado en el Espíritu.


Evangelio según san Juan 14, 15-21


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre que os dé otro Paráclito, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque mora con vosotros y está en vosotros.

No os dejaré huérfanos, volveré a vosotros. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él».






3. Hacia una Iglesia sinodal misionera



La misión de la Iglesia en el mundo de hoy 


46. Algunas síntesis destacan la importancia del papel de la Iglesia en el espacio público, particularmente en relación a los procesos de construcción de la paz y la reconciliación. En sociedades muy polarizadas, esto se considera parte integrante de la misión de la Iglesia. Otras síntesis piden que la Iglesia contribuya de forma más decidida al debate público y al compromiso con la justicia. Surge el deseo de una mayor formación en la doctrina social de la Iglesia. «Nuestra Iglesia no está llamada a la confrontación, sino al diálogo y la cooperación a todos los niveles. [...] Nuestro diálogo no puede ser un diálogo apologético con discusiones inútiles, sino un diálogo de vida y solidaridad» (Iglesia católica armenia). 


47. Otro tema común en muchas síntesis es la debilidad del compromiso ecuménico profundo y el deseo de aprender cómo podemos reforzar el camino ecuménico, a partir de la colaboración concreta y cotidiana en torno a las preocupaciones comunes por la justicia social y medioambiental. Un testimonio más unido entre las confesiones y comunidades cristianas se expresa como un vivo deseo. 


Caminar juntos con todos los cristianos 


48. La llamada al ecumenismo, sin embargo, no se dirige únicamente a un compromiso social común. Muchas síntesis subrayan que no hay sinodalidad completa sin la unidad entre los cristianos. Esta comienza con la llamada a una comunión más estrecha entre las Iglesias de rito diferente. A partir del Concilio Vaticano, ha progresado el diálogo ecuménico: «en la experiencia concreta de nuestro país, el “caminar juntos” entre cristianos de diferentes confesiones es un hecho. Nuestros barrios, nuestras familias, los lugares donde velamos a los difuntos, nuestros lugares de trabajo son auténticos espacios ecuménicos» (CE República Centroafricana). Sin embargo, muchas cuestiones ecuménicas relacionadas con las estructuras sinodales y los ministerios en la Iglesia aún no están bien articuladas. Diversas síntesis señalan que existe también un “ecumenismo del martirio” en el que la persecución sigue uniendo a los cristianos. Las síntesis piden que se preste más atención a las realidades que generan división como, por ejemplo, el tema de compartir la Eucaristía. 



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