miércoles, 24 de mayo de 2023

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO DE PENTECOSTÉS. CICLO A

     










  HOJA PARROQUIAL


27 y 28 de Mayo de 2023
Domingo de Pentecostés. Ciclo A.


Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima en Tijarafe

Textos tomados de la página web de los dominicos en España. Dibujos obra de Fano.


“Sabed que yo estoy con vosotros”



 


    San Lucas nos narra lo que ocurrió el día de Pentecostés en su libro de los Hechos de los Apóstoles. Primero habla de cómo vivieron esta experiencia los Apóstoles junto a María y después nos cuenta lo que les ocurrió a las numerosas personas que estaban cerca de aquel lugar. Para todos ellos fue, ciertamente, una experiencia transformante.


    Al proclamar el Salmo 103, alabamos al Señor por el poder que tiene su «Aliento», es decir, su Espíritu, con el que crea las criaturas y repuebla la faz de la tierra.

En la Primera Carta a los Corintios, san Pablo nos habla de cómo el Espíritu Santo da vida y unidad a la Iglesia, cuyos miembros somos todos los cristianos. Y, gracias a Él, somos capaces de exclamar, con pleno convencimiento: ¡Jesús es el Señor!


    Después, con el rezo de la Secuencia, pedimos a Dios que nos envíe su Espíritu para que, penetrando hasta lo más hondo de nuestro ser, nos ilumine, nos reconforte y nos llene de su amor y su paz, por medio de sus siete dones.


    Por último, escuchamos cómo san Juan narra la primera aparición de Jesús resucitado a sus discípulos, en la cual Él les transmite su paz y les insufla su Espíritu, dándoles el poder de perdonar los pecados, en nombre de Dios.











LECTURAS


Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 1-11


Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse.
Residían entonces en Jerusalén judíos devotos venidos de todos los pueblos que hay bajo el cielo. Al oírse este ruido, acudió la multitud y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Estaban todos estupefactos y admirados, diciendo:
«¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos, elamitas y habitantes de Mesopotamia, de Judea y Capadocia, del Ponto y Asia, de Frigia y Panfilia, de Egipto y de la zona de Libia que limita con Cirene; hay ciudadanos romanos forasteros, tanto judíos como prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las grandezas de Dios en nuestra propia lengua».


Salmo 103, 1ab y 24ac. 29bc-30. 31 y 34 R/. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra


Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Cuántas son tus obras, Señor;
la tierra está llena de tus criaturas. R/.


Les retiras el aliento, y expiran
y vuelven a ser polvo;
envías tu espíritu, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra. R/.


Gloria a Dios para siempre,
goce el Señor con sus obras;
que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor. R/.


Segunda lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 3b-7. 12-13


Hermanos:
Nadie puede decir: «Jesús es Señor», sino por el Espíritu Santo.
Y hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. Pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común.
Pues, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.
Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.


Evangelio según san Juan 20, 19-23


Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».






3. Hacia una Iglesia sinodal misionera



La misión de la Iglesia en el mundo de hoy 


Contextos culturales 

 

52. En algunos contextos, el testimonio de la fe se vive hasta el martirio: hay países en los que los cristianos, especialmente los jóvenes, se enfrentan al reto de una conversión sistemática forzada a otras religiones. Hay muchas síntesis que destacan la inseguridad y la violencia a la que se enfrentan las minorías cristianas perseguidas. En estos casos, caminar junto a personas de otras creencias en lugar de retirarse tras el muro de la separación requiere el valor de la profecía. 


Culturas, religiones y diálogo 

 

53. Un elemento esencial de la sinodalidad, en el que todavía hay que profundizar y comprender mejor, es la llamada a un enfoque intercultural más decidido. Este enfoque empieza por caminar junto a los demás, apreciando las diferencias culturales y entendiéndolas como factores de crecimiento: «el encuentro entre la Iglesia católica de Camboya y los monjes y laicos budistas camboyanos “crea una nueva cultura”. Todas nuestras actividades se influyen mutuamente e influyen en el mundo entero. Podemos ser diferentes en la religión, pero todos buscamos el bien común» (CE Laos y Camboya). Son las Iglesias que representan una pequeña minoría en el contexto en el que viven las que experimentan más intensamente la interculturalidad: «por ejemplo, [existe] lo que podríamos llamar la “porosidad” de nuestras Iglesias, cuya línea de demarcación con la sociedad civil está paradójicamente menos marcada que en otros lugares [...]. No hay ningún problema en hacer las cosas “dentro” o “fuera” de la Iglesia. Somos una Iglesia de salida por definición, porque siempre estamos “en casa de otros” y esto nos ha enseñado la escucha, la flexibilidad y la creatividad en las formas, el lenguaje, las prácticas» (CE Región África del Norte – CERNA). 


54. Sin embargo, incluso cuando uno llega a aceptar o hasta a apreciar al otro, el viaje aún no está completo. El enfoque intercultural de la Iglesia apunta al horizonte al que Cristo nos llama: el Reino de Dios. En el abrazo de una diversidad que es riqueza podemos encontrar nuestra unidad más profunda y la oportunidad de cooperar con la gracia de Dios: «también debemos prestar atención a los pensamientos e ideas de la familia ampliada y de los compañeros de viaje (no católicos, políticos, no creyentes). Hay voces a nuestro alrededor que no podemos permitirnos ignorar si no queremos perdernos lo que Dios está susurrando a través de ellas» (EC Zimbabwe). Esto constituye un testimonio en un mundo al que le cuesta ver la diversidad en la unidad como una verdadera vocación: «la comunidad [...] debe tener más en cuenta la diversidad, las aspiraciones, las necesidades y las formas de vivir la fe. La Iglesia universal debe seguir siendo garante de la unidad, pero las diócesis pueden inculturar la fe localmente: la descentralización es necesaria» (Archidiócesis de Luxemburgo)  




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