4 y 5 de Febrero de 2023
“Sois la sal de la tierra, sois la luz del mundo”
Después de escuchar el domingo pasado el programa del Reino, las bienaventuranzas (Mt 5,1-12), las lecturas de este día vienen a dar el acabado perfecto a través del esplendor del ser cristiano. Esplendor que se perfila a través del símbolo del sabor y de la iluminación, expresado en el evangelio; invitación a materializarse en las obras (primera lectura), donde Cristo es el máximo exponente; y propuesta para anunciarle desde la experiencia (segunda lectura), desde el poder del mismo Dios (Cf. 1Cor 2,5).
¿Somos conscientes de que estamos llamados a ser sal y luz del mundo a imagen de Jesús? ¿Hemos integrado, o vivimos, esta riqueza con la que Cristo se manifiesta y nos convoca a desarrollar esta vocación irradiante del ser cristiano en el mundo? ¿Qué impide que pueda desarrollar esta realidad vocacional en mi vida?
Primera lectura del libro de Isaías 58, 7-10
Salmo 111 1, 4-5. 6-7. 8a, y 9 R/. El justo brilla en las tinieblas como una luz
Segunda lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2, 1-5
Evangelio según san Mateo 5, 13-16
INTRODUCCIÓN
9. Para evitar malentendidos en su lectura, es esencial tener en cuenta la naturaleza peculiar del DEC, así como su estructura. El Documento se inicia con un capítulo que ofrece, no una mera crónica, sino una narración, a la luz de la fe, de la experiencia de sinodalidad vivida hasta ahora a partir de la consulta al Pueblo de Dios en las Iglesias locales y del discernimiento de los Pastores en las Conferencias Episcopales: traza un esquema, presenta las dificultades encontradas y los frutos más significativos recogidos, identificando las piedras angulares de lo que constituye una auténtica experiencia colectiva de la fe cristiana. De este modo, no ofrece una definición de la sinodalidad en sentido estricto —para lo cual se pueden remitir al Documento Preparatorio (DP) o a los materiales señalados en el sitio web del Sínodo (www.synod.va)—, sino que expresa el sentido compartido de la experiencia de la sinodalidad vivida por los participantes. Lo que surge es una profunda reapropiación de la dignidad común de todos los bautizados, auténtico pilar de la Iglesia sinodal y fundamento teológico de esa unidad que es capaz de resistir el impulso al uniformismo y valora la diversidad de vocaciones y carismas que el Espíritu derrama sobre los fieles con una abundancia inesperada.
10. El segundo capítulo presenta un icono bíblico —la imagen de la tienda con la que inicia el capítulo 54 del libro de Isaías— que ofrece una clave de interpretación de los contenidos del DEC a la luz de la Palabra, insertándolos en el marco de una promesa de Dios que se convierte en vocación para su Pueblo y su Iglesia: «¡Ensancha el espacio de tu tienda!»