VIGILIA MISIONERA DE DICIEMBRE
DIÁLOGO INTERRELIGIOSO
MONICIÓN DE ENTRADA
Cada vez más, la realidad de la globalización afecta también a la llegada de personas de otras religiones. Quizás todavía no veamos claramente los efectos. Igual que en el mes pasado veíamos que es necesario el diálogo ecuménico (entre cristianos de distintas confesiones), no es menos importante el diálogo entre distintas religiones y espiritualidades. Se acabó el tiempo del desprestigio y la guerra. El decreto Ad Gentes del Vaticano II, hace 50 años decía: “La Iglesia acepta lo que hay de verdad y gracia e las tradiciones religiosas” (AG 11); y en la Constitución Dogmática Lumen Gentium sobre la Iglesia, dice: “los que sin culpa de su parte desconocen el Evangelio de Cristo y su Iglesia, y buscan con sinceridad a Dios, pueden conseguir la salvación eterna” (LG 16). En estos documentos hay una llamada al diálogo sincero y paciente, deseando que un “diálogo confiado pueda conducir a todos a aceptar francamente las llamadas del Espíritu y a seguirlas con ardor” (GS 92)
EXPOSICIÓN AL SANTÍSIMO
HIMNO AL ESPÍRITU SANTO DEL DOMUND
Ven, Espíritu Santo, ¡muévenos!
Danos tu fuerza y tu inspiración
para salir del terreno conocido
e ir más lejos, más allá,
¡hasta el confín de la tierra!
Llévanos a redescubrir
la alegría de la fe compartida,
comunicada con las obras sencillas
y con esa palabra justa que Tú das
en el momento preciso
y en el modo apropiado.
Sigue moviendo a los misioneros,
y muévenos también a nosotros
a ir más allá con nuestra oración
y con nuestra caridad.
Haznos vivir la misión
para ser lo que realmente somos:
testigos de Cristo y de su amor.
Amén.
SALMO A DOS COROS
Efesios 1, 3-10: El Dios Salvador
Ant: Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante Él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Este es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos..
LECTOR Heb 1, 1-3
1En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas. 2En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos. 3Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa.
REFLEXIÓN
SIGNO
Ant: Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi humillación.
†
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre…
Ant: Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi humillación.
PETICIONES
Presidente:
En esta situación dramática, cargada de sufrimiento y de angustia que atenaza nuestra isla y nuestro continente europeo, acudimos a nuestros Beatos. Por eso respondemos diciendo a cada petición:
Beatos Mártires de Tazacorte intercedan ante Dios.
Un Lector (o varios):
1. Por la Iglesia que peregrina en las islas Canarias, por sus pastores; los obispos y sacerdotes, especialmente aquellos cuyas parroquias han sido afectadas por el volcán, para que siempre sigan estando junto al pueblo que sufre como manifestación de la cercanía y consuelo del Buen Pastor. OREMOS.
2. Por las personas afectadas del volcán, para que el Señor las proteja del pesimismo y les dé fortaleza para afrontar, con paciencia y esperanza, esta tribulación que están padeciendo, les conceda consuelo en su aflicción; y que, en esta difícil situación, sientan la cercanía y la ayuda por parte de toda la sociedad. OREMOS:
3. Por la Iglesia de Ucrania y por todas las personas afectadas. Por las personas que han muerto en esta guerra. Por los dirigentes, en especial por el que ha perpetrado esta barbarie, para que recapacite y pare el conflicto. OREMOS:
4. Por los países de América Latina, para que superen las dificultades por las que tienen que transitar y que la luz del Evangelio ilumine sus decisiones y proyectos. OREMOS.
5. Por nuestros misioneros y misioneras que trabajan por predicar a Cristo, para que no dejen de compartir su vida con aquellos a quienes han sido enviados y sientan el aliento de nuestra solidaridad. OREMOS.
6. Por todos nosotros reunidos en esta Vigilia de Oración, para que no dejemos de manifestar con gestos de caridad y oración confiada nuestra comunión fraterna con los afectados por la erupción volcánica. OREMOS:
Padrenuestro
ORACIÓN DE LOS MÁRTIRES
Oh Dios, que otorgaste una constancia invencible en la fe a los bienaventurados Ignacio de Azevedo y Compañeros mártires, te rogamos nos concedas que, robustecidos con tan sublimes ejemplos, imitemos el amor de su caridad y podamos participar su gloria en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén


