VIGILIA MISIONERA DE OCTUBRE
UNA GRAN RED DE TESTIGOS
AMBIENTACIÓN: Se necesitan madejas de lana de los colores del rosario misionero (verde, rojo, blanco, azul y amarillo). Atadas a la base del cirio pascual encendido, habrá cinco hebras largas, una de cada color, que, extendidas, puedan llegar a los primeros bancos. Se tendrán preparadas otras cinco hebras por color, de al menos dos metros.
Vídeo del DOMUND.
MONITOR
A punto de celebrar la Jornada Mundial de las Misiones, nos reunimos como hermanos en oración en torno a Jesús. Vamos a fijarnos en unas palabras suyas que resonarán siempre en nuestros oídos: “Seréis mis testigos”. Nos ayudarán unos textos de Paulina Jaricot. Inspirada por el Espíritu, esta joven laica francesa del siglo XIX, recién beatificada, puso en marcha la gran red de ayuda a la misión que es hoy el Domund.
SACERDOTE
Comenzamos escuchando el último diálogo del Señor con los apóstoles antes de su ascensión. [Proclama Hch 1,1-8; a continuación, tiempo de silencio].
LECTOR
1En mi primer libro, Teófilo, escribí de todo lo que Jesús hizo y enseñó desde el comienzo 2hasta el día en que fue llevado al cielo, después de haber dado instrucciones a los apóstoles que había escogido, movido por el Espíritu Santo. 3Se les presentó él mismo después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles del reino de Dios. 4Una vez que comían juntos, les ordenó que no se alejaran de Jerusalén, sino «aguardad que se cumpla la promesa del Padre, de la que me habéis oído hablar, 5porque Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo dentro de no muchos días». 6Los que se habían reunido, le preguntaron, diciendo: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino a Israel?». 7Les dijo: «No os toca a vosotros conocer los tiempos o momentos que el Padre ha establecido con su propia autoridad; 8en cambio, recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y hasta el confín de la tierra».
MONITOR
“Seréis mis testigos...”, “hasta el confín de la tierra...”. Estas palabras nos las dice hoy Jesús a cada uno. El mundo es muy grande y no podemos encerrarnos en nuestra burbuja. Tanto amó Dios a ese mundo que entregó a su Hijo... Y nosotros, ¿vamos a quedarnos plantados mirando al cielo?
LECTORA
“¡Arriba los corazones! No les entretengamos más con pequeños intereses personales; no gastemos las lágrimas con naderías: abracemos el universo...: Jesús ha muerto por todos los hombres; ¿por qué debilitar nuestros corazones con deseos de vía estrecha?”. [Silencio breve].
SACERDOTE
“Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo...”. Pidámosle a Él que nos infunda esos grandes deseos, rezando juntos la oración del Domund. [Todos rezan la oración].
Ven, Espíritu Santo, ¡muévenos!
Danos tu fuerza y tu inspiración
para salir del terreno conocido
e ir más lejos, más allá,
¡hasta el confín de la tierra!
Llévanos a redescubrir
la alegría de la fe compartida,
comunicada con las obras sencillas
y con esa palabra justa que Tú das
en el momento preciso
y en el modo apropiado.
Sigue moviendo a los misioneros,
y muévenos también a nosotros
a ir más allá con nuestra oración
y con nuestra caridad.
Haznos vivir la misión
para ser lo que realmente somos:
testigos de Cristo y de su amor.
Amén.
MONITOR
¿Por qué no formar una red para participar en esa misión de ser testigos suyos que el Señor nos encomendó?
[Tras esto, el sacerdote expone el Santísimo]
LECTORA
“Una noche, cuando mis padres jugaban a las cartas y yo estaba sentada junto al fuego buscando la ayuda de Dios..., comprendí lo fácil que sería para cada persona de mi círculo íntimo encontrar diez personas cada una (incluida ella misma) que dieran una monedita cada semana para la propagación de la fe”.
[Alguien, desde el cirio, extiende las cinco hebras para que las cojan cinco personas de los primeros bancos].
SACERDOTE
Llevemos ahora a nuestra oración las necesidades a las que ayudará nuestra aportación a la colecta del Domund: catequesis, construcción de iglesias, atención a los más pobres y necesitados... [Tiempo de oración en silencio].
MONITOR
Pero la red de la misión no se teje solo de ayuda económica. Antes, durante y después de ella, necesitamos la fuerza de la oración...
[Nuevo silencio. Se ofrecen a cada una de las cinco primeras personas de “la red” otras cinco hebras de lana de los distintos colores, para que se las hagan llegar a cinco personas más]
SACERDOTE
Vamos a rogar al Padre que nos haga verdaderos testigos de su Hijo Jesús, con la oración que Él, presente aquí entre nosotros, nos enseñó. [Se reza el padrenuestro. Si hay muchos participantes en la vigilia, se pueden entregar nuevas hebras de colores, previamente preparadas, para seguir extendiendo “la red”. Se deja aún un tiempo conveniente].
MONITOR
Pedimos también a María, Reina de las Misiones, que sean muchos los jóvenes llamados a ser misioneros, testigos de Cristo que extiendan esta gran red de oración y caridad por el mundo...
SACERDOTE
Pongamos, pues, este Domund en manos de la Virgen María, rezándole juntos por el Papa y por la misión de la Iglesia. [Finalmente, el sacerdote imparte la bendición con el Santísimo y procede a la reserva].
ORACIÓN DE LOS MÁRTIRES
Oh Dios, que otorgaste una constancia invencible en la fe a los bienaventurados Ignacio de Azevedo y Compañeros mártires, te rogamos nos concedas que, robustecidos con tan sublimes ejemplos, imitemos el amor de su caridad y podamos participar su gloria en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén