jueves, 2 de junio de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 3 DE JUNIO DE 2022

 Jn 21,15-19: Apacienta mis corderos, pastorea mis ovejas.



Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer, le dice a Simón Pedro: 

«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». 

Él le contestó: 

«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».

Jesús le dice: 

«Apacienta mis corderos». 

Por segunda vez le pregunta: 

«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». 

Él le contesta: 

«Sí, Señor, tú sabes que te quiero». 

Él le dice: 

«Pastorea mis ovejas». 

Por tercera vez le pregunta: 

«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». 

Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó: 

«Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero». 

Jesús le dice: 

«Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras». 

Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: 

«Sígueme».



La Iglesia nos presenta hoy un texto muy bonito y significativo. Un texto de una sensibilidad grande y una ternura exquisita. Es el epílogo del evangelio de San Juan, cuando Jesús se encuentra con Pedro después de la Resurrección.


Jesús sigue confiando en Pedro. Es más, confía siempre en él y en nosotros. Por seguir siempre en el título que nos proponen, “apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas”, Jesús hace el examen final a Pedro…y lo aprueba.


El examen consiste únicamente en el amor. Algunos comentan que Jesús diferencia entre amar y querer. Jesús parte de su gran amor y llega a ponerse al nivel de Pedro, de un amor menor: “querer”. 


Y le sigue enviando a la misión. Es más, Jesús nunca retira la llamada, nunca retira la confianza. 


Es un día bueno, para contemplar y meditar sobre la confianza de Jesús en nosotros. Es una confianza inquebrantable. Es una confianza empoderada, es decir, es una confianza porque hay una gracia del Espíritu para poder cumplir con la misión, en la medida que nos abramos a Él. Por ello, “extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras”, aunque referido a la muerte, así es la confianza en Dios, otro te llevará adonde no quieras, no porque vayas por disgusto, sino porque no lo has elegido, otro lo eligió.