jueves, 19 de mayo de 2022

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO VI DE PASCUA. CICLO C

   







  HOJA PARROQUIAL


21 y 22 de Mayo de 2022
Domingo VI de Pascua. Ciclo C.

Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima en Tijarafe

Textos tomados de la página web de los dominicos en España. Dibujos obra de Fano.


“El Espíritu Santo os lo enseñará todo”




  El cristianismo es una religión de la Palabra, de la palabra hecha carne en Cristo. Palabra para ser escuchada y que se encarna en cada cristiano, en cada persona. Es la forma de hacer presente en cada uno la vida de fe. Aquí el lenguaje es más que un instrumento de comunicación, es una forma de comunión humana animada por el Espíritu. Por eso, como les ocurrió a los discípulos, Judas – no el Iscariote - no comprendió hasta después de la resurrección, que Jesús no manifestase su mesianismo “al mundo” de una forma pública (Jn 14,22). No entendía aún que esa revelación es una experiencia de vida que, vivida por el espíritu, el discípulo concreta en el amor.


   En los Hechos de los Apóstoles, vemos cómo actúa ese espíritu liberador con los discípulos procedentes del mundo gentil, no circuncidados,. La circuncisión era el rito más importante para señalar la pertenencia religiosa al Pueblo de Israel que, aunque establecida por Abraham, se atribuía a Moisés, por ser el autor de la Ley. Por ello, su incumplimiento constituía una transgresión de consecuencias legal y moralmente severas. En cambio, aquellas primeras comunidades cristianas tuvieron el valor y la fuerza del Espíritu para resolver el conflicto haciéndose la pregunta fundamental: “¿Por qué poner a prueba a Dios, tratando de imponer a los discípulos un yugo que ni nosotros ni nuestros antepasados hemos podido soportar? ”… cuando Dios “dio testimonio a favor de ellos otorgándoles el Espíritu Santo como a nosotros” (Hch 15, 8-10).


  La pregunta sigue siendo válida hoy: ¿Qué es lo fundamental para seguir siendo fieles al mensaje de Jesús?  En este mismo sentido, los capítulos 10 y 11 de los Hechos de los Apóstoles son todo un ejemplo de tolerancia religiosa por la acción del Espíritu. Una lectura de los mismos nos ayuda a sentir ese espíritu y a entender la tolerancia y la frescura de aquellas primeras comunidades. Quizá valga como un ejemplo actual algo que me viene a la memoria y que todos, seguramente, recordamos: el momento en el que un periodista preguntaba al Papa Francisco su opinión acerca de la condición de los homosexuales en la Iglesia, cuando regresaba en el avión de su primer viaje al Brasil. Creo que su respuesta tuvo también el valor y la inspiración del Espíritu. Espontánea e inesperada, nos dejó ver que, para el actual Papa, lo importante para vivir y animar la comunidad eclesial es esa forma de comunión humana que, animada por la libertad del Espíritu, nos permite ver en la humanidad de los otros la presencia de Dios, y esto es lo realmente central.






LECTURAS

Primera lectura de los Hechos de los Apóstoles 15, 1-2. 22-29


En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme al uso de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más de entre ellos subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre esta controversia.
Entonces los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron elegir a algunos de ellos para mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas llamado Barsabás y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y enviaron por medio de ellos esta carta:
«Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia provenientes de la gentilidad.
Habiéndonos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alborotado con sus palabras, desconcertando vuestros ánimos, hemos decidido, por unanimidad, elegir a algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, hombres que han entregado su vida al nombre de nuestro Señor Jesucristo. Os mandamos, pues, a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de uniones ilegítimas. Haréis bien en apartaros de todo esto. Saludos».


Salmo 66, 2-3. 5. 6 y 8 R.Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.


Que Dios tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R/.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
y gobiernas las naciones de la tierra. R/.

Oh, Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga; que le teman
todos los confines de la tierra. R/.


Segunda lectura del Libro del Apocalipsis 21, 10-14. 22-23


El ángel me llevó en espíritu a un monte grande y elevado, y me mostró la ciudad santa de Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios, y tenía la gloria de Dios; su resplandor era semejante a una piedra muy preciosa, como piedra de jaspe cristalino. Tenía una muralla grande y elevada, tenía doce puertas y sobre las puertas doce ángeles y nombres grabados que son las doce tribus de Israel.
Al oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, al poniente tres puertas, y la muralla de la ciudad tenía doce cimientos y sobre ellos los nombres de los doce apóstoles del Cordero.
Y en ella no vi santuario, pues el Señor, Dios todopoderoso, es su santuario, y también el Cordero.
Y la ciudad no necesita del sol ni de la luna que la alumbre, pues la gloria del Señor la ilumina, y su lámpara es el Cordero.


Evangelio según San Juan 14, 23-29


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.
La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo, Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis».






Parte 4. Cómo debemos orar


PRIMERA SECCIÓN. La oración en la vida cristiana


CAPÍTULO SEGUNDO. Las fuentes de la oración


497 ¿Por qué nos ayuda dejarnos guiar por los santos en la oración?


Los santos son personas inflamadas por el Espíritu Santo; mantienen vivo el fuego de Dios en la Iglesia. Ya en el tiempo de su vida terrena los santos fueron orante! fervientes y contagiosos. En su cercanía es fácil rezar. Aunque no debemos nunca adorar a los santos, podemos invocar a quienes están en el cielo para que intercedan por nosotros ante el trono de Dios. Alrededor de los grandes santos se han formado escuelas particulares de devoción (ESPIRITUALIDAD), que, como los colores de un espectro, señalan todas la luz pura de Dios. Todas parten de un elemento fundamental de la fe para conducir, cada una por una puerta diferente, al núcleo de la fe y de la entrega a Dios. Así, la espiritualidad franciscana parte de la pobreza de espíritu, la benedictina, de la alabanza a Dios, la ignaciana, de la decisión y la vocación. Una espiritualidad por la que uno se siente atraído según sus características personales es también una escuela de oración.


498 ¿Se puede rezar en cualquier parte?


Sí, se puede rezar en cualquier lugar. Sin embargo un católico siempre buscará los lugares en los que Dios «habita» de un modo especial. Éstos son sobre todo las iglesias católicas, donde Nuestro Señor está presente bajo las apariencias (especies) de pan en el sagrario o TABERNÁCULO. Es muy importante que oremos en cualquier parte: en el colegio, en el metro, en mitad de una fiesta, reunidos con los amigos. Todo el mundo debe estar penetrado de BENDICIÓN. Pero es “igualmente importante que acudamos a los lugares sagrados en los que Dios, en cierto modo, nos espera, para que descansemos junto a él, y seamos fortalecidos, plenificados y enviados por él. Un verdadero cristiano no hace sin más turismo cuando visita una iglesia. Permanece un momento en silencio, ora a Dios y renueva su amistad y su amor por él.







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