26 y 27 de Marzo de 2022
“Su padre lo vio y se conmovió”
Continuamos nuestro itinerario cristiano cuaresmal, y en esta 4ª etapa dominical, se nos propone detenernos por un momento de nuestras ocupaciones, y acoger de corazón una Palabra de vida que es liberadora.
En nuestro proceso vital vamos teniendo numerosas vivencias que nos hacen transitar en la vida alcanzando objetivos y metas. Desde nuestro punto de vista cristiano, es primordial acercarnos a Dios, que nos ayuda para prepararnos interiormente y vivir una auténtica pascua de resurrección.
Para poder experimentar la verdadera vida que Cristo nos propone, se nos invita a cambiar nuestras vidas a veces anodinas y rutinarias, para coger un impulso nuevo, y abrirnos a un Dios que ama y perdona sin límites.
Jesús de Nazaret es quien da sentido a nuestra vida de fe, porque él viene a cada instante, apostando por todos y cada uno de nosotros. El nos impulsa para transformar situaciones de dolor, enfrentamientos y discordias, en una vida renovada por el perdón y la fraternidad. Ese debe ser nuestro programa de vida cristiana, porque desde ahí seremos más creíbles y daremos un verdadero testimonio de fe.
Primera lectura del Libro de Josué 5, 9a. 10-12
Salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7 R. Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Segunda lectura de la segunda carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 5, 17-21
Evangelio según San Lucas 15, 1-3. 11-32
Parte 4. Cómo debemos orar
PRIMERA SECCIÓN. La oración en la vida cristiana
CAPÍTULO PRIMERO. Orar: Cómo Dios nos regala su cercanía
473 ¿Qué importancia tienen los salmos para nuestra oración?
Los salmos son, junto al Padrenuestro, el mayor tesoro de oración de la Iglesia. En ellos se canta de modo incesante la alabanza de Dios. En el ANTIGUO TESTAMENTO tenemos 150 salmos. Son una colección, que se remonta en parte a varios milenios, de cantos y oraciones que se rezan aún hoy en la comunidad eclesial, en la llamada Liturgia de las horas. Los salmos son de los textos más hermosos de la literatura universal y conmueven también inmediatamente a los hombres modernos por su fuerza espiritual.
474 ¿Cómo aprendió Jesús a orar?
Jesús aprendió a orar en su familia y en la sinagoga. Pero Jesús superó los límites de la oración tradicional. Su oración mostraba una unión tal con el Padre del cielo como sólo la puede tener quien es el «Hijo de Dios». Jesús, que era a la vez Dios y hombre, se familiarizó, como los demás niños judíos de su tiempo, con los ritos y formas de oración de su pueblo, Israel. Pero, como se manifestó en el episodio de Jesús a los doce años en el templo (Lc 2,41ss), había algo en él que no podía venir del aprendizaje: una unión original, honda y única con Dios, su Padre del cielo. Jesús, como todas las personas, esperaba el mundo nuevo y oraba a Dios. Pero al mismo tiempo era también parte de ese otro mundo. Ya en esto se notaba: un día se rezaría a Jesús, se le reconocería como Dios y se te pediría su gracia.
475 ¿Cómo oraba Jesús?
La vida de Jesús era toda ella una oración. En los momentos decisivos (las tentaciones en el desierto, la elección de los apóstoles, la muerte en la Cruz) su oración fue especialmente intensa. A menudo se retiraba en soledad para orar, especialmente por la noche. Ser uno con el Padre en el Espíritu Santo: ése fue el hilo conductor de su vida terrena.