
“Ellos salieron a predicar la conversión”
Las lecturas de este domingo nos invitan a comunicar, compartir, anunciar lo que hemos recibido gratuitamente como discípulos y misioneros de Jesús. Quizá una de las razones por las que mucha gente no conoce el Evangelio de Jesús o tiene una idea distorsionada del mismo o se muestra indiferente sea por nuestra falta de "evangelización". Evangelización entendida como la comunicación gozosa de la Buena Noticia, no tanto con palabras rebuscadas y difíciles sino con sencillez y profundidad, pero también con la belleza del testimonio personal y comunitario. Estamos invitados e invitadas a renovar nuestro compromiso, don y tarea de todo bautizado: anunciar con alegría el Evangelio que trae la vida verdadera.
Primera lectura del Profeta Amós 7, 12-15
En aquellos días, Amasías, sacerdote de Betel, dijo a Amós:
«Vidente, vete, huye al territorio de Judá. Allí podrás ganarte el pan y allí profetizar. Pero en Betel no vuelvas a profetizar, porque es el santuario del rey y la casa del reino».
Pero Amós respondió a Amasías:
«Yo no soy profeta ni hijo de profeta. Yo era un pastor y cultivador de sicomoros.
Pero el Señor me arrancó de mi rebaño y me dijo: “Ve y profetiza a mi pueblo Israel”».
Salmo 84, 9ab-10. 11-12. 13-14 R: Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos.»
La salvación está cerca de los que lo temen,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R.
La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R.
El Señor nos dará lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
y sus pasos señalarán el camino. R.
Segunda lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 1, 3-14
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos.
Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor.
Él nos ha destinado por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, a ser sus hijos, para alabanza de la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en el Amado.
En él, por su sangre, tenemos la redención, el perdón de los pecados, conforme a la riqueza de la gracia que en su sabiduría y prudencia ha derrochado para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad: el plan que había proyectado realizar por Cristo, en la plenitud de los tiempos: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.
En él hemos heredado también los que estábamos destinados por decisión del que lo hace todo según su voluntad, para que seamos alabanza de su gloria quienes antes esperábamos en el Mesías.
En él también vosotros, después de haber escuchado la palabra de verdad - el evangelio de vuestra salvación -, creyendo en él habéis sido marcados con el sello del Espíritu Santo prometido.
Él es la prenda de nuestra herencia, mientras llega la redención del pueblo de su propiedad, para alabanza de su gloria.
Evangelio según San Marcos 6, 7-13
En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto.
Y añadió:
«Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos».
Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.
Parte 3. Cómo obtenemos la vida en Cristo
PRIMERA SECCIÓN. Para qué estamos en la tierra, qué debemos hacer y cómo nos ayuda el Espíritu Santo de Dios
CAPÍTULO SEGUNDO. «Amarás a tu prójimo como a ti mismo»
EL CUARTO MANDAMIENTO: Honrarás a tu padre y a tu madre.
369 ¿Por qué son insustituibles las familias?
Todo hijo proviene de un padre y una madre y necesita el calor y la seguridad de una familia para crecer protegido y feliz. La familia es la célula original de la sociedad humana. Los valores y principios que se viven en el pequeño ámbito familiar hacen posible la vida social solidaria en un ámbito mayor.
370 ¿Por qué debe el Estado proteger y potenciar a las familias?
El bienestar y el futuro de un Estado dependen de que la unidad más pequeña que existe dentro de él, la familia, pueda vivir y desarrollarse. Ningún Estado tiene derecho a inmiscuirse en la célula originaria de la sociedad, la familia, y negarle el derecho a la existencia. Ningún Estado tiene derecho a definir la familia de forma diferente a la que corresponde a su misión creatural. Ningún Estado tiene derecho a privar a la familia de sus derechos fundamentales, especialmente en el ámbito de la educación. Por el contrario, el Estado tiene la obligación de apoyar de manera eficaz a las familias y protegerlas en lo tocante a sus necesidades materiales.
371 ¿Cómo respeta un hijo a sus padres?
Un hijo respeta y honra a sus padres manifestándoles amor y agradecimiento. Los hijos deben estar agradecidos a sus padres ya sólo por el hecho de haber recibido la vida por medio del amor de sus padres. Este agradecimiento establece una relación de amor, respeto, responsabilidad y obediencia rectamente entendida, a lo largo de la vida. Especialmente en momentos de necesidad, enfermedad y vejez, deben los hijos prestar ayuda a sus padres con cariño y fidelidad.
372 ¿Cómo respetan los padres a sus hijos?
Dios ha confiado los hijos a sus padres, para que sean modelos estables y justos para ellos, los amen, los respeten y hagan todo lo necesario para que puedan desarrollarse corporal y espiritualmente. Los hijos son don de Dios y no propiedad de los padres. Antes de ser hijos de sus padres, son hijos de Dios. La obligación más noble de los padres es regalar a sus hijos la Buena Nueva y transmitirles la fe cristiana.