miércoles, 3 de marzo de 2021

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO III DE CUARESMA. CICLO B

 


  HOJA PARROQUIAL

6 y 7 de Marzo de 2021
Domingo III de Cuaresma. Ciclo B.
Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima en Tijarafe

Textos tomados de la página web de los dominicos en España. Dibujos obra de Fano.

“Porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre”



 


  En este tercer domingo de Cuaresma en el que nos adentramos, justo en su ecuador, las lecturas nos hacen un claro llamamiento a ir hacia dentro, a profundizar, a dejar de lado imágenes e ídolos y girar nuestras vidas hacia el que dice de sí mismo: «soy el Señor, tu Dios». 


  Nos encontramos con esta propuesta de mirada interior tanto en el texto del Éxodo, cuando Dios entrega a Moisés los Mandamientos, como en el texto de Juan. En la lectura que nos ofrece el Evangelio de hoy Jesús se enfrenta a quienes han convertido el templo en un mercado donde no hay verdadero encuentro con su Padre, sino una suerte de compra y venta de “favores divinos”. 

  

  Esta invitación, en medio de nuestra segunda Cuaresma pandémica quizás nos ayude a seguir despojándonos de lo superficial para avanzar en lo esencial de nuestras vidas.







LECTURAS


Primera lectura del libro del Éxodo 20, 1-17


En aquellos días, el Señor pronunció estas palabras:
«Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud.
No tendrás otros dioses frente a mí.
No te fabricarás ídolos, ni figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra, o en el agua debajo de la tierra.
No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo el pecado de los padres en los hijos, hasta la tercera y la cuarta generación de los que me odian.
Pero tengo misericordia por mil generaciones de los que me aman y guardan mis preceptos.
No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso. Porque no dejará el Señor impune a quien pronuncie su nombre en falso.
Recuerda el día del sábado para santificarlo.
Durante seis días trabajarás y harás todas tus tareas, pero el día séptimo es día de descanso, consagrado al Señor, tu Dios. No harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado, ni el emigrante que reside en tus ciudades. Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra, el mar y lo que hay en ellos; y el séptimo día descansó. Por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó.
Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días en la tierra, que el Señor, tu Dios, te va a dar.
No matarás.
No cometerás adulterio.
No robarás.
No darás falso testimonio contra tu prójimo.
No codiciarás los bienes de tu prójimo. No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo».


Salmo 18, 8. 9. 10. 11 R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.


La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R/.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R/.

El temor del Señor es puro
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R/.

Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila. R/.


Segunda lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 22-25


Los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero para los llamados —judíos o griegos—, un Cristo que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios.
Pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.


Evangelio según san Juan 2, 13-25


Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
«Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre».
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora».
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:
«Qué signos nos muestras para obrar así?».
Jesús contestó:
«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré».
Los judíos replicaron:
«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?».
Pero él hablaba del templo de su cuerpo.
Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y creyeron a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.
Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba a ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.

YOUCAT


Parte 3. Cómo obtenemos la vida en Cristo


PRIMERA SECCIÓN. Para qué estamos en la tierra, qué debemos hacer y cómo nos ayuda el Espíritu Santo de Dios


CAPÍTULO PRIMERO. La dignidad del hombre


311 ¿Qué son los frutos del Espíritu Santo?


Los FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO son: «caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia, castidad» (cf. Gál 5,22-23). En los FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO puede ver el mundo qué sucede con las personas que se dejan totalmente tomar, conducir y formar por Dios. Los frutos del Espíritu Santo muestran que Dios tiene un papel real en la vida de los cristianos. 120


312 ¿Cómo sabe un hombre que ha pecado?


Un hombre sabe que ha pecado porque su conciencia le acusa y le mueve a confesar sus faltas ante Dios


313 ¿Por qué debe el pecador dirigirse a Dios y pedirle perdón?”


Cualquier pecado destruye, oscurece o niega el bien; pero Dios es muy bueno y el origen de todo bien. Por eso cualquier pecado se dirige (también) contra Dios y, en el contacto con él, debe ser reordenado. 


314 ¿Cómo sabemos que Dios es misericordioso?


En muchos pasajes de la Sagrada Escritura Dios se muestra como el misericordioso, especialmente en la parábola del hijo pródigo (Lc 15), en la que el padre sale al encuentro del hijo perdido y lo acoge sin condiciones, para celebrar con él una fiesta del reencuentro y de la reconciliación. Ya en el ANTIGUO TESTAMENTO dice Dios por medio del profeta Ezequiel: «Yo no me complazco en la muerte del malvado, sino en que el malvado se convierta de su conducta y viva» (Ez 33,11). Jesús ha sido enviado «a las ovejas descarriadas de Israel» (Mt 15,24), y sabe que «no tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos» (Mt 9,12). Por eso come con publicanos y pecadores, antes de, al final de su vida terrena, interpretar incluso su muerte como iniciativa del amor misericordioso de Dios: «Ésta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados» (Mt 26,28).


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