HOJA PARROQUIAL
“Está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio”
¿Soy yo también de esos que se dejan llevar por la tentación y dudo de la fuerza sanadora de Dios, o por el contrario, me agarro a las herramientas que el mensaje de Jesús nos ha transmitido: ayuno, oración y la Palabra de Dios, para superar las tentaciones como Jesús las venció?.
Primera lectura del libro del Génesis 9, 8-15
Salmo 24, 4bc-5ab. 6-7bc. 8-9 R/. Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad para los que guardan tu alianza.
Segunda lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 3,18-22
Evangelio según san Marcos 1, 12-15
Parte 3. Cómo obtenemos la vida en Cristo
PRIMERA SECCIÓN. Para qué estamos en la tierra, qué debemos hacer y cómo nos ayuda el Espíritu Santo de Dios
CAPÍTULO PRIMERO. La dignidad del hombre
304 ¿Por qué es una virtud la templanza?
La templanza es una virtud porque modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados. Quien es intemperante se abandona al dominio de sus impulsos, arremete contra otros por su codicia y se perjudica a sí mismo. En el NUEVO TESTAMENTO encontramos como sinónimos de «templanza» palabras como «moderación» o «sobriedad».
305 ¿Cuáles son las tres virtudes teologales?
Las virtudes teologales son fe, esperanza y caridad. Se llaman «teologales» porque tienen su fundamento en Dios, se refieren inmediatamente a Dios y son para nosotros los hombres el camino para acceder directamente a Dios.
306 ¿Por qué son virtudes la fe, la esperanza y la caridad?
También la fe, la esperanza y la caridad son verdaderas fuerzas, ciertamente concedidas por Dios, que el hombre puede desarrollar y consolidar con la ayuda de Dios para obtener «vida abundante»
307 ¿Qué es la fe?
La fe es la virtud por la que asentimos a Dios, reconocemos su verdad y nos vinculamos personalmente a él. La fe es el camino creado por Dios para acceder a la verdad, que es Dios mismo. Puesto que Jesús es «el camino y la verdad y la vida» (Jn 14,6) esta fe no puede ser una mera actitud, una «credulidad» en cualquier cosa. Por un lado la fe tiene contenidos claros, que la Iglesia confiesa en el CREDO (= confesión de fe) y que está encargada de custodiar. Quien acepta el don de la fe, quien por tanto quiere creer, confiesa esta fe mantenida fielmente a través de los tiempos y las culturas. Por otra parte, la fe consiste en la relación de confianza con Dios, con el corazón y la inteligencia, con todas las emociones. Porque la fe «actúa por el amor» (Gál 5,6). Si alguien cree realmente en el Dios del amor lo demuestra no en sus proclamaciones, sino en sus actos de amor.