Dos ideas en este día: 1) Niño Salvador de todos; y 2) Brilla Jerusalén, que llega tu luz
1.- Hoy se presenta el Niño Jesús para todos los pueblos de la Tierra: "Vienen todos de Saba, trayendo incienso y oro, y proclamando las alabanzas del Señor". También los Magos de Oriente.
De todos los pueblos, de todas las naciones, y podríamos añadir, de todas las generaciones; acuden a adorar al Niño.
Porque Jesús es el Salvador del Universo, decimos Rey del Universo. Único Salvador.
La Nochebuena, el anuncio del ángel era: “Os anuncio una gran alegría para todo el pueblo”.
Nos podemos plantear el alcance universal de la Salvación y Redención. No hay otro Salvador. Puede resultar difícil de entender, en medio de tantas culturas, tantas razas, tantas tradiciones ancestrales, tantas religiones…sin embargo, es el Hijo de Dios.
Si bien en nuestra sociedad, a pesar de las diferencias, se están buscando patrones comunes...p. ej: los derechos humanos. También en esto somos iguales. Todos tenemos necesidad de la salvación de Jesús. Todos, de las distintas naciones, lenguas, sensibilidades, culturas, tiempos (antes, ahora y después).
Por ello, no tengamos miedo de anunciarlo a todos. Con prudencia y respeto. Lo anunciamos, como lo hicieron los Magos, saliendo de nuestro "yo", "casa", "pueblo", para adorarlo a Él.
2.- También decimos habitualmente que Jesús es la Luz del Mundo, nuestra luz. El texto dice: ”¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz! Jesús es la luz que nos ilumina, siempre decimos; pero no solemos caer en la cuenta que es la luz que nos hace brillar, “brilla, Jerusalén”. Todavía debe haber personas que piensan que Dios sólo te quiere oprimir, aquello de la idea de Nietzsche: para que el hombre viva, brille, hay que matar a Dios. Los cristianos pensamos justamente al contrario, precisamente para que brillen los hombres, tiene que estar Dios, lo otro será un brillo pasajero y sin consistencia. Nuestro brillo es un reflejo de Dios. Es una de las maneras de decir que Jesús es nuestro Salvador. Es Salvador porque me hace brillar, vibrar, me libera, etc.
Adorémosle, es decir, abrámosle nuestros corazones para que nos los pueda iluminar y brillemos con su Luz.