HOJA PARROQUIAL
23 y 24 de Marzo de 2024
Domingo de Ramos. Ciclo B
Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima. Tijarafe
"Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios"
• Con esta celebración de Ramos
comenzamos la Semana Santa, en la que
celebramos la Muerte y Resurrección de
Jesús. Su victoria sobre el pecado y sobre
la muerte.
• Empezamos así la Semana grande para
los cristianos.
• Durante estos días recordaremos los
momentos últimos de la vida de Jesús,
especialmente su camino hacia la cruz,
su entrega a Dios Padre, la realización de
las expresiones: “Tanto amó Dios al
mundo que entregó a su hijo…” (Jn3,16)
“No hay amor más grande que aquel que
da la vida…” (Jn15,13). Y también, o
sobre todo, recordaremos y celebremos
su Resurrección. Es la meta, es el final lo
que queda para siempre, aunque no sé
por qué nos solemos quedar más en la
cruz, que en la vida, que en la victoria,
que en la Resurrección.
• El evangelista como un periodista nos
va describiendo con detalles concretos la
entrada triunfante de Jesús a Jerusalén:
• Jesús es quien toma la iniciativa, quien
envía a dos de sus discípulos (1) a la
aldea de enfrente con un encargo, les
dice donde han de ir, qué es lo que
encontrarán, el borrico atado (2), la
reacción del propietario al desatarlo (3).
El espontáneo recibimiento que le hacen
a Jesús montado en el borrico, colocan
los mantos en el suelo y pronunciando
gritos de bienvenida aclamándolo como
el enviado de Dios… ” ¡Hosanna!,
bendito el que en nombre del Señor” (9).
• En este Evangelio Jesús es proclamado
como rey. Es lo que más tarde se dirá en
el juicio de Jesús y lo que escribirán
sobre la cruz. (10).
• Jesús rey. Si, pero un rey especial, no
como los de este mundo, un rey que ha venido a servir, un rey que trae la
verdadera paz.
• Terminado el recorrido de Jesús por
Galilea entra en Jerusalén, la ciudad de
su destino final, la meta de su vida.
• Ahora va a concluir su obra, se
entregará a Dios Padre por la
humanidad, llega el momento definitivo.
• Jesús entra en Jerusalén como
peregrino que va a celebrar la gran fiesta
anual de la Pascua y sobre todo entra
como el “rey” como el que tenía que
venir.
• El viene a cumplir lo que dice el profeta
Malaquías “Mirad, yo os envío un
mensajero a prepararme el camino. De
pronto entrará en el santuario el Señor
que buscáis, el mensajero de la alianza
que deseáis, miradlo entrar, dice el
Señor de los ejércitos “ (Mal 3, 1)
• Por un día Jesús es aclamado y
exaltado. Lo permite, cosa que ha
evitado a lo largo de su vida.
• La entrada de Jesús en el templo
inaugura el tiempo de la Pasión, la
última fase del tiempo de Jesús (11).
• Jesús encabeza la marcha, es Él quien
una vez más toma la iniciativa.
• La entrada de Jesús es motivo de
alabanza a Dios por lo que habían visto
que Jesús realizaba, en concreto por los
milagros que Él hacía.
• Por una vez Jesús se deja llevar por el
entusiasmo de la gente ante su persona,
pero montado en un borrico en signo de
humildad, no con un caballo como
hacían los poderos de este mundo.
• Aquello fue flor de un día que muy
pronto se marchitará.
• Los que le aclamaron como rey pronto
pedirán por Él el madero de la cruz,
gritando: “Crucifícalo” (15, 13).
LECTURAS
Primera lectura del Profeta Isaías 50, 4-7
El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo;
para saber decir al abatido una palabra de aliento.
Cada mañana me espabila el oído,
para que escuche como los discípulos.
El Señor Dios me abrió el oído;
yo no resistí ni me eché atrás.
Ofrecí la espalda a los que me golpeaban,
las mejillas a los que mesaban mi barba;
no escondí el rostro ante ultrajes y salivazos.
El Señor Dios me ayuda,
por eso no sentía los ultrajes;
por eso endurecí el rostro como pedernal,
sabiendo que no quedaría defraudado.
Salmo 21, 8-9. 17-18a. 19-20. 23-24 R/. Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado ?
Al verme, se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza:
«Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre si tanto lo quiere». R/.
Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos. R/.
Se reparten mi ropa,
echan a suerte mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R/.
Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
«Los que teméis al Señor, alabadlo;
linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel». R/.
Segunda lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Filipenses 2, 6-11
Cristo Jesús, siendo de condición divina,
no retuvo ávidamente el ser igual a Dios;
al contrario, se despojó de sí mismo
tomando la condición de esclavo,
hecho semejante a los hombres.
Y así, reconocido como hombre por su presencia,
se humilló a sí mismo,
hecho obediente hasta la muerte,
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todo
y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre;
de modo que al nombre de Jesús
toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor,
para gloria de Dios Padre.
Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Marcos 15, 1-39
Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, hicieron una reunión. Llevaron atado a Jesús y lo entregaron a Pilato.
Pilato le preguntó:
S. «¿Eres tú el rey de los judíos?».
C. Él respondió:
+ «Tú lo dices».
C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato le preguntó de nuevo:
S. «¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan».
C. Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba extrañado. Por la fiesta solía soltarles un preso, el que le pidieran.
Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los rebeldes que habían cometido un homicidio en la revuelta. La muchedumbre que se había reunido comenzó a pedirle lo que era costumbre.
Pilato les preguntó:
S. «¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?».
C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia.
Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás.
Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:
S. «¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?».
C. Ellos gritaron de nuevo:
S. «Crucifícalo».
C. Pilato les dijo:
S. «Pues ¿qué mal ha hecho?».
C. Ellos gritaron más fuerte:
S. «Crucifícalo».
C. Y Pilato, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.
C. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio —al pretorio— y convocaron a toda la compañía. Lo visten de púrpura, le ponen una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:
S. «¡Salve, rey de los judíos!».
C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él.
Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacan para crucificarlo.
C. Pasaba uno que volvía del campo, Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo; y lo obligan a llevar la cruz.
Y conducen a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de «la Calavera»),
C. y le ofrecían vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucifican y se reparten sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno.
Era la hora tercia cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: «El rey de los judíos».
Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.
C. Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:
S. «Tú que destruyes el templo y lo reconstruyes en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz».
C. De igual modo, también los sumos sacerdotes comentaban entre ellos, burlándose:
S. «A otros ha salvado y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos».
C. También los otros crucificados lo insultaban.
C. Al llegar la hora sexta toda la región quedó en tinieblas hasta la hora nona. Y a la hora nona, Jesús clamó con voz potente:
+ «Eloí Eloí, lemá sabaqtaní?».
C. (Que significa:
+ «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»).
C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:
S. «Mira, llama a Elías».
C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber diciendo:
S. «Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo».
C. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.
C. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:
S. «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios».
CONSEJOS PARA VIVIR BIEN LA SEMANA SANTA
DEL BLOG DE CÁRITAS ESPAÑOLA
La escucha
La primera clave para vivir esta Semana Santa ha de ser la escucha. Los espacios y las oportunidades que se nos presentan son innumerables, de ahí que sea necesario elegir bien, si queremos evitar la dispersión. Por mi parte, os propongo la escucha de la Palabra de Dios que, en la liturgia, nos acerca a los acontecimientos dolorosos y salvadores de la muerte y resurrección de Jesucristo. No dejéis de prestar oído a la lectura de la Pasión que tiene lugar en la Eucaristía del domingo de ramos y en los Oficios del viernes santo. Tampoco al anuncio de la resurrección en la Vigilia pascual y el domingo de resurrección.
La mirada
Os invito también a poner en ejercicio una mirada, más que curiosa, contemplativa. Muchas son también las oportunidades que se nos ofrecen y que van, de la contemplación de Cristo Eucaristía el jueves santo, a la de Cristo crucificado el viernes, y a la de Cristo glorioso el domingo de resurrección. Esta contemplación moverá a los pecadores a la conversión, hará que los heridos por la injusticia y la violencia recobren fuerzas para perdonar, que los excluidos se sientan acompañados, que los enfermos se sientan aliviados y curados.
El abrazo
La tercera y última clave que os ofrezco es el abrazo. Sabemos que Jesús de Nazaret nos abrazó a todos desde la cruz, que murió perdonándonos y regalándonos a su querida madre María. Sabemos también que, al dolor de la tortura infringida en su cuerpo por los soldados, se unió el causado por la traición de sus discípulos más allegados y del pueblo mimado. Por Dios os lo pido, no lo abandonéis también vosotros. Abrazadle en el perdón y la reconciliación. Abrazadle en el servicio generoso a los pobres y excluidos. Arrastran también una pesada cruz. Ayudadles a llevarla uniéndola a la de Cristo para que participen también de su vida nueva.
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