jueves, 29 de junio de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 30 DE JUNIO DE 2023

  Mt 8,1-4: Si quieres, puedes limpiarme.

Al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente. 

En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo: 

«Señor, si quieres, puedes limpiarme». 

Extendió la mano y lo tocó diciendo: 

«Quiero, queda limpio». 

Y enseguida quedó limpio de la lepra. 

Jesús le dijo: 

«No se lo digas a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».



El evangelio que nos proponen para hoy, vemos a Jesús haciendo acciones extraordinarias, manifestando la llegada del Reino, como así había dicho versículos atrás.


En este caso, vemos un caso de lepra, una enfermedad en aquel momento incurable e incluso contagiosa. Aquellos que la sufrían eran excluidos de la comunidad y también desahuciados, esperando su suerte (muerte).


En esta situación, en la que no hay nada que perder, el leproso le suplica de rodillas a Jesús si quiere limpiarle.


No creo que ninguno de nosotros esté desahuciado espiritualmente hablando; ni tampoco esté excluido de la comunidad, pero incluso en este caso, con Jesús podemos siempre renacer. Él nos da una nueva oportunidad. El texto dice que la lepra se le quitó y quedó limpio.


Tantos aspectos que no podemos limpiar en nuestra vida, pero sabemos que Él si puede. 


En este caminar con Jesús, hemos de aprender a mirarle, escucharle, pero sobretodo, suplicarle, porque todos tenemos necesidad de Él. Y contamos con su “querer” limpiarnos y curarnos. 

miércoles, 28 de junio de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 29 DE JUNIO DE 2023

 Mt 16,13-19: Tú eres Pedro, y te daré las llaves del reino de los cielos.

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: 

-«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» 

Ellos contestaron: 

-«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.» 

Él les preguntó: 

-«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» 

Simón Pedro tomó la palabra y dijo: 

-«Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.» 

Jesús le respondió:

-«¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»


Hoy día de San Pedro y San Pablo, les propongo este trozo de un retiro sobre los pies de Pedro. Una invitación a rezar por nuestro Pedro y Pablo: papa, obispo, párroco...


LOS PIES DE PEDRO


Entre las varias cosas importantes que emergen hoy en la conciencia cristiana, está la convicción de que los pies de los pobres son la meta de cualquier camino espiritual serio.

Vamos entendiendo que cuando Jesús se inclinó delante de sus discípulos, más que darnos un buen ejemplo de humildad quería, sobre todo, indicarnos, hacia qué basílicas deberíamos orientar nuestras peregrinaciones.

Aunque, en teoría, admitimos claramente la presencia privilegiada de Dios en el pobre, nos cuesta mucho entender que los pies de Pedro son el primer santuario ante el cual tenemos que caer de rodillas.

En términos de servicio, claro. No en términos de homenaje, que de esto habría mucho que decir en referencia “al pescador”. Así nos lo ha hecho entender Jesús: también Pedro es un pobre. Hoy más que nunca. Es de los últimos de la clase. Pertenece a la clase de los últimos.

Acostumbrados a defender la tesis del primado de Pedro, hemos perdido de vista que él es el jefe del “ultimado” de los pobres, por los que Jesús manifestó siempre un amor preferencial.

De hecho, aunque los acólitos le laven ostentosamente las manos, los pies no hay nadie que se los lave. ¡Pobre Pedro! Tal vez está pagando todavía aquella su inicial resistencia cuando le contestó al Maestro: “Jamás me lavarás los pies”. Lo de Pedro quería ser una afectuosa protesta dirigida a Jesús. Y se ha vuelto en amarga profecía dirigida al pueblo de sus condiscípulos.

Les digo esto, porque me temo que hoy a Pedro se le quiere poco. Aunque en teoría no se discute su prestigio, en la práctica no se recibe su palabra con la atención y obediencia que se merece aquel que ha recibido de Cristo el cometido de confirmar a los hermanos en la fe.

Dejémonos caer de una vez a los pies de Pedro en señal de fidelidad. No para adorarlo como hizo el Centurión Cornelio. Sino para lavárselos. Cansados como están, hoy, de tanto andar por los caminos del mundo. ¡Que sientan la tibieza del agua y el calor de la toalla!. ¡Quizás le demos nuevo vigor al repetirle con ternura las palabras de Isaías: “Qué hermosos son los pies del mensajero que anuncia la paz”.

Pidamos por él, como ocurría entonces cuando estaba “detenido en la cárcel y una plegaria subía incesantemente a Dios, desde la Iglesia, implorando por él”.

Estemos cerca de este hermano último que, quizás, necesite más que nadie nuestra caridad.


Mientras cae el agua en la palangana, él va a sentir nuestra estima y cercanía. A lo mejor nos dice, al oído, las palabras de aquella noche a Jesús: “No sólo los pies, sino también las manos y la cabeza”.

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO XIII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

  











  HOJA PARROQUIAL


1 y 2 de Julio de 2023
Domingo XIII del Tiempo Ordinario. Ciclo A.


Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima en Tijarafe

Textos tomados de la página web de los dominicos en España. Dibujos obra de Fano.


“El que pierda su vida por mí, la encontrará”




    Las palabras de Jesús que escuchamos en el evangelio de este domingo nos parecen duras. Es difícil ser cristiano. Por eso, antes de nada, debiéramos pedir espíritu de discernimiento. Jesús no nos habla de una alternativa (familia o Él), pues no puede negar algo bueno como es la familia, sino que quiere indicarnos que Él es el primer amor. Estamos ante el primer mandamiento: amar a Dios y lo que significa. Frente a las obligaciones familiares socialmente importantes o a las sugerencias familiares materialistas, Jesús propone una radicalidad absoluta, una armonización total entre la vida familiar y la opción de fe; propone purificar lo que en nuestras relaciones familiares o sociales no genera vida porque son contrarias al evangelio.


    Jesús está hablando a misioneros, y ser testigo cristiano no es propagar doctrinas, sino tener la actitud de vida existencial del Crucificado, el estilo como perciben la realidad de la vida los crucificados del mundo. Nunca hay que olvidar que “el llevar la cruz”, por excelencia cristiana es la cruz del testimonio, el estilo de vida y situación constante que vivió Jesús aquellos momentos desde que fue condenado hasta que fue ejecutado, para nosotros es el “cada día”, todos los días.








LECTURAS


Primera lectura del segundo libro de los Reyes 4, 8-11. 14-16a


Pasó Eliseo un día por Sunén. Vivía allí una mujer principal que le insistió en que se quedase a comer; y, desde entonces, se detenía allí a comer cada vez que pasaba.
Ella dijo a su marido:
«Estoy segura de que es un hombre santo de Dios el que viene siempre a vernos. Construyamos en la terraza una pequeña habitación y pongámosle arriba una cama, una mesa, una silla y una lámpara, para que cuando venga pueda retirarse».
Llegó el día en que Eliseo se acercó por allí y se retiró a la habitación de arriba, donde se acostó.
Entonces se preguntó Eliseo:
«¿Qué podemos hacer por ella?».
Respondió Guejazí, su criado:
«Por desgracia no tiene hijos y su marido es ya anciano».
Eliseo ordenó que la llamase. La llamó y ella se detuvo a la entrada.
Eliseo le dijo:
«El año próximo, por esta época, tú estarás abrazando un hijo».


Salmo 88, 2-3. 16-17. 18-19 R/. Cantaré eternamente las misericordias del Señor.


Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dijiste: «La misericordia es un edificio eterno»,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R/.


Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminará, oh, Señor, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo. R/.


Porque tú eres su honor y su fuerza,
y con tu favor realzas nuestro poder.
Porque el Señor es nuestro escudo,
y el Santo de Israel nuestro rey. R/.


Segunda lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 6, 3-4. 8-11


Hermanos:
Cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos bautizados en su muerte.
Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.
Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque quien ha muerto, ha muerto al pecado de una vez para siempre; y quien vive, vive para Dios.
Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.


Evangelio según san Mateo 10, 37-42


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí.
El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará. El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo.
El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa».






3. Hacia una Iglesia sinodal misionera



Carismas, vocaciones y ministerios 


66. La responsabilidad de la vida sinodal de la Iglesia no puede delegarse, sino que debe ser compartida por todos en respuesta a los dones que el Espiìritu otorga a los fieles: «un grupo de la dioìcesis de Lae expresoì lo siguiente sobre la sinodalidad en su parroquia: “En las reuniones del consejo pastoral parroquial, nos aseguramos de tener en cuenta las opiniones y sugerencias de todos los presentes, incluidas las mujeres, antes de tomar decisiones que tendraìn un impacto en la vida de todos en la parroquia”. Otra parroquia comentoì: “cuando queremos hacer algo en nuestra parroquia, nos reunimos, escuchamos las sugerencias de todos los miembros de la comunidad, decidimos juntos, y juntos llevamos a cabo las decisiones tomadas”» (CE Papuìa Nueva Guinea e Islas Salomoìn). Sin embargo, no faltan expresiones de una cierta dificultad para practicar realmente la corresponsabilidad: «como obispos reconocemos que la “teologiìa bautismal” que impulsoì el Concilio Vaticano II, base de la corresponsabilidad en la misioìn, no ha sido suficientemente desarrollada, por tanto, la mayoriìa de los bautizados no sienten una plena identificacioìn con la Iglesia y menos corresponsabilidad misionera. Ademaìs, los liderazgos en las actuales estructuras pastorales, asiì como la mentalidad de muchos presbiìteros, no favorecen dicha corresponsabilidad. Igualmente, las y los religiosos, como tambieìn los movimientos laicos de apostolado, se mantienen sutil o abiertamente al margen de la dinaìmica diocesana con mucha frecuencia. De manera que, los llamados “laicos comprometidos” en las parroquias (que son los menos), terminan siendo exigidos y sobrecargados de responsabilidades intraeclesiales que los exceden y que los agotan con el tiempo» (CE Meìxico). 


67. Este deseo de corresponsabilidad se declina en primer lugar en clave de servicio a la misioìn comuìn, es decir, con el lenguaje de la ministerialidad: «la experiencia realizada [...] ha ayudado a redescubrir la corresponsabilidad que proviene de la dignidad bautismal y ha permitido la posibilidad de superar una visioìn de la Iglesia construida en torno al ministerio ordenado para avanzar hacia una Iglesia “toda ministerial”, que es comunioìn de carismas y ministerios diferentes» (CE Italia). De la consulta del Pueblo de Dios surge el tema del ministerio como central en la vida de la Iglesia y la necesidad de conciliar la unidad de la misioìn con la pluralidad de ministerios: reconocer esta necesidad y promoverla «no es un fin en siì mismo, sino una valorizacioìn al servicio de la misioìn: actores y protagonistas diferentes, iguales en dignidad, complementarios para ser signo, para hacer creiìble una Iglesia que sea sacramento del Reino» (CE Beìlgica). 




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lunes, 26 de junio de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO 27 DE JUNIO DE 2023

  Mt 7,6.12-14: Lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo con ellos.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 

«No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; no sea que las pisoteen con sus patas y después se revuelvan para destrozaros.

Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas.

Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. 

¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos».



La regla de oro del cristianismo y de toda la sociedad. Ayer hablé que no podemos pedir al otro que cumpla algo si antes no lo cumplo yo. En este caso, Jesús nos da una concreción del amor al prójimo “como a ti mismo”, que nos sirve como termómetro. Lo primero sería tratar al otro como me gustaría que me trataran a mi. 


Muchas veces, las relaciones entre las personas, se estropean porque esperamos de los otros muchas cosas. Pocas veces nos planteamos si yo he hecho lo mismo con ellos. Si todos nosotros fuéramos conscientes de ello, todo marcharía mejor.


Podemos hacer un ejercicio de autoexamen. Pensemos en las personas de nuestro alrededor, las que más frecuentamos, nuestro círculo. ¿Cómo las trato? ¿Qué espero de ellas? ¿Hago lo mismo con ellas que lo que yo espero de ellas?

domingo, 25 de junio de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 26 DE JUNIO DE 2023

 Mt 7,1-5: Sácate primero la viga del ojo.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 

«No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque seréis juzgados como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros. 

¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? 

¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Déjame que te saque la mota del ojo", teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita: sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano».


El Evangelio nos presenta un mensaje importante de Jesús sobre el juicio y la hipocresía. En este pasaje, Jesús nos advierte de juzgar a los demás, ya que seremos juzgados de la misma manera. Él nos insta a examinar nuestras propias faltas antes de señalar las de los demás.


Jesús utiliza la metáfora de la viga en el ojo propio y la paja en el ojo del hermano para ilustrar este punto. Nos invita a reconocer nuestras propias debilidades y pecados antes de criticar a los demás. La enseñanza central es que debemos ser conscientes de nuestras propias imperfecciones y tratar a los demás con comprensión y misericordia, en lugar de juzgarlos con dureza.


Este pasaje nos anima a reflexionar sobre nuestra actitud hacia los demás y a practicar la humildad. Nos recuerda que todos somos imperfectos y que, en lugar de juzgar y condenar, debemos mostrar compasión y amor hacia nuestros semejantes.


miércoles, 21 de junio de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 22 DE JUNIO DE 2023

   Mt 6,7-15: Vosotros rezad así.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

-Cuando recéis no uséis muchas palabras como los paganos, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que se lo pidáis. Vosotros rezad así:

Padre nuestro del cielo,

santificado sea tu nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo,

danos hoy el pan nuestro,

perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido,

no nos dejes caer en tentación,

sino líbranos del maligno.

Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas.


En un contexto de enseñar a rezar a sus discípulos, Jesús les enseña el Padrenuestro. Pero no enseña una oración, sino sobretodo, una forma de rezar. No dice: “recen esto”, sino “rezad así”. Esto puede invalidar la costumbre, muy a la pagana, de multiplicar oraciones. Reza dos padrenuestros, etc. 


“Rezad así”: Esto quiere decir, por lo menos en mi caso, que no lo hago. Enseñamos oraciones y no a rezar, es decir, a tener confianza. Recemos así, con la confianza de Jesús. Igual que nos quiere libres y no marionetas, al rezar, no quiere loritos, sino hijos que se dirigen a su Padre.


Jesús nos inscribe en el estilo de oración que tuvo Él: la de la confianza filial. Nos inscribe en la oración de los grandes creyentes.


Si quieres progresar en la oración, cambia el “esto”, al “así”; o si quieres, cambia el “que” por el “como”. 

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

         









  HOJA PARROQUIAL


24 y 25 de Junio de 2023
Domingo XII del Tiempo Ordinario. Ciclo A.


Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima en Tijarafe

Textos tomados de la página web de los dominicos en España. Dibujos obra de Fano.


“Al ver Jesús a las gentes, se compadecía”




   Las lecturas de este día nos invitan a afrontar los desafíos del presente con esperanza, como virtud del creyente.

Comenzamos compartiendo la experiencia del profeta Jeremías. Algunos han denominado a este pasaje como “las confesiones de Jeremías”. El profeta vive en tiempos de crisis, de incertezas y desorientación. Desde su vivencia de Dios denuncia las causas que han llevado a este estado de cosas y propone la necesidad de cambiar. Jeremías sufre en primera persona las consecuencias de esta misión, que no es comprendida ni aceptada por las autoridades que lo persiguen, lo encarcelan e intentan matarlo. Jeremías nos abre su corazón y nos muestra como el sufrimiento lejos de desalentarlo, lo hace renovar su confianza en Dios que nos salva.


    La segunda experiencia nos las brinda el apóstol Pablo en su carta a los romanos. La salvación que Dios ofrece no se realiza a espaldas de la historia de la humanidad, sino en dialogo con ella. El pecado y la muerte no tienen la última palabra sobre la historia humana, sino la vida manifestada en Cristo muerto y resucitado. La gratuidad de Dios   siempre nos abre caminos de esperanza.


    El evangelio de hoy se comprende a la luz de todo el discurso misionero de Mateo que estamos leyendo. Jesús después de enseñar a sus discípulos, los envía y los orienta en la tarea que van a emprender. Compartir el Evangelio implica arriesgo y conlleva dificultades.  Es la confianza en Dios la que nos da la fuerza para hacer frente a este desafío.








LECTURAS


Primera lectura del libro de Jeremías 20, 10-13


Dijo Jeremías:
Oía la acusación de la gente:
«“Pavor-en-torno”,
delatadlo, vamos a delatarlo».
Mis amigos acechaban mi traspié:
«A ver si, engañado, lo sometemos
y podemos vengarnos de él».
Pero el Señor es mi fuerte defensor:
me persiguen, pero tropiezan impotentes.
Acabarán avergonzados de su fracaso,
con sonrojo eterno que no se olvidará.
Señor del universo, que examinas al honrado
y sondeas las entrañas y el corazón,
¡que yo vea tu venganza sobre ellos,
pues te he encomendado mi causa!
Cantad al Señor, alabad al Señor,
que libera la vida del pobre
de las manos de gente perversa.


Salmo 68 R/. Señor, que me escuche tu gran bondad.


Por ti he aguantado afrentas,
la vergüenza cubrió mi rostro.
Soy un extraño para mis hermanos,
un extranjero para los hijos de mi madre.
Porque me devora el celo de tu templo,
y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. R/.


Pero mi oración se dirige a ti,
Señor, el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad,
que tu fidelidad me ayude.
Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia;
por tu gran compasión, vuélvete hacia mí. R/.


Miradlo, los humildes, y alegraos;
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos.
Alábenlo el cielo y la tierra,
las aguas y cuanto bulle en ellas. R/.


Segunda lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 12-15


Hermanos:
Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte se propagó a todos los hombres, porque todos pecaron.
Pues, hasta que llegó la ley había pecado en el mundo, pero el pecado no se imputaba porque no había ley. Pese a todo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con una transgresión como la de Adán, que era figura del que tenía que venir.
Sin embargo, no hay proporción entre el delito y el don: si por el delito de uno solo murieron todos, con mayor razón la gracia de Dios y el don otorgado en virtud de un hombre, Jesucristo, se han desbordado sobre todos.


Evangelio según san Mateo 10, 26-33


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No tengáis miedo a los hombres, porque nada hay encubierto, que no llegue a descubrirse; ni nada hay escondido, que no llegue a saberse.
Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, y lo que os digo al oído, pregonadlo desde la azotea.
No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No; temed al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la “gehenna”. ¿No se venden un par de gorriones por un céntimo? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo: valéis más vosotros que muchos gorriones.
A quien se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los cielos».






3. Hacia una Iglesia sinodal misionera



Repensar la participación de las mujeres 


    63. En diferentes formas, el problema está presente en todos los contextos culturales y se refiere a la participación y el reconocimiento tanto de las mujeres laicas como de las religiosas. La aportación de los institutos de vida consagrada afirma: «en los procesos de decisión y en el lenguaje de la Iglesia, el sexismo está muy extendido [...]. En consecuencia, las mujeres se ven excluidas de funciones importantes en la vida de la Iglesia y sufren discriminación al no recibir un salario justo por las tareas y servicios que realizan. Las religiosas suelen ser consideradas mano de obra barata. En algunas Iglesias se tiende a excluir a las mujeres y a confiar las tareas eclesiales a los diáconos permanentes; y también a infravalorar la vida consagrada sin hábito, sin tener en cuenta la igualdad fundamental y la dignidad de todos los fieles cristianos bautizados, mujeres y hombres» (USG/UISG). 


    64. Casi todas las síntesis plantean la cuestión de la participación plena e igualitaria de las mujeres: «el creciente reconocimiento de la importancia de las mujeres en la vida de la Iglesia abre la posibilidad de una mayor participación, aunque limitada, en las estructuras eclesiásticas y en los ámbitos de decisión» (CE Brasil). Sin embargo, no concuerdan en una respuesta única o exhaustiva a la cuestión de la vocación, la inclusión y la valoración de las mujeres en la Iglesia y en la sociedad. Muchas síntesis, tras una atenta escucha del contexto, piden que la Iglesia continúe el discernimiento sobre algunas cuestiones específicas: el papel activo de las mujeres en las estructuras de gobierno de los organismos eclesiásticos, la posibilidad de que las mujeres con una formación adecuada prediquen en los ambientes parroquiales, el diaconado femenino. Se expresan posturas mucho más diversificadas con respecto a la ordenación sacerdotal de las mujeres, que algunas síntesis reclaman, mientras que otras la consideran una cuestión cerrada.


    65. Un elemento fundamental de este proceso tiene que ver con el reconocimiento de las formas en que las mujeres, especialmente las religiosas, ya están en la vanguardia de las prácticas sinodales en algunas de las situaciones sociales más difíciles a las que se enfrenta la Iglesia: «hay semillas de sinodalidad en las que se está abriendo un nuevo camino de solidaridad. Hay que asegurar un futuro de justicia racial y étnica y de paz para los hermanos y hermanas negros, morenos, asiáticos y nativos americanos (Estados Unidos); conectar profundamente con las hermanas y hermanos indígenas y nativos (América); abrir nuevas vías de presencia de las religiosas en diferentes movimientos; hacer alianza con grupos afines para abordar cuestiones sociales clave (como el cambio climático, el problema de los refugiados y los solicitantes de asilo, los sin techo), o relacionadas con países específicos» (USG/UISG). En estos contextos, las mujeres buscan ser colaboradoras y pueden ser maestras de la sinodalidad dentro de procesos eclesiales más amplios. 




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