martes, 31 de mayo de 2022

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO DE PENTECOSTÉS. CICLO C

   









  HOJA PARROQUIAL


4 y 5 de Junio de 2022
Domingo de Pentecostés. Ciclo C.

Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima en Tijarafe

Textos tomados de la página web de los dominicos en España. Dibujos obra de Fano.


“Recibid el Espíritu Santo”




 Enriquecida con la capacidad de anunciar “las maravillas de Dios” que “cada uno oía en su propia lengua” (cf. Hch 2,6b); y con una diversidad de dones, servicios y funciones con los cuales “el Espíritu se manifiesta para el bien común” (cf. 1Cor 12,7), la Iglesia renueva en Pentecostés su vocación evangelizadora y misionera. La paz del Resucitado es la fuente de la alegría apostólica y con el don del Espíritu es enviada al mundo para ser signo de perdón (cf. Jn 20,23).






LECTURAS

Primera lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 1-11


Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse.
Residían entonces en Jerusalén judíos devotos venidos de todos los pueblos que hay bajo el cielo. Al oírse este ruido, acudió la multitud y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Estaban todos estupefactos y admirados, diciendo:
«¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos, elamitas y habitantes de Mesopotamia, de Judea y Capadocia, del Ponto y Asia, de Frigia y Panfilia, de Egipto y de la zona de Libia que limita con Cirene; hay ciudadanos romanos forasteros, tanto judíos como prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las grandezas de Dios en nuestra propia lengua».


Salmo 103. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.


Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Cuántas son tus obras, Señor;
la tierra está llena de tus criaturas. R/.

Les retiras el aliento, y expiran
y vuelven a ser polvo;
envías tu espíritu, y los creas, 
y repueblas la faz de la tierra. R/.

Gloria a Dios para siempre,
goce el Señor con sus obras;
que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor. R/.


Segunda lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 3b-7. 12-13


Hermanos:
Nadie puede decir: «Jesús es Señor», sino por el Espíritu Santo.
Y hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. Pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común.
Pues, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.
Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.


Evangelio según san Juan 20, 19-23


Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».






Parte 4. Cómo debemos orar

 

PRIMERA SECCIÓN. La oración en la vida cristiana

 

CAPÍTULO TERCERO. El camino de la oración

 

502 ¿Cuál es la esencia de la meditación?

 

La esencia de la meditación es una búsqueda orante, que parte de un texto sagrado o una imagen sagrada e indaga en ellos la voluntad, los signos y la presencia de Dios. No se pueden «leer» las imágenes y los textos sagrados como se leen los asuntos de un periódico, que no nos afectan directamente. Hay que meditarlos, es decir, hay que elevar el corazón a Dios y decirle que ahora estoy totalmente abierto a como él quiera hablarme por medio de lo que he leído u observado. Además de la Sagrada Escritura hay muchos textos, que nos conducen a Dios, apropiados para la meditación.

 

503 ¿Qué es la oración de contemplación?

 

La oración de contemplación es amor, silencio, escucha, estar ante Dios. Para la oración de contemplación hace falta tiempo, decisión y ante todo un corazón puro. Es la entrega pobre y humilde de una criatura, que, dejando caer todas las máscaras, cree en el amor y busca con el corazón a su Dios. La oración de CONTEMPLACIÓN es denominada con frecuencia también oración interior y oración del corazón. 

 

504 ¿Qué puede alcanzar un cristiano por medio de la meditación?

 

En la MEDITACIÓN un cristiano busca el silencio para experimentar la cercanía de Dios y encontrar la paz en su presencia. Espera la experiencia palpable de su presencia como un regalo inmerecido de su gracia; no la espera como producto de una determinada técnica de meditación. La meditación puede ser una ayuda importante para la fe y para el fortalecimiento y la maduración de la persona. Sin embargo, las técnicas de meditación que prometen la experiencia de Dios o incluso la unión espiritual con Dios son un fraude. A causa de estas falsas promesas, muchas personas creen que Dios las ha abandonado, porque no lo sienten. Pero Dios no se deja manejar por determinados métodos. Él se comunica con nosotros cuando y como quiere. 






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COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 1 DE JUNIO DE 2022

  Jn 17,11b-19: Que sean uno, como nosotros.


En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró diciendo: 

«Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría cumplida. 

Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del maligno. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 

Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los envío también al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad».


Empezamos con la oración sacerdotal (aunque deberíamos haberla visto ayer, pero tenía lecturas propias): pide por nosotros, como contemplamos ayer. La petición de hoy es sobre la unidad. No es poca cosa: como el Padre y el Hijo. Ya aquí tenemos una pista, la unidad sólo es posible desde la fuente de la Trinidad.


Jesús no pide que simplemente vivamos en paz, sin peleas ni divisiones. Pide que vivamos con la misma unidad con la cual está la Santísima Trinidad. ¡Esto es imposible!. Imposible para los hombres y no para Dios. Jesús siempre nos lleva hacia pensamientos más altos, más puros, más auténticos. No nos hace quedarnos en nuestros fracasos, sino nos lleva más arriba. Nos lleva a aspirar a lo más alto. 


Que no perdamos nunca la ilusión, la confianza en Dios de que, sólo con Él, podremos vivir en esa unidad pedida y soñada por Dios.

lunes, 30 de mayo de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO 31 DE MAYO DE 2022

 Lc 1,39-56: ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?



En aquellos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. 

Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: 

«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! 

¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».

María dijo: 

«Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humildad de su esclava. 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: 

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo: 

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos 

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes 

y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia

—como lo había prometido a nuestros padres— 

en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».

María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a su casa.


Celebramos hoy el día de la Visitación de María a su prima Isabel.

Es un día para contemplar la grandeza de María que dejó todo para ayudar, servir a su prima Isabel. Fue pronta a la llamada de Dios. No fue una llamada directa, sino que fue una llamada en la vida, en los acontecimientos. El ángel le comunicó que su prima también esperaba un niño, y ella entendió que la voluntad de Dios era que fuera a ayudarla. Pero no quisiera extenderme en esta idea, que ya por sí es muy importante contemplar esta sensibilidad de María para captar las señales de Dios y revisarnos en nuestra vida, las veces que no las captamos, estamos despistados, o estamos sordos; o incluso no queremos ver, o no nos sentimos concernidos.


Quisiera basarme en la idea a modo de título que nos presenta la Iglesia (es lo que he ido haciendo todo el año): ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?


María era prima de Isabel, mucho menor que ella, por lo que resulta rara la pregunta, salvo por el añadido final “madre de mi Señor”. Isabel se siente halagada, importante ante Dios porque no sólo Dios tuvo misericordia al quedar embarazada, sino sobre todo porque le visitaba la mujer más importante que ha pisado la Tierra (María es importante por ser la “madre”, por llevar en su seno a Jesús). Isabel es consciente de ello y por ello, se queda abrumada, turbada. María tiene una reacción también parecida. Aquí vemos uno de los temas permanentes en Dios: la capacidad de sorprendernos. 


Es un día para pedirle al Señor no perder la capacidad de sorprendernos por la providencia divina, por sus “maneras, estilo”, por sus detalles, sus signos y su visita en nuestra vida.


Es un día para tomar conciencia que María siempre nos visita (lo sepamos o no, la veamos o no, la sintamos o no).


Es un día para agradecer que María siempre esté con nosotros a pesar de no ser merecedores


Es un día para pedirle al Señor por medio de María que tengamos la sensibilidad para ver las llamadas de Dios en la vida y acontecimientos que vivimos. 


Es un día para pedirle al Señor por medio de María que tengamos la actitud de servicio ante la realidad que nos toca vivir. 

domingo, 29 de mayo de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 30 DE MAYO DE 2022

 Jn 16,29-33: Tened valor: yo he vencido al mundo.



En aquel tiempo, los discípulos dijeron a Jesús: 

«Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que has salido de Dios». 

Les contestó Jesús: 

«¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo».



Siguiendo con los mensajes de despedida, Jesús va profetizando como será la vida del discípulo. Y ahora entienden, porque habla claro. Parece queJesús les está animando al heroísmo, o exaltando a los que son valientes. Es verdad que el evangelio es para los valientes.


Pero la parresía o valentía evangélica, la audacia, no es algo innato. A lo largo de la historia, ha habido muchos santos tímidos, cobardes, apocados; que sin embargo, han afrontado luchas grandes.


La valentía evangélica nace de la confianza en Dios: yo he vencido el mundo, de estar bien enganchados o afincados en Él. Por tanto, lo único que nos hace es animarnos a estar y permanecer en Él, de ahí nuestra fuerza: la fuerza se realiza en la debilidad.

sábado, 28 de mayo de 2022

jueves, 26 de mayo de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 27 DE MAYO DE 2022

Jn 16,20-23a: Nadie os quitará vuestra alegría.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 

«En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. 

La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre. 

También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada». 




Si seguimos unidos al Señor, no sólo la tristeza se convertirá en alegría, sino que nadie podrá arrebatarnos la alegría. Igual que cuando dijo Jesús, hablando del buen pastor, que nadie podrá arrebatarlos de la mano del Padre. Aquel fin de semana hablé de la fortaleza del pastor.


La fortaleza del pastor hace referencia a la protección, pero también a la estabilidad en darnos, regalarnos su alegría. Y sobretodo en no distraernos en otros tipos de alegrías, a no buscar en otras fuentes. 


Es una alegría tan superior, profunda, accesible, que no hay razón, necesidad, gusto por buscar en otros lugares.


Por ello, mantengamos la mirada en Él. Esperemos en Él, porque nuestra confianza no quedará defrauda y nos regalará su alegría, una alegría que perdura hasta la vida eterna. 

miércoles, 25 de mayo de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 26 DE MAYO DE 2022

 Jn 16,16-20: Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 

«Dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver». 

Comentaron entonces algunos discípulos: 

«¿Qué significa eso de “dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver”, y eso de “me voy al Padre”?». 

Y se preguntaban: 

«¿Qué significa ese “poco”? No entendemos lo que dice». 

Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo: 

«¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: “Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver”? En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría».


En estos discursos de despedida, el evangelista Juan juega al contraste: no me veréis y luego me veréis; estaréis tristes, pero se convertirá en alegría. 


Y es que la ausencia del Señor produce tristeza en los discípulos, sobre todo cuando han depositado toda su confianza en Él. Es un contraste que también podemos experimentar en la vida, con los silencios de Dios. Sin embargo, luego su presencia nos produce de nuevo alegría.


Aún entendiendo la frase en medio de este contexto, se podría aislar ésta. Y es que muchas veces, somos conscientes, que todas las tristezas, luego y con la fe y la gracia de Dios se pueden producir en alegría. Es más, tengamos esperanza, porque todas las tristezas se convierten luego en alegría.

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO VII DE PASCUA. DOMINGO DE LA ASCENSIÓN. CICLO C

  







  HOJA PARROQUIAL


28 y 29 de Mayo de 2022
Domingo VII de Pascua. Ciclo C.

Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima en Tijarafe

Textos tomados de la página web de los dominicos en España. Dibujos obra de Fano.


“Mientras los bendecía, se separó de ellos”




  El misterio de la Ascensión del Señor, al mismo tiempo que proclama y corrobora la fe en el Resucitado, apunta y atrae la mirada creyente hacia lo alto, hacia la meta final a la que todos aspiramos. Hoy es, pues, un día gozoso en el peregrinaje de la fe, alentados por el ejemplo de nuestro hermano mayor, Cristo Jesús, entronizado en la gloria de Dios. Él es quien anticipa y plasma nuestros anhelos más íntimos, pues es el mismo que bajó del cielo asumiendo las limitaciones de nuestra condición humana.


  Los dos textos lucanos que nos brindan las lecturas constituyen un bello díptico cargado de simbolismo religioso y de evocaciones bíblicas. Nos adentran en la contemplación silenciosa del acontecimiento fundamental de la fe cristiana con miras a la misión eclesial bajo la acción del Espíritu. La súplica confiada del Apóstol en la 2ª lectura recoge a su vez el sentir de los primeros cristianos, anhelantes por comprender en toda su magnitud el horizonte esperanzador abierto por la ascensión gloriosa del Señor resucitado.






LECTURAS

Primera lectura de los Hechos de los Apóstoles 1, 1-11


En mi primer libro, Teófilo, escribí de todo lo que Jesús hizo y enseñó desde el comienzo hasta el día en que fue llevado al cielo, después de haber dado instrucciones a los apóstoles que había escogido, movido por el Espíritu Santo. Se les presentó él mismo después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles del reino de Dios.
Una vez que comían juntos, les ordenó que no se alejaran de Jerusalén, sino: «aguardad que se cumpla la promesa del Padre, de la que me habéis oído hablar, porque Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo dentro de no muchos días».
Los que se habían reunido, le preguntaron, diciendo:
«Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino a Israel?».
Les dijo:
«No os toca a vosotros conocer los tiempos o momentos que el Padre ha establecido con su propia autoridad; en cambio, recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y “hasta el confín de la tierra”».
Dicho esto, a la vista de ellos, fue elevado al cielo, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Cuando miraban fijos al cielo, mientras él se iba marchando, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
«Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que ha sido tomado de entre vosotros y llevado al cielo, volverá como lo habéis visto marcharse al cielo».


Salmo 46. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.


Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor altísimo es terrible, 
emperador de toda la tierra. R/.

Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad; 
tocad para nuestro Rey, tocad. R/.

Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones, 
Dios se sienta en su trono sagrado. R/.


Segunda lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 1, 17-23


Hermanos:
El Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder en favor de nosotros, los creyentes, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, poder, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no solo en este mundo, sino en el futuro.
Y «todo lo puso bajo sus pies», y lo dio a la Iglesia, como Cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que llena todo en todos.


Evangelio según San Lucas 24, 46-53


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
Vosotros sois testigos de esto. Mirad, yo voy a enviar sobre vosotros la promesa de mi Padre; vosotros, por vuestra parte, quedaos en la ciudad hasta que os revistáis de la fuerza que viene de lo alto».
Y los sacó hasta cerca de Betania y, levantando sus manos, los bendijo.
Y mientras los bendecía, se separó de ellos, y fue llevado hacia el cielo.
Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.






Parte 4. Cómo debemos orar

 

PRIMERA SECCIÓN. La oración en la vida cristiana

 

CAPÍTULO TERCERO. El camino de la oración

 

499 ¿Cuándo se debe rezar?

 

Desde los primeros tiempos, los cristianos oran al menos por la mañana, en las comidas y por la tarde. Quien no reza con regularidad pronto ya no rezará nunca. Quien ama a una persona y a lo largo del día nunca le hace llegar una señal de su amor, no la ama de verdad. Lo mismo sucede con Dios. Quien le busca verdaderamente le mandará continuamente señales intermitentes de su deseo de cercanía y amistad. Al levantarse por la mañana dedicar el día a Dios, pedirle su bendición y suplicar su «compañía» en todos los encuentros y necesidades. Darle gracias, especialmente a la hora de las comidas. Al final del día ponerse en sus manos, pedirle perdón y la paz para uno mismo y para los demás. Así es un día maravilloso, lleno de señales de amor que son aceptadas por Dios.

 

500 ¿Hay diferentes modos de orar?

 

Sí, existen la oración vocal, la meditación y la oración de contemplación. Las tres formas de oración presuponen el recogimiento del corazón.

 

501 ¿Qué es la oración vocal?

 

Ante todo la oración es una elevación del corazón a Dios. Y, sin embargo, Jesús mismo ha enseñado la oración vocal. Con el Padrenuestro nos ha dejado la oración vocal más perfecta, es como su testamento sobre cómo debemos orar. En la oración no sólo debemos tener pensamientos piadosos. Debemos expresar lo que nos preocupa y ponerlo ante nuestro Dios como queja, ruego, alabanza o acción de gracias. A menudo son las grandes oraciones vocales —los salmos y los himnos de la Sagrada Escritura, el padrenuestro, el avemaría— las que nos indican los verdaderos contenidos de la oración y las que nos conducen a una oración interior libre. 






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