jueves, 28 de abril de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 29 DE ABRIL DE 2022

  Mt 11,25-30: Has escondido estas cosas a los sabios, y las has revelado a los pequeños.



En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo: 

«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. 

Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. 

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera». 



En este día de Santa Catalina de Siena, doctora de la Iglesia y patrona de Europa, la Iglesia nos propone esta lectura del Evangelio.


De las páginas más reconfortantes de la Biblia, junto con algunos textos, sobretodo de Isaías.


Jesús da gracias por la forma de actuar del Padre, revelarse a los sencillos y humildes, los que ponen toda su confianza en Él. Incluso nos anima a hacerlo, a descargar en Él, todos nuestros agobios, incomprensiones, soledades...


Son los dichosos de la bienaventuranza (pobres de espíritu). Como conclusión podemos decir, que los sencillos y humildes, los que ponen su confianza en Él, son los que están llamados a vivir una vida más auténtica, más plena y más feliz: a ellos y sólo ellos, el Padre le revela los secretos y ellos, pueden vivir una vida "en paz", no como la da el mundo, porque Él les alivia. Ellos y sólo ellos pueden experimentar que la fuerza se realiza en la debilidad, porque su fortaleza está en Él. Ellos y sólo ellos experimentan también la dulzura de su amor, porque es Manso y Humilde.


¿Por qué no somos sencillos y humildes?

miércoles, 27 de abril de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 28 DE ABRIL DE 2022

 Jn 3,31-36: El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano.


El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. 

El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.


El Padre ama al Hijo con un amor impresionante. Lo bueno, es que Jesús nos hace partícipes de este amor único. Nos incluye en esta corriente de amor. Por ello, podemos sentirnos amados con un amor especial. Lo importante no es que amemos, sino que Él nos amó, y nos hace partícipes del amor del Padre hacia Él.


Y todo lo ha puesto en su mano. Le confía todo. Y todo lo que Jesús tiene, nos lo dona. Sintámonos partícipes también de esa confianza de Jesús. Dios lo ha puesto todo en su mano. Confiamos en Él. Todo está en sus manos. Manos que han sido atravesadas por los clavos, manos que han perdonado, purificado, tocado, expulsado demonios, etc. Manos sagradas, manos bondadosas, manos fuertes y delicadas al mismo tiempo. 

DOMINGO III DE PASCUA. CICLO C

     










  HOJA PARROQUIAL


30 de Abril y 1 de Mayo de 2022
Domingo III de Pascua. Ciclo C.

Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima en Tijarafe

Textos tomados de la página web de los dominicos en España. Dibujos obra de Fano.


“Echad la red”




  Seguimos celebrando la Pascua del Señor. “Dios resucitó a Jesús y le constituyó Señor”, anuncia Pedro ante el Sanedrín (1ª lectura). Es el centro del mensaje cristiano, en todos los tiempos. Esta convicción profunda de  fe, convierte a los discípulos en apóstoles de la Resurrección: “Nosotros somos testigos de ello” sigue Pedro. La resurrección de Jesús cambió la vida de sus discípulos y dio una identidad definitiva a la comunidad cristiana. Ahora la causa de Jesús les apasiona, les fascina y se lanzan a anunciar el evangelio (M. de Burgos). A ello estamos llamados hoy también nosotros. ¿Cómo ser hoy testigos vivientes de la Resurrección de Jesús? 


  No sabemos del todo cómo fue el proceso de conversión a la fe, de los primeros discípulos. El evangelio dice que Jesús “se les manifestó”, se hizo ver, pero al principio no le reconocieron. Fue “el discípulo amado” el que le reconoció y le descubrió a los demás discípulos: ¡Es el Señor!  Y será la triple declaración de amor la que exige Jesús para ponerle a Pedro al frente de la comunidad. ¿En qué gestos de amor manifestamos y pueden los hombres reconocer hoy al Señor?







LECTURAS

Primera lectura de los Hechos de los Apóstoles 5, 27b-32. 40b-41


En aquellos días, el sumo sacerdote interrogó a los apóstoles, diciendo:
«¿No os habíamos ordenado formalmente no enseñar en ese Nombre? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre».
Pedro y los apóstoles replicaron:
«Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. Dios lo ha exaltado con su diestra, haciéndolo jefe y salvador, para otorgar a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que lo obedecen».
Prohibieron a los apóstoles hablar en nombre de Jesús, y los soltaron. Ellos, pues, salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el Nombre.


Salmo 29. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.


Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, sacaste mi vida del abismo, 
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R/.


Tañed para el Señor, fieles suyos,
celebrad el recuerdo de su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto; 
por la mañana, el júbilo. R/.


Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.
Cambiaste mi luto en danzas. 
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R/.


Segunda lectura del libro del Apocalipsis 5, 11-14


Yo, Juan, miré, y escuché la voz de muchos ángeles alrededor del trono, de los vivientes y de los ancianos, y eran miles de miles, miríadas de miríadas, y decían con voz potente:
«Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza».
Y escuché a todas las criaturas que hay en el cielo, en la tierra, bajo la tierra, en el mar —todo cuanto hay en ellos—, que decían:
«Al que está sentado en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos».
Y los cuatro vivientes respondían:
«Amén».
Y los ancianos se postraron y adoraron.


Evangelio según San Juan 21, 1-19


En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera:
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, apodado el Mellizo; Natanael, el de Caná de Galilea; los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice:
«Me voy a pescar».
Ellos contestan:
«Vamos también nosotros contigo».
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice:
«Muchachos, ¿tenéis pescado?».
Ellos contestaron:
«No».
Él les dice:
«Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis».
La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces. y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro:
«Es el Señor».
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los peces.
Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan.
Jesús les dice:
«Traed de los peces que acabáis de coger».
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice:
«Vamos, almorzad».
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.
Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.
Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?».
Él le contestó:
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice:
«Apacienta mis corderos».
Por segunda vez le pregunta:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?».
Él le contesta:
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Él le dice:
«Pastorea mis ovejas».
Por tercera vez le pregunta:
«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?».
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez:
«¿Me quieres?»
Y le contestó:
«Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice:
«Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras».
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió:
«Sígueme».





Parte 4. Cómo debemos orar


PRIMERA SECCIÓN. La oración en la vida cristiana


CAPÍTULO PRIMERO. Orar: Cómo Dios nos regala su cercanía


487 ¿Por qué debemos pedir a Dios por otras personas?”

 

Del mismo modo que Abraham intercedió a favor de los habitantes de Sodoma, así como Jesús oró por sus discípulos, y como las primeras comunidades no sólo buscaban su interés «sino todos el interés de los demás» (Flp 2,4), igualmente los cristianos piden siempre por todos; por las personas que son importantes para ellos, por las personas que no conocen e incluso por sus enemigos. Cuanto más aprende un hombre a rezar, tanto más profundamente experimenta que pertenece a una familia espiritual, por medio de la cual la fuerza de la oración se hace eficaz. Con toda mi preocupación por las personas a las que amo, estoy en el centro de la familia humana, puedo recibir la fuerza de la oración de otros y puedo suplicar para otros la ayuda divina. 

 

488 ¿Por qué debemos dar gracias a Dios?

 

Todo lo que somos y tenemos viene de Dios. San Pablo dice: «¿Tienes algo que no hayas recibido?» (1 Cor 4,7). Dar gracias a Dios, el dador de todo bien, nos hace felices. La mayor oración de acción de gracias es la «EUCARISTÍA» (en griego «acción de gracias») de Jesús, en la que toma pan y vino para ofrecer en ellos a Dios toda la Creación transformada. Toda acción de gracias de los cristianos es unión con la gran oración de acción de gracias de Jesús. Porque también nosotros somos transformados y redimidos en Jesús; así podemos estar agradecidos desde lo hondo del corazón y decírselo a Dios de muchas formas.

 

489 ¿Qué quiere decir alabar a Dios?

 

Dios no necesita ningún aplauso. Pero nosotros necesitamos expresar espontáneamente nuestra alegría en Dios y nuestro gozo en el corazón. Alabamos a Dios porque existe y porque es bueno. Con ello nos unimos ya a la alabanza eterna de los ángeles y los santos en el cielo. 





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martes, 26 de abril de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 27 DE ABRIL DE 2022

  Jn 3,16-21: Dios envió a su Hijo para que el mundo se salve por él.


Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. 

Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. 

El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios. 

Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. 

En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.


Muchas veces, intentamos interpretar la vida, los mandatos de Dios, desde lo que podemos suponer como sentido común, o incluso desde un punto de vista religioso. 


Pero no desde el punto de vista cristiano, que es tan distinto, tan novedoso, tan revolucionario.


Y la intención de Dios está bien clara en este evangelio que hoy nos proponen: Dios envió a su Hijo para que el mundo se salve por él. No puede haber dudas, la intención de Dios es de salvación, no de condenación. 


Esta salvación llega por Jesús, sólo a través de él. Por ello, la importancia de nuestra cercanía hacia él, la escucha de su palabra, la confianza en él y su voluntad…es lo que nos hace salvados.


Demos gracias a Dios 

porque su intención sea salvífica,

porque nos haya enviado a su Hijo

porque ha creído en la humanidad…

lunes, 25 de abril de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 26 DE ABRIL DE 2022

 Mt 5,13-16: Vosotros sois la luz del mundo.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 

«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? 

No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. 

Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. 

Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. 

Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».


Hoy celebramos a San Isidoro de Sevilla, un santo que influyó mucho en la sociedad de su época, siendo un sabio en sabiduría humana, pero sobretodo en la sobrenatural.


En él se aplica lo que dice la lectura del evangelio que la Iglesia ha elegido para su fiesta: luz del mundo.


Contemplando la vida de San Isidoro, esta afirmación de Jesús representa una gran exigencia para nosotros, para que se pueda dar de verdad nuestra misión. 


Una misión: ser luz, que requiere tener una gran intimidad con el Señor. 

Una misión: ser luz, que requiere tener una gran confianza en el Señor. 

Una misión: ser luz, que requiere un descentramiento de mi persona. 

Una misión: ser luz, que requiere un salir de zona de confort.

Una misión: ser luz, que requiere mi entrega total a la misión.

Una misión: ser luz, que requiere afianzar mi actitud sinodal.


San Isidoro vaya que si lo logró con la ayuda del Señor. Pidámosle a él que nos bendiga y nos alcance la gracia de ser sus testigos en estos tiempos recios.

domingo, 24 de abril de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 25 DE ABRIL DE 2022

 Mc 16,15-20: Proclamad el Evangelio a toda la creación.


En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.

El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.

A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos». Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.

Ellos se fueron a predicar por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.



Hoy celebramos la fiesta de San Marcos evangelista. La Iglesia nos presenta este evangelio: proclamad el evangelio a toda la creación.


Y se realiza en San Marcos, gracias a su testimonio escrito que es el evangelio, éste ha sido proclamado de generación en generación.


San Marcos nos recuerda que lo fundamental es Jesucristo, su vida, sus palabras, sus actitudes, que ya ellas son buena noticia. 


San Marcos nos recuerda que Jesús es buena noticia para toda la humanidad. La del primer siglo, y la de ahora, porque no hay otro salvador que Jesús.


San Marcos nos recuerda que el anuncio de Jesús tiene que estar fundamentado en una vida de intimidad con Él, para comunicarlo a Él y no unas ideas muy bonitas.


San Marcos nos recuerda que somos un eslabón en esa correa de transmisión, y siendo pobres, nuestro testimonio con la gracia de Dios, puede llegar a todas partes, y más hoy, con las posibilidades de internet.


San Marcos nos alienta a no dejar de dar testimonio, que nuestra vida se fundamenta en Él, porque es imposible conocerlo y no comunicarlo. Es más, en la medida que lo comunicamos, guarda una relación directa con el conocimiento que tenemos de Él, porque si lo conocemos y experimentamos su liberación, ésto lo querremos para todas las personas.


domingo, 17 de abril de 2022

sábado, 16 de abril de 2022

Entierro de Salvador


 

HOMILÍA DE LA VIGILIA PASCUAL Y DOMINGO DE RESURRECCIÓN 2022

Llevamos varios días, entorno al Triduo, reflexionando sobre el lema del Papa titulado: no nos cansemos de hacer el bien.

Hemos visto que precisamente Jesús es el hombre que pasó por el mundo haciendo el bien. Que murió por hacer el bien. Y ahora decimos que resucitó por hacer el bien. Y decíamos ayer que la muerte no tenía la última palabra, que la tenía el amor. Podemos decirlo con todas las palabras: no es una ilusión, sino una realidad. 

No celebramos una idea, bonita e ilusionante, sino una realidad. Dios ha resucitado a Jesús. Celebramos la VIDA. Celebramos a una persona viva. Celebramos al Dios de la vida y como vimos, esto sólo desde el amor. 


La muerte, ni el mal pudo con Jesús. La muerte ni el mal, pudo con Dios. La muerte ni el mal pudo con el bien.

Quien gana es el bien, siempre termina imponiéndose, porque el mal es inhumano, antinatural. Nos dice el Génesis: “y vio Dios que todo era bueno”.

Es verdad que la naturaleza humana ha sido herida con el pecado original de manera que hay una inclinación al mal. El Génesis nos lo relata una página a continuación de la creación e identidad del hombre.

Sólo el bien nos produce descanso, paz, sosiego, alegría, felicidad, plenitud.

Y todo eso porque lleva la marca de Dios.


Por ello, el grito de esta noche es el siguiente: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado. 

Es decir, no busquemos la alegría en la violencia,

o no busquemos la paz en la violencia,

o no busquemos el descanso en la violencia o poder,

ni tampoco la felicidad.

Digo violencia, y podemos también sustituir estas afirmaciones con el mal, o con la venganza, o con la doblez, o con la avaricia, o con la envidia.


El mal, la violencia, la venganza, no tendrán nunca la última palabra, no engendrarán vida ni tampoco esperanza, sólo nos enmarañan más en sus redes y nos hacen dependientes de sus seducciones porque no tienen consistencia.


No nos cansemos de hacer el bien, o mejor digamos, no nos cansamos de hacer el bien…

…porque encontramos una alegría en hacer el bien incomparable…

…porque sentimos que nuestra vida tiene sentido…

…titular que he visto hoy: “practicar la bondad es bueno para el cerebro y produce bienestar y felicidad.

…otra frase: “Hacer el bien produce el mayor aumento momentaneo de bienestar, superior a cualquier tipo de ejercicio que hayamos probado" - Martin Seligman…


Siete buenas razones para hacer el bien:
  1. En primer lugar, hacer el bien es un hábito constructivo para tener una vida feliz.
  2. La práctica del bien es tan gratificante que incluso es un remedio para prevenir la depresión, el estrés y la ansiedad.
  3. Las relaciones personales son mucho más saludables y fluyen mejor desde la bondad del corazón marcado por los buenos deseos y las acciones bondadosas.
  4. El bien funda la empatía, la solidaridad y la autoestima.
  5. Existen personas que cuando tienen algún tipo de remordimiento de conciencia o de preocupación no pueden conciliar el sueño por la noche. Hacer el bien te ayuda a tener la paz interior suficiente para descansar cada noche.
  6. Hacer el bien mejora el estado de ánimo, aumenta los niveles de ilusión y alegría.
  7. Aprende a vivir el presente gracias a la práctica del bien que te conecta con este instante.


porque Dios nos regala una fuerza inagotable para hacer el bien, porque si no, 

EG 273. “La misión en el corazón del pueblo no es una parte de mi vida, o un adorno que me puedo quitar; no es un apéndice o un momento más de la existencia. Es algo que yo no puedo arrancar de mi ser si no quiero destruirme. Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo. Hay que reconocerse a sí mismo como marcado a fuego por esa misión de iluminar, bendecir, vivificar, levantar, sanar, liberar.


ES LA FUERZA DE LA RESURRECCIÓN. Hacer el bien es una de las características del hombre nuevo engendrado en la resurrección.


Participamos de la Resurrección a través de los sacramentos. Principalmente el bautismo, que es el nuevo nacimiento. 

El bautismo es el grito del bien sobre el mal.

Por ello, que el bautismo nos recuerde que no debemos cansarnos de hacer el bien.


El bautismo comienza con la signación de la cruz. Por tanto, quedamos marcados por la cruz de Jesús, que pasó por el mundo haciendo bien.


Luego se unge con el óleo de los catecúmenos. Es un aceite que representa el poder de Dios sobre el mal, para ir dejando de hacer el mal en favor del bien. 


Posteriormente, se sumerge en agua que renueva, que limpia, que purifica.


Seguimos con la unción con el crisma, consagrados a Dios. El Dios del bien y no del mal. De hecho, no existe el Dios del mal. Sólo Dios puede querer el bien.


La vestidura blanca es el signo de la limpieza, de nuestro compromiso por el bien, en el que paulatinamente vamos asumiendo un progreso hacia éste.


La vela que portan mis padres y padrinos hace referencia a la luz, de la cual tenemos que ser iluminados. Ésta luz es Jesús.


El último signo es el del Effetá, ábrete, por medio del cual se nos signan el oido y la boca para que estemos atentos a la Palabra de Dios y la comuniquemos.


Como ven, todo desemboca en el bien. Por ello, no nos cansemos, será tu salvación. 

viernes, 15 de abril de 2022

jueves, 14 de abril de 2022

HOMILÍA DEL VIERNES SANTO 2022

  Así empezaba el año pasado la homilía. Permítanme que repita el comienzo. 

Seguimos subiendo Jerusalén, la ciudad que mata a los profetas. Y hoy subimos al monte Gólgota, o monte Calvario.

El Monte Calvario es el monte de la maldad.

El Monte Calvario es el monte de la envidia.

El Monte Calvario es el monte de la burla.

El Monte Calvario es el monte de la ignominia.

El Monte Calvario es el monte de la blasfemia.

El Monte Calvario es el monte de la injusticia.

El Monte Calvario es el monte de la soledad.

El Monte Calvario es el monte de la desesperación.


Se consuma la barbarie, se consuma la ignominia. ¿Cómo puede ser que se mate al justo? ¿Habrá una injusticia mayor?

Muchas veces, ingenuamente pensamos que la realidad es tan simple como lo que llaman el karma: si hago el bien, recibo bien; si hago el mal, recibo el mal. La realidad es todavía mucho más compleja. 


El mundo está ahora mismo estupefacto viendo los horrores de la guerra, la barbarie perpetrada por el ejército ruso y todos miramos y apuntamos con nuestras “pistolas” hacia una persona: Putin. Muchos le desean la muerte, le echan plagas y no sé que más cosas. Es nuestra reacción espontánea ante la barbarie. Es normal. Nadie ha nacido para semejante atrocidades. Inhumanas. Y queremos que Dios haga algo. 


Y Dios calla, como tantas veces. Y Jesús se entrega. ¿Cómo puede ser? ¿Cómo puede ser que Dios calle ante lo de Ucrania, y ante el genocidio de Ruanda, Congo, Yugoslavia, Armenia, Auschwitz, etc? ¿Dónde está Dios?


Si acabara Dios con él, Putin, ¿habría que acabar con todos los que cometen distintos actos? ¿Y con los pederastas?, ¿Y con los que perpetran cualquier tipo de violencia?, ¿Y con los que tienen pensamientos homicidas?. Jesús dijo que también el adulterio de pensamiento es ya el pecado. Podríamos llegar a una espiral tal que Dios acabaría con todos. Y de ello, nos habla el relato de Noé. Y no es suficiente. Es más fácil, responder con violencia, con ira, que la paciencia…(San Juan Bosco) 


En el caso de Jesús, la barbarie llega al extremo, como nos dirá la primera lectura en las profecías del Siervo de Yahveh de Isaías: “Como muchos se espantaron de él porque desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto humano, así asombrará a muchos pueblos, ante él los reyes cerrarán la boca, al ver algo inenarrable y comprender algo inaudito”.


 La respuesta de Dios es contundente, pero nos confunde.


La respuesta de Dios siempre es la cruz de Jesús. “Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; …pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. 

Nuestro castigo saludable cayó sobre él, sus cicatrices nos curaron…y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca…Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron…Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos.…expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores, él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores.”


Dios sólo ama. Perdonen la expresión: sólo sabe amar. Por ello, su respuesta es la del amor.

Y amor no es destruir,

amor no es violencia, 

amor no es venganza,

amor no es guerra,

amor no es maldad,

amor no es reacción.


Amor es espera,

amor es comprensión,

amor es perdón,

amor es restauración,

amor es reintegración,

amor es acogida,

amor es sufrimiento,

amor es desear el bien,

amor es hacer el bien,

el amor es paciente,

es benigno,

el amor no tiene envidia,

no presume,

no se engríe;

no es indecoroso ni egoísta;

no se irrita;

no lleva cuentas del mal;

no se alegra de la injusticia,

sino que goza con la verdad.

Todo lo excusa,

todo lo cree,

todo lo espera,

todo lo soporta.

El amor no pasa nunca.


¿Les suenan estas últimas expresiones? Es el himno de San Pablo en la carta a los Corintios, que nos gusta leer en las bodas. Claro, cuando todo va bien, es muy fácil. Pero cuando todo se trunca, desfallecemos en nuestras convicciones.

No entendemos la cruz de Jesús, porque no entendemos el lenguaje del amor. 


Jesús nos enseña que él pasó por el mundo haciendo bien y por tanto, “no nos cansemos de hacer el bien”…, porque es la única solución al mal.

Sólo el amor,

sólo el bien,

sólo la bondad,

sólo el perdón,

sólo la comprensión, 

sólo la acogida,

sólo la paciencia,

sólo la misericordia… 


Jesús muere por hacer de su vida un camino de amor. La muerte no tiene la última palabra, ni el mal, ni el rencor, ni la violencia, ni la hostigación, ni la venganza, ni el poder. Más bien, todo ello trunca el futuro. Sólo el amor es posibilidad de esperanza, de luz y de futuro. 


Por eso, Jesús muere perdonando, muere amando, muere entregándose, para dar al mundo una esperanza y una luz.