lunes, 31 de enero de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 1 DE FEBRERO DE 2022

  Mc 5,21-41: Contigo hablo, niña, levántate.


En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor y se quedó junto al mar. 

Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: 

«Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que se cure y viva». 

Se fue con él y lo seguía mucha gente que lo apretujaba.

Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de los médicos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando: 

«Con solo tocarle el manto curaré». 

Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió enseguida, en medio de la gente y preguntaba: 

«¿Quién me ha tocado el manto?». 

Los discípulos le contestaban: 

«Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: “¿Quién me ha tocado?”». 

Él seguía mirando alrededor, para ver a la que había hecho esto. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que le había ocurrido, se le echó a los pies y le confesó toda la verdad. 

Él le dice: 

«Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu enfermedad».

Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: 

«Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?». 

Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: 

«No temas; basta que tengas fe». 

No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a casa del jefe de la sinagoga y encuentra el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos y después de entrar les dijo: 

«¿Qué estrépito y qué lloros son estos? La niña no está muerta; está dormida». 

Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: 

«Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»). 

La niña se levantó inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y quedaron fuera de sí llenos de estupor. 

Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.



La historia de la hija de Jairo, el jefe de la sinagoga impresiona por los gestos de Jesús. En medio de esta historia, el evangelista coloca a la señora con los flujos de sangre que llevaba también 12 años (la edad de la niña) padeciendo la enfermedad.


Sin meterme en los detalles y en la simbología que nos quiere ilustrar el evangelista, me fijo en la escena de la resurrección de la niña. 


Me impresiona la expresión de Jesús: contigo hablo, niña, levántate. Se dirige personalmente a ella, la llama. Así es Dios, siempre se dirige a nosotros, nos mira a los ojos, al corazón, a la necesidad y busca levantarnos. 


Haciendo referencia a la simbología de la muerte….podemos identificar como muerte la tristeza, el pecado, etc. Y vemos que Jesús no teme contaminarse ni por la mujer, ni por la muerte de la niña (según las normas judías). 


Aunque pensemos que no tiene solución, que no podré salir de esa situación, Jesús viene a salvarnos, levantarnos. Recuerda aquella expresión que cita el Papa: lo importante no es no caer, sino no permanecer en la caída.


Te coge de la mano, déjate levantar, no te resistas más.

COLECTAS IMPERADAS AÑO 2022

 


jueves, 27 de enero de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 28 DE ENERO DE 2022

  Mc 4,26-34: Un hombre echa semilla y duerme, y la semilla va creciendo sin que él sepa cómo.



En aquel tiempo, Jesús decía al gentío:

«El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega».

Dijo también:

«¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra».

Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.



Comenzamos una serie de parábolas de crecimiento sobre el reino de Dios.  A Jesús le gusta mucho comparar la vida que observaba con la esperanza que venia a traer de parte de Dios.


El pueblo de Israel estaba sometido a los romanos, llevaba muchos siglos llenos de sometimientos, deportaciones, etc de distintos pueblos dominantes. Dios les había prometido un Salvador, y ya pasaban muchos siglos  (y generaciones) de eso.


Las parábolas de las semillas nos hablan de esperanza, de un mundo de posibilidades; nos hablan de vida. 


En concreto esta parábola nos comenta que la semilla crece sola. Somos instrumentos, somos necesarios, pero la semilla no crece por nosotros. Somos facilitadores. 


Incluso me gusta recalcar la expresión “sin que sepa cómo”. Así es la semilla del reino de Dios, así es Dios. Siempre de manera sorpresiva, inesperada y generosa. Y es que nos olvidamos que Dios es el sembrador.


Crece más de lo que pudiéramos posibilitar.

Crece donde no hemos sembrado.

Crece a pesar de no haber regado y cuidado.

Crece incluso donde no debería crecer.


¿Qué actitud deberíamos tener? ¿Manos cruzadas? Más bien, una actitud de infinita confianza.

miércoles, 26 de enero de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 27 DE ENERO DE 2022

  Mc 4,21-25: La lámpara se trae para ponerla en el candelero. La medida que uséis la usarán con vosotros.


En aquel tiempo, Jesús dijo al gentío:

«¿Se trae la lámpara para meterla debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿no es para ponerla en el candelero? No hay nada escondido, sino para que sea descubierto; no hay nada oculto, sino para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga».

Les dijo también:

«Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene».



Hemos leido ayer la parábola del sembrador y la explicación de Jesús. Hoy, hemos leído a partir del versículo siguiente. Tenemos que leer este texto en consonacia con el anterior. Más bien, Jesús nos está estimulando a ser predicadores de la Palabra. Todo don se convierte en un deber, no un derecho. Todo don nuestro es un derecho a ser recibido por el otro. En esta dinámica estamos. Nuestra tarea concreta es iluminar y no ocultar la luz. Iluminar no de nuestra cosecha o nuestros pareceres, sino del don que hemos recibido. ¡A trabajar!

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO IV DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C













  HOJA PARROQUIAL


29 y 30 de Enero de 2022
Domingo IV del Tiempo Ordinario. Ciclo C.

Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima en Tijarafe

Textos tomados de la página web de los dominicos en España. Dibujos obra de Fano.


“Me ha enviado a dar la Buena Noticia”




    Este domingo, las lecturas de la Palabra de Dios tocan dos temas importantes en la vida de todo cristiano: el amor fraterno y la dimensión profética. El amor nos impulsa a adoptar actitudes positivas ante la debilidad del prójimo: todo lo excusa, todo lo tolera, todo lo comprende. Y la dimensión profética nos mueve a dar testimonio de Jesús incluso en situaciones de rechazo o de persecución, actitudes que pueden provenir, a veces, de la gente más cercana: ningún profeta es bien recibido en su tierra.

     Ambas actitudes están estrechamente unidas, porque si damos testimonio de Jesús, incluso en situaciones adversas, es precisamente por amor. Por amor a Jesús y por amor a aquellos a los que nos dirigimos, pues nuestra primera intención no es criticar o condenar, sino ofrecer un anuncio positivo que, sin duda, apela a un cambio de vida y, en este sentido, puede resultar una crítica para determinadas actuaciones que no son coherentes con el evangelio. Pero esta crítica es constructiva, no busca molestar, busca el bien del otro, busca la conversión, porque precisamente en el cambio de ruta se encuentra la buena dirección.








LECTURAS

Primera lectura del Profeta Jeremías 1, 4-5. 17-19


En los días de Josías, el Señor me dirigió la palabra:
«Antes de formarte en el vientre, te elegí;
antes de que salieras del seno materno, te consagré:
te constituí profeta de las naciones.
Tú cíñete los lomos:
prepárate para decirles todo lo que yo te mande.
No les tengas miedo,
o seré yo quien te intimide.
Desde ahora te convierto en plaza fuerte,
en columna de hierro y muralla de bronce,
frente a todo el país:
frente a los reyes y príncipes de Judá,
frente a los sacerdotes y al pueblo de la tierra.
Lucharán contra ti, pero no te podrán,
porque yo estoy contigo para librarte
—oráculo del Señor—».


Salmo 70, 1-2. 3-4a. 5-6ab. 15ab y 17 R. Mi boca contará tu salvación, Señor.


A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre.
Tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo, 
inclina a mí tu oído y sálvame. R/.

Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa. R/.

Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías. R/.

Mi boca contará tu justicia,
y todo el día tu salvación,
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R/.


Segunda lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 12, 31 - 13, 13


Hermanos:
Ambicionad los carismas mayores. Y aún os voy a mostrar un camino más excelente.
Si hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tengo amor, no sería más que un metal que resuena o un címbalo que aturde.
Si tuviera el don de profecía y conociera todos los secretos y todo el saber; si tuviera fe como para mover montañas, pero no tengo amor, no sería nada.
Si repartiera todos mis bienes entre los necesitados; si entregara mi cuerpo a las llamas, pero no tengo amor, de nada me serviría.
El amor es paciente, es benigno; el amor no tiene envidia, no presume, no se engríe; no es indecoroso ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.
Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasa nunca.
Las profecías, por el contrario, se acabarán; las lenguas cesarán; el conocimiento se acabará.
Porque conocemos imperfectamente e imperfectamente profetizamos; mas, cuando venga lo perfecto, lo imperfecto se acabará.
Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre, acabé con las cosas de niño.
Ahora vemos como en un espejo, confusamente; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es ahora limitado; entonces conoceré como he sido conocido por Dios.
En una palabra, quedan estas tres: la fe, la esperanza y el amor. La más grande es el amor.


Evangelio según San Lucas 4, 21-30


En aquel tiempo, Jesús comenzó a decir en la sinagoga:
«Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca.
Y decían:
«¿No es este el hijo de José?».
Pero Jesús les dijo:
«Sin duda me diréis aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismo”, haz también aquí, en tu pueblo, lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún».
Y añadió:
«En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio».
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.





Parte 3. Cómo obtenemos la vida en Cristo


PRIMERA SECCIÓN. Para qué estamos en la tierra, qué debemos hacer y cómo nos ayuda el Espíritu Santo de Dios


CAPÍTULO SEGUNDO. «Amarás a tu prójimo como a ti mismo»


EL SÉPTIMO MANDAMIENTO: No robarás.



448 ¿Son la pobreza y el subdesarrollo un destino ineludible?


Dios nos ha confiado una tierra que podría ofrecer suficiente alimento y espacio para vivir a todos los hombres. Sin embargo hay regiones enteras, países y continentes, en los que muchas personas apenas tienen lo necesario para poder vivir. Esta división del mundo tiene razones históricas complejas, pero no es irreversible. Los países ricos tienen la obligación moral de ayudar, mediante la ayuda al desarrollo y la creación de condiciones económicas y comerciales justas, a que los países subdesarrollados salgan de la pobreza. En nuestro mundo viven 1.400 millones de personas que tienen que arreglarse diariamente con menos de 1 euro. Carecen de alimento y a menudo también de agua potable limpia, con frecuencia no tienen acceso a la educación y a la asistencia médica. Se calcula que diariamente mueren más de 25.000 personas a causa de la desnutrición. Muchas de ellas son niños.


449 ¿Qué importancia tienen los pobres para los cristianos?


El amor a los pobres debe ser en todos los tiempos el distintivo de los cristianos. A los pobres no les corresponde sin más algún tipo de limosnas; tienen derecho a la justicia. Los cristianos tienen un deber especial de compartir sus bienes. Cristo es un ejemplo en el amor a los pobres. «Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos» (Mt 5,3) es la primera frase de Jesús en el sermón de la montaña. Hay pobreza material, “intelectual, cultural y espiritual. Los cristianos deben cuidar con atención, caridad y constancia de los necesitados de la tierra. Pues en ningún otro aspecto son tan claramente medidos por Cristo como en la forma en la que tratan a los pobres: «Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis» (Mt 25,40). 


450 ¿Cuáles son las «obras de misericordia corporales»?


Dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, dar techo a quien no lo tiene, visitar a los enfermos y a los presos y enterrar a los muertos.






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martes, 25 de enero de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 26 DE ENERO DE 2022

  Mc 4,1-20: Salió el sembrador a sembrar.


En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al mar. Acudió un gentío tan enorme, que tuvo que subirse a una barca y, ya en el mar, se sentó; y el gentío se quedó en tierra junto al mar.

Les enseñaba muchas cosas con parábolas y les decía instruyéndolos:

«Escuchad: salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; los abrojos crecieron, la ahogaron y no dio grano. El resto cayó en tierra buena; nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno».

Y añadió:

«El que tenga oídos para oír, que oiga».

Cuando se quedó a solas, los que lo rodeaban y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas.

Él les dijo:

«A vosotros se os ha dado el misterio del reino de Dios; en cambio a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que “por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y sean perdonados”».

Y añadió:

«¿No entendéis esta parábola? ¿Pues cómo vais a conocer todas las demás? El sembrador siembra la palabra. Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. Hay otros que reciben la semilla como terreno pedregoso; son los que al escuchar la palabra enseguida la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes, y cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumben. Hay otros que reciben la semilla entre abrojos; estos son los que escuchan la palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. Los otros son los que reciben la semilla en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno».



Salió el sembrador a sembrar…

Por lo general solemos interrogarnos en esta parábola que tipo de suelo somos, sin embargo, nos quedamos en la superficie, porque el texto bíblico quiere remarcar, que salió el sembrador.


Es decir, que lo importante es remarcar que el sembrador ha salido a sembrar. Nos dice: “salió”. En español lo han traducido con ese tiempo verbal que es el pretérito perfecto simple, también conocido como pretérito indefinido de indicativo, se usa para expresar acciones que tuvieron lugar en el pasado de forma puntual y ya finalizaron o se interrumpieron.


En este caso, es algo que Dios realizó de una vez para siempre. Pero se mantiene de manera permanente. Sembró en todo lugar, algunos inhóspitos. Nuestra misión como cristianos es: 1) dejarnos sembrar; y 2) descubrir las semillas que hay de Dios esparcidas por todo el mundo; ésta es una tarea difícil, porque donde la semilla ha caído al borde del camino, puede ser que haya sido pisoteada. Aún así, es la semilla de Dios, y podrá rebrotar en cualquier momento.

lunes, 24 de enero de 2022

EXEQUIAS DE MARÍA DEL CARMEN

 


COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 24 DE ENERO DE 2022

Mc 3,22-30: Satanás está perdido.


En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían:

«Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios».

Él los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas:

«¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.

En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre».

Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.




Los escribas murmuran contra Jesús, lo acusan de algo muy grave. Y en general es evidente cuando alguien actúa a favor del diablo o a favor de Dios: el que hace el bien o el que hace el mal; el que va contra el bien o el que va contra el mal. Podemos determinar fácilmente que aquél que hace el mal o el que va contra el bien es alguien llevado por el espíritu de Belzebú. Pero no es el caso de Jesús.


Sin embargo, no todos los que hacen el bien, lo hacen llevado por el espíritu del bien; ni todos los que van contra el mal. Ese es el caso de los escribas y nuestro cuando estamos empecinados en que se haga lo que queremos. 


Por eso, Jesús, habla del pecado contra el Espíritu Santo, porque es Él, el que nos lleva por el camino del bien y de Dios. 

"Según esta exégesis la «blasfemia» no consiste en el hecho de ofender con palabras al Espíritu Santo; consiste, por el contrario, en el rechazo de aceptar la salvación que Dios ofrece al hombre por medio del Espíritu Santo, que actúa en virtud del sacrificio de la Cruz. Si el hombre rechaza aquel «convencer sobre el pecado», que proviene del Espíritu Santo y tiene un carácter salvífico, rechaza a la vez la «venida» del Paráclito aquella «venida» que se ha realizado en el misterio pascual, en la unidad mediante la fuerza redentora de la Sangre de Cristo. La Sangre que «purifica de las obras muertas nuestra conciencia».

Sabemos que un fruto de esta purificación es la remisión de los pecados. Por tanto, el que rechaza el Espíritu y la Sangre permanece en las «obras muertas», o sea en el pecado. Y la blasfemia contra el Espíritu Santo consiste precisamente en el rechazo radical de aceptar esta remisión, de la que el mismo Espíritu es el íntimo dispensador y que presupone la verdadera conversión obrada por él en la conciencia. Si Jesús afirma que la blasfemia contra el Espíritu Santo no puede ser perdonada ni en esta vida ni en la futura, es porque esta «no-remisión» está unida, como causa suya, a la «no-penitencia», es decir al rechazo radical del convertirse. Lo que significa el rechazo de acudir a las fuentes de la Redención, las cuales, sin embargo, quedan «siempre» abiertas en la economía de la salvación, en la que se realiza la misión del Espíritu Santo. El Paráclito tiene el poder infinito de sacar de estas fuentes: «recibirá de lo mío», dijo Jesús. De este modo el Espíritu completa en las almas la obra de la Redención realizada por Cristo, distribuyendo sus frutos. Ahora bien la blasfemia contra el Espíritu Santo es el pecado cometido por el hombre, que reivindica un pretendido «derecho de perseverar en el mal» en cualquier pecado— y rechaza así la Redención. El hombre encerrado en el pecado, haciendo imposible por su parte la conversión y, por consiguiente, también la remisión de sus pecados, que considera no esencial o sin importancia para su vida. Esta es una condición de ruina espiritual, dado que la blasfemia contra el Espíritu Santo no permite al hombre salir de su autoprisión y abrirse a las fuentes divinas de la purificación de las conciencias y remisión de los pecados". (Juan Pablo II. Carta encíclica Dominum et vivificantem, n. 46, 18-05-198)

viernes, 21 de enero de 2022

jueves, 20 de enero de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 21 DE ENERO DE 2022

  Mc 3,13-19: Llamó a los que quiso para que estuvieran con él.


En aquel tiempo, Jesús subió al monte, llamó a los que quiso y se fueron con él.

E instituyó doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, y que tuvieran autoridad para expulsar a los demonios:

Simón, a quien puso el nombre de Pedro, Santiago el de Ze- bedeo, y Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso el nombre de Boanerges, es decir, los hijos del trueno, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Ta- deo, Simón el de Caná y Judas Iscariote, el que lo entregó.



Llamó a los que quiso para que estuvieran con él. Comienza Jesús a llamar de entre sus seguidores. Para que vivan con él, lo conozcan, lo observen, aprendan de él. 


Aquí está la clave inicial: Jesús llama para que estén con él. Estar con él es la condición sine qua non, para poder ser su testigo, su apóstol. Yo diría también para poder ser cristiano.


Y que suerte tenemos de poder vivir con él, contemplarlo de cerca. Escuchar su voz, oír su respiración…


Pero muchas veces, pretendemos ser altavoz sin pilas, porque pretendemos anunciarlo a Él sin haber estado con Él.


No nos olvidemos, la llamada se alimenta del encuentro con el Maestro.

miércoles, 19 de enero de 2022

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO III DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C

 















  HOJA PARROQUIAL


22 y 23 de Enero de 2022
Domingo III del Tiempo Ordinario. Ciclo C.

Parroquias de Tazacorte y Ntra. Sra. de Fátima en Tijarafe

Textos tomados de la página web de los dominicos en España. Dibujos obra de Fano.


“Me ha enviado a dar la Buena Noticia”




    Al comienzo del año, los cristianos revisamos los mapas por donde caminar en el tiempo y nos preguntamos: ¿Cuál es la Vida y Misión que nos define? Y nos ayuda a responder lo que hoy leemos en La Plaza del templo de Jerusalén donde se renueva la Alianza (Ne 8,2-4. 5-6. 8-10); o en la Sinagoga de Nazaret, con Jesús y sus paisanos, donde El empieza su ministerio, en una Asamblea popular. (Lc4,14-21).


      En ambos casos, la Palabra ocupa un lugar central. En el evangelio de hoy, Jesús es la Palabra de Dios, que con suVida y su Misión,trae alegría y salvación a todos. Un Proyecto que está muy lejos de ser una simple exposición de la Ley como hace Esdras. Más bien es un anuncio nuevo, para un tiempo de gracia del Señor. Esta Buena noticia va dirigida fundamentalmente a todos los excluidos, los pobres, los ciegos, los marginados, los que sufren opresión, a quienes desea liberar de sus angustias ofreciéndoles un año de gracia.

  

     ¿En quién y para qué se realiza hoy esta Palabra, Vida y Misión? En el Cristo actual que son los cristianos.  Como este programa no ha sido siempre el de los cristianos, el hoy de Jesús, incluye una llamada a actualizarlo.

La vida y misión de Jesús, se tiene que ver hoy en la vida y misión del cristiano.San Pablo nos lo recuerda en su carta a los Corintios, (1Cor 12,12-30). Somos miembros del Cuerpo de Cristo, Sacramento de Salvación en medio del mundo. La misión del cristiano es comprometerse con el Proyecto que Jesús nos propone el evangelio, porque sigue siendo válido para el mundo de hoy.








LECTURAS

Primera lectura del Libro de Nehemías 8, 2-4a. 5-6. 8-10


En aquellos días, el día primero del mes séptimo, el sacerdote Esdras trajo el libro de la ley ante la comunidad: hombres, mujeres y cuantos tenían uso de razón. Leyó el libro en la plaza que está delante de la Puerta del Agua, desde la mañana hasta el mediodía, ante los hombres, las mujeres y los que tenían uso de razón. Todo el pueblo escuchaba con atención la lectura de la ley.
El escriba Esdras se puso en pie sobre una tribuna de madera levantada para la ocasión.
Esdras abrió el libro en presencia de todo el pueblo, de modo que toda la multitud podía verlo; al abrirlo, el pueblo entero se puso de pie. Esdras bendijo al Señor, el Dios grande, y todo el pueblo respondió con las manos levantadas:
«Amén, amén».
Luego se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra.
Los levitas leyeron el libro de la ley de Dios con claridad y explicando su sentido, de modo que entendieran la lectura.
Entonces, el gobernador Nehemias, el sacerdote y escriba Esdras, y los levitas que instruían al pueblo dijeron a toda la asamblea:
«Este día está consagrado al Señor, vuestro Dios: No estéis tristes ni lloréis» (y es que todo el pueblo lloraba al escuchar las palabras de la ley).
Y añadieron:
«Andad, comed buenas tajadas, bebed vino dulce y enviad porciones a quien no tiene, pues es un día consagrado a nuestro Dios. No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza».

  

Salmo 18, 8. 9. 10. 15 R. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.


La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R/.


Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R/.


La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R/.


Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia
el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío. R/.


Segunda lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 12, 12-30


Hermanos:
Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.
Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
Pues el cuerpo no lo forma un solo miembro sino muchos.
Si el pie dijera: «No soy mano, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el oído dijera: «No soy ojo, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el cuerpo entero fuera ojo, ¿cómo oiría? Si el cuerpo entero fuera oído, ¿cómo olería? Pues bien, Dios distribuyó el cuerpo y cada uno de los miembros como él quiso.
Si todos fueran un mismo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?
Los miembros son muchos, es verdad, pero el cuerpo es uno solo.
El ojo no puede decir a la mano: «No te necesito»; y la cabeza no puede decir a los pies: «No os necesito». Más aún, los miembros que parecen más débiles son más necesarios. Los que nos parecen despreciables, los apreciamos más. Los menos decentes, los tratamos con más decoro. Porque los miembros más decentes no lo necesitan.
Ahora bien, Dios organizó los miembros del cuerpo dando mayor honor a los que menos valían.
Así, no hay divisiones en el cuerpo, porque todos los miembros por igual se preocupan unos de otros.
Cuando un miembro sufre, todos sufren con él; cuando un miembro es honrado, todos se felicitan.
Pues bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro.
Y Dios os ha distribuido en la Iglesia: en el primer puesto los apóstoles, en el segundo los profetas, en el tercero los maestros, después vienen los milagros, luego el don de curar, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas.
¿Acaso son todos apóstoles? ¿O todos son profetas? ¿O todos maestros? ¿O hacen todos milagros? ¿Tienen todos don para curar? ¿Hablan todos en lenguas o todos las interpretan?


Evangelio según San Lucas 1, 1-4; 4, 14- 21


Ilustre Teófilo:
Puesto que muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han cumplido entre nosotros, como nos los transmitieron los que fueron desde el principio testigos oculares y servidores de la palabra, también yo he resuelto escribírtelos por su orden, después de investigarlo todo diligentemente desde el principio, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.
Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
«El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque él me ha ungido.
Me ha enviado a evangelizar a los pobres,
a proclamar a los cautivos la libertad,
y a los ciegos, la vista;
a poner en libertad a los oprimidos;
a proclamar el año de gracia del Señor».
Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él.
Y él comenzó a decirles:
«Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».





Parte 3. Cómo obtenemos la vida en Cristo


PRIMERA SECCIÓN. Para qué estamos en la tierra, qué debemos hacer y cómo nos ayuda el Espíritu Santo de Dios


CAPÍTULO SEGUNDO. «Amarás a tu prójimo como a ti mismo»


EL SÉPTIMO MANDAMIENTO: No robarás.



446 ¿Qué dice la Iglesia acerca de la globalización? 


La globalización en principio no es buena ni mala, sino la descripción de una realidad a la que se debe dar forma. «Surgido en los países económicamente desarrollados, este proceso ha implicado por su naturaleza a todas las economías. Ha sido el motor principal para que regiones enteras superaran el subdesarrollo y es, de por sí, una gran oportunidad. Sin embargo, sin la guía de la caridad en la verdad, este impulso planetario puede contribuir a crear riesgo de daños hasta ahora desconocidos y nuevas divisiones en la familia humana» (Benedicto XVI, CiV). Cuando nos compramos unos vaqueros baratos no nos deben dejar indiferentes las circunstancias en las que han sido producidos, si los trabajadores han recibido o no un salario justo. El destino de todos es importante. No nos puede dejar indiferente la necesidad de ninguna persona. En el nivel político es necesaria una «verdadera autoridad política mundial» (Benedicto XVI, CiV), que se preocupe de que se alcance un equilibrio justo entre los hombres de los países ricos y los de los países subdesarrollados. Con mucha frecuencia estos últimos están excluidos de las ventajas de la globalización económica y sólo les toca soportar las cargas.


447 ¿Es la globalización una tarea sólo de la política y la economía?


Antes existía la idea de un reparto de funciones: la economía debía ocuparse de aumentar la riqueza, y la política, de su justa distribución. En la era de la globalización, sin embargo, los beneficios se logran a nivel global, mientras que la política queda limitada a las fronteras de los Estados. Por eso hoy no sólo es necesario el fortalecimiento de las instituciones políticas supraestatales, sino también la iniciativa de personas y grupos sociales que se dediquen a la economía en las regiones más pobres del mundo, no en primer lugar a causa del beneficio, sino partiendo de un espíritu de solidaridad y de caridad. Junto al mercado y al Estado es necesaria una sociedad civil fuerte. En el mercado se intercambian prestaciones equivalentes y contraprestaciones. Pero en muchas regiones del mundo las personas son tan pobres que no pueden ofrecer nada para el trueque y así son cada vez más dependientes. Por eso son necesarias iniciativas económicas que no estén regidas por la «lógica del intercambio» sino por la «lógica del don sin contrapartida» (Benedicto “XVI, CiV). En ellas no se trata de dar a los pobres una mera limosna, sino, en el sentido de la autoayuda, de abrirles caminos para la libertad económica. Existen iniciativas cristianas, como, por ejemplo, el proyecto «economía de la comunión» del Movimiento de los Focolares, que tiene en todo el mundo más de 750 empresas. También hay «empresarios sociales» (social entrepreneurs) no cristianos, que, aunque se orientan al beneficio, trabajan en el espíritu de una «cultura del don» y con la finalidad de mitigar la pobreza y la exclusión.






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